El irracionalismo, la bobería identitaria, la emotividad manipulada y las ensoñaciones bastardas sobre una presunta patria a la que siempre se otorgan virtudes celestiales, son elementos utilizados demasiado habitualmente para alcanzar todo tipo de finalidades laborales, económicas, financieras, culturales o deportivas, lo que, a su vez, refuerza el carácter monolítico y globalmente aceptado de las patrañas soberanistas.

En este sentido, ya hablamos en su día de cómo una empresa guipuzcoana de repostería no había dudada en lanzar al mercado una línea de “galletas vascas” que incorporaban en el bizcocho, de una forma destacada, el dibujo de un “Lauburu” (cruz de brazos curvilíneos utilizada por el mundo nacionalista como símbolo del “pueblo vasco”). Pues bien, ahora nos llega otra iniciativa en la misma línea que, a través de un popular anuncio televisivo (pueden verlo al final de esta información), apela al valor del “terruño”, de lo “nuestro” y de lo “propio” para, no se lo pierdan,… vender leche.

Lo sorprendente de la campaña publicitaria, adornada con algunos de los rostros más queridos del imaginario nacionalista, no está, como ustedes comprenderán, en que haga apología de un determinado producto apelando a las bonanzas del mismo. Lo auténticamente llamativo estriba en que las virtudes de los productos lácteos en cuestión no se encuentran en su estricta calidad sino que radican, exclusivamente, en que son “de aquí”.

Ya ven, aunque resulte sorprendente, este anuncio de la empresa Kaiku, vale más que miles y miles de sesudas páginas dedicadas a analizar la cuestión de los nacionalismos en general, o sobre el nacionalismo vasco en particular. El mensaje es claro: la enseñanza, la explicación, al análisis racional, la elaborada construcción de ideas, la demostración, el razonamiento y el estudio que deben ir asociados a cualquier propuesta, sea ésta ideológica, política, social, cultural, educativa, económica o comercial, desaparecen cuando se pone en valor la auténtica apelación, el argumento más rotundo o la explicación más convincente que puede darse sobre algo: “Es de aquí”.

Imagínense, por lo tanto, cuál es la altura del debate político e intelectual en el País Vasco cuando una de las principales empresas del territorio recurre a un lema semejante para captar compradores. ¿Alguien se imagina a Google, Ikea, Nokia o Zara clamando a los cuatro vientos que sus productos son los mejores, simplemente, porque son norteamericanos, suecos, finlandeses o españoles?.

En fin.