El fracaso del populismo de derechas en España (I) Apuntes a Yolanda Couceiro Morín
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¿Por qué no tienen éxito los partidos populistas de derecha en España?
En un interesante artículo, Yolanda Couceiro Morín nos ha planteado esta pregunta y cinco posibles causas. Coincido con ella en que hay más factores (1). No pongo en duda esas causas, en primer lugar porque ella, posiblemente la intelectual más importante de ese sector político, sabe del tema mucho más que yo. Ello no es óbice para que como historiador e interesado en la "cosa" política, y desde un punto de vista político deferente, plantee algunos puntos que creo no valora correctamente.
1. 40 AÑOS POR DETRAS DE EUROPA
La causa por la que en materia de inmigración vamos con retraso, no es la que señala. En realidad es más prosaica. España empezó con retraso el proceso de urbanización de su población. Primero había que trasladar a las ciudades una enorme población rural, sin futuro por la mecanización de las tareas agrícolas. Un segundo factor fue digerir laboralmente los nacidos durante el “baby boom” de los sesenta y que llegan a la mayoría de edad durante una dura crisis económica. Cuando se han completado estos procesos, en los años noventa, es cuando empieza la inmigración del Tercer Mundo. Ésta coge fuerza de la mano de Jose María Aznar, quien abre de par en par las puertas, fundamentalmente a hispanoamericanos y ciudadanos de la Europa del Este, para poco a poco ser sustituidos mayoritariamente por musulmanes y africanos.
Respecto a la referencia que hace de las "zonas de sharia", no está mal recordar que España tuvo dos provincias, Ifni y Sáhara, con ciudadanos dotados de DNI, que en muchos aspectos de su vida dependían de tribunales religiosos y se les aplicaba una parte de la sharia. Es decir, de eso ya tenemos un precedente, que supongo que cuando llegue la hora esgrimirán y obtendrán el apoyo de los que ya sabemos.
Sin salirnos del ámbito colonial, la señora Coucerio debería tener en cuenta otro factor. En julio de 1936, al constatar el fracaso del golpe de Estado, los militares sublevados agacharon las orejas y muy modositos acudieron a los nacionalistas marroquíes. Con la única línea roja de la independencia, pidieron diálogo, tender puentes, acuerdos, etc. Pronto llegaron a pactos: presos a la calle, pasta y un alto grado de poder e influencia, empezando para los líderes religiosos. Naturalmente, cuando llegó la oportunidad, por supuesto que les faltó tiempo para cruzar la línea roja y provocar una guerra que costó 300 vidas españolas.
Fue el inicio de la "inquebrantable amistad de España con el mundo árabe" y el confundir la buena vecindad con la bajada de pantalones. Un ejemplo de esto último, tuvo lugar en 1956. Se reeditó el libro del dictador, Diario de una Bandera y se le metió la tijera para quitar aquello que pudiera molestar a los marroquíes (2). Es decir, que tenemos unas administraciones que como tabú intocable tienen desde hace ochenta años como principio el no "meterse en líos con los moros"... al precio que sea.
2.- UN PAÍS CATÓLICO
Le doy plenamente la razón a la señora Couceiro. Efectivamente, el hecho de ser un país católico y la influencia de la Iglesia no está favoreciendo implantación de una política inmigratoria realista y sostenible. No deja de ser curioso que medidas de inmigración normales, habituales en la mayoría de países, empezando por los asiáticos y africanos, sean consideradas como un ataque contra los derechos humanos y hasta calificadas de racistas. Y en primera línea de denuncia de estas medidas, tenemos a la influyente Cáritas, organización controlada directamente por la Conferencia Episcopal.
Y es un asunto más complicado de lo que parece. Según la información que ofrecen, en Madrid y Barcelona alrededor 50% de las personas atendidas por esta benemérita organización son extranjeros y desconocemos cuántos hay nacionalizados. Es decir, podemos estar cerca del 60%. Aún así, desbordados por la atención a un número creciente de foráneos en situación de pobreza y precariedad, Cáritas, en sus documentos, sostiene un radical discurso antiliberal y anticapitalista, defendiendo otra política inmigratoria menos restrictiva. En sus detallados y exhaustivos informes cuando hablan del incremento de la pobreza y la exclusión social ocultan que una parte sustancial de esos incrementos se deben a la llegada de personas del Tercer Mundo a las que no podemos dar trabajo y hoy están saturando sus propios servicios de atención social.
