El Estado Islámico coloca a los menores en el centro de su estrategia terrorista
2.000 niños franceses están fichados como potenciales terroristas islamistas
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El contagio y la radicalización islamista se extiende de una forma inquietante entre los niños y adolescentes franceses, convirtiendo algunas escuelas de los suburbios de París y otras grandes ciudades galas en un semillero de terroristas.
Según un informe de los servicios de seguridad citado por el periódico “Le Figaro”, el contagio y radicalización de niños y adolescentes de 12 a 18 años ha crecido un 121 % en los centros escolares de la periferia de algunas de las principales zonas urbanas del país. Según la misma fuente, 1.954 menores de edad, chicos y chicas, están fichados como potencialmente peligrosos. Se trata de un problema policial de nuevo cuño. Durante los últimos seis meses, 37 jóvenes han sido inculpados por delitos relacionados con acciones terroristas y 17 adolescentes franceses han muerto en Siria en territorios controlados por el autodenominado Estado Islámico (Daesh).
“Estos menores franceses son víctimas de una técnica conocida como ‘saturación’”, explica un alto responsable de los servicios antiterroristas galos. “Se trata de niños a menudo con muchos problemas escolares y con familias rotas ligadas al divorcio de los padres. Estos menores en situación de desequilibro personal son abordados en la calle por un compañero de un compañero que, empáticamente, les proporciona falsas esperanzas. Esta persona suele ser la que ofrece a los menores el hashtag encriptado de la red de mensajería instantánea Telegram que les permite ponerse en contacto con los reclutadores del autodenominado Estado Islámico que se encuentran en Siria, pero también en Francia”.
“Una vez contactados y llevados a lugares seguros”, añade este investigador, “los menores son sometidos a un ‘lavado de cerebro’ intenso por parte de los ‘gurus’ del Daesh. Les muestran vídeos de propaganda de captación y, sobre todo, les vigilan y controlan con decenas de mensajes diarios a su móvil. ‘¿Cómo te has vestido?’, ‘¿Qué oraciones has hecho esta mañana?’, ‘¿Con quién te has encontrado?’, ‘¿Has dado la mano a algún hombre hoy?’”.
Los informes con los que trabajan los servicios antiterroristas franceses revelan que las niñas son más numerosas y más factibles de ser radicalizadas que los chicos. Un policía de alto rango, citado por “Le Figaro”, explica esta feminización del reclutamiento terrorista por lo que el mismo define como el “kit de vida”. “Daesh convence a las chicas de que encontrarán a su príncipe encantado en las zonas de combate, con el que podrán fundar una familia para repoblar un Califato onírico y fantasma. Además, las chicas están convencidas de que su condición de mujeres les evitará entrar en zonas de combate”.
A imagen y semejanza de la Alemania crepuscular de 1945, el Estado Islámico se está dando prisa en reclutar a niños y niñas para proseguir su guerra contra los “cruzados” occidentales. “Esto está sucediendo así”, ha explicado el juez antiterrorista Marc Trévidic, “pero de ningún modo debe hacernos creer esta estrategia que el Daesh solamente tiene niños y niñas para organizar sus ataques terroristas. Se sirven de ellos para hacer una ocupación extensa del terreno, pero, además, cuentan con terroristas más profesionales y preparados que pueden provocar daños todavía mucho más graves”.
El contagio y la radicalización islamista se extiende de una forma inquietante entre los niños y adolescentes franceses, convirtiendo algunas escuelas de los suburbios de París y otras grandes ciudades galas en un semillero de terroristas.
Según un informe de los servicios de seguridad citado por el periódico “Le Figaro”, el contagio y radicalización de niños y adolescentes de 12 a 18 años ha crecido un 121 % en los centros escolares de la periferia de algunas de las principales zonas urbanas del país. Según la misma fuente, 1.954 menores de edad, chicos y chicas, están fichados como potencialmente peligrosos. Se trata de un problema policial de nuevo cuño. Durante los últimos seis meses, 37 jóvenes han sido inculpados por delitos relacionados con acciones terroristas y 17 adolescentes franceses han muerto en Siria en territorios controlados por el autodenominado Estado Islámico (Daesh).
“Estos menores franceses son víctimas de una técnica conocida como ‘saturación’”, explica un alto responsable de los servicios antiterroristas galos. “Se trata de niños a menudo con muchos problemas escolares y con familias rotas ligadas al divorcio de los padres. Estos menores en situación de desequilibro personal son abordados en la calle por un compañero de un compañero que, empáticamente, les proporciona falsas esperanzas. Esta persona suele ser la que ofrece a los menores el hashtag encriptado de la red de mensajería instantánea Telegram que les permite ponerse en contacto con los reclutadores del autodenominado Estado Islámico que se encuentran en Siria, pero también en Francia”.
“Una vez contactados y llevados a lugares seguros”, añade este investigador, “los menores son sometidos a un ‘lavado de cerebro’ intenso por parte de los ‘gurus’ del Daesh. Les muestran vídeos de propaganda de captación y, sobre todo, les vigilan y controlan con decenas de mensajes diarios a su móvil. ‘¿Cómo te has vestido?’, ‘¿Qué oraciones has hecho esta mañana?’, ‘¿Con quién te has encontrado?’, ‘¿Has dado la mano a algún hombre hoy?’”.
Los informes con los que trabajan los servicios antiterroristas franceses revelan que las niñas son más numerosas y más factibles de ser radicalizadas que los chicos. Un policía de alto rango, citado por “Le Figaro”, explica esta feminización del reclutamiento terrorista por lo que el mismo define como el “kit de vida”. “Daesh convence a las chicas de que encontrarán a su príncipe encantado en las zonas de combate, con el que podrán fundar una familia para repoblar un Califato onírico y fantasma. Además, las chicas están convencidas de que su condición de mujeres les evitará entrar en zonas de combate”.
A imagen y semejanza de la Alemania crepuscular de 1945, el Estado Islámico se está dando prisa en reclutar a niños y niñas para proseguir su guerra contra los “cruzados” occidentales. “Esto está sucediendo así”, ha explicado el juez antiterrorista Marc Trévidic, “pero de ningún modo debe hacernos creer esta estrategia que el Daesh solamente tiene niños y niñas para organizar sus ataques terroristas. Se sirven de ellos para hacer una ocupación extensa del terreno, pero, además, cuentan con terroristas más profesionales y preparados que pueden provocar daños todavía mucho más graves”.