Es decir, de un modo políticamente correcto y radicalmente acientífico, se evita analizar y explicar que ese aumento de inmigrantes/refugiados que defienden (o que al menos de modo resignado), implica en el contexto económico y productivo actual, un aumento de la desigualdad, de la pobreza (general, infantil, energética,…), así como la exclusión social. Un incremento, que a la vez les lleva a exigir más y más y más fondos, que saldrían de "los que más tienen", o sea, la mayoría de nosotros. Aumentos de dinero que suponemos implicarían aumentar la actual plantilla de asalariados de Cáritas, cifrada según la propia web en nada menos que 4.400 personas. En resumen pretenden solucionar un problema como la pobreza y desigualdad, sin estudiar ni analizar el principal factor que incide en su incremento. ¿Se extraña alguien de que varios cuadros de la católica organización sean dirigentes de Podemos?
Al margen de esto, esa cultura católica, en la que todos somos iguales ante Dios y por tanto también ante los hombres, ha llevado a que España sea un país con un número proporcionalmente bajo de racistas. Ante esta realidad, ¿qué han hecho los partidos de ultraderecha?
Uno de los factores del triunfo de Trump y de otras fuerzas similares en Europa ha sido su capacidad para ofrecer una alternativa los inmigrantes asentados definitivamente en sus países. Al fin y al cabo, hay un interés común de fondo: la delincuencia y la inmigración irregular y/o deficientemente regulada, a los primeros que afecta y de un modo más brutal, es a aquellos que llevan más tiempo entre nosotros. Como resultado de una lógica convergencia de intereses en lo básico han conseguido esas fuerzas anti-inmigratorias algunos apoyos o cuando menos la neutralidad de una parte sustancial de esas comunidades. Si los insultados hispanos se hubieran movilizado masivamente, como esperaban los demócratas, Hillary sería presidenta, pero ahí Trump les hizo ver que con las cosas de comer no se juega, con lo que un tercio le votó y el resto se quedó en casa. Y en contra de lo que pretenden algunos, los inmigrantes son muy parecidos a nosotros: también saben votar tapándose la nariz. Ahora respondo a la pregunta que he hecho antes. Los partidos “alt right" de España, más allá de algunas frases huecas, prácticamente no han hecho nada.
Y es que estas fuerzas políticas son expertas a la hora de desaprovechar las oportunidades para combatir una imagen de "racismo". Según las encuestas, un tercio de los musulmanes, sobre todo de segunda y tercera generación, son laicistas o directamente ateos. Una población numéricamente cada vez más importante y desamparada ante las presiones intracomunitarias y familiares y abandonados por los multiculturalistas. Tampoco están presentes en esta batalla por la laicidad decisiva para reducir la presión islamista y que como efecto colateral desgastaría a la izquierda.
El próximo artículo analizaremos los otros tres apuntes.
(1) Para quien esté interesado profundizar en ellos, son recomendables los estudios de Xabier Casals. Desde dentro de este movimiento hay artículos histórico intelectual de ultra derecha Ernesto Mila, en especial sus Ultramemorias.
(2) La versión que podemos encontrar en internet es ésta última, en vez de la de 1922.
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¿Por qué no tienen éxito los partidos populistas de derecha en España?
En un interesante artículo, Yolanda Couceiro Morín nos ha planteado esta pregunta y cinco posibles causas. Coincido con ella en que hay más factores (1). No pongo en duda esas causas, en primer lugar porque ella, posiblemente la intelectual más importante de ese sector político, sabe del tema mucho más que yo. Ello no es óbice para que como historiador e interesado en la "cosa" política, y desde un punto de vista político deferente, plantee algunos puntos que creo no valora correctamente.
1. 40 AÑOS POR DETRAS DE EUROPA
La causa por la que en materia de inmigración vamos con retraso, no es la que señala. En realidad es más prosaica. España empezó con retraso el proceso de urbanización de su población. Primero había que trasladar a las ciudades una enorme población rural, sin futuro por la mecanización de las tareas agrícolas. Un segundo factor fue digerir laboralmente los nacidos durante el “baby boom” de los sesenta y que llegan a la mayoría de edad durante una dura crisis económica. Cuando se han completado estos procesos, en los años noventa, es cuando empieza la inmigración del Tercer Mundo. Ésta coge fuerza de la mano de Jose María Aznar, quien abre de par en par las puertas, fundamentalmente a hispanoamericanos y ciudadanos de la Europa del Este, para poco a poco ser sustituidos mayoritariamente por musulmanes y africanos.
Respecto a la referencia que hace de las "zonas de sharia", no está mal recordar que España tuvo dos provincias, Ifni y Sáhara, con ciudadanos dotados de DNI, que en muchos aspectos de su vida dependían de tribunales religiosos y se les aplicaba una parte de la sharia. Es decir, de eso ya tenemos un precedente, que supongo que cuando llegue la hora esgrimirán y obtendrán el apoyo de los que ya sabemos.
Sin salirnos del ámbito colonial, la señora Coucerio debería tener en cuenta otro factor. En julio de 1936, al constatar el fracaso del golpe de Estado, los militares sublevados agacharon las orejas y muy modositos acudieron a los nacionalistas marroquíes. Con la única línea roja de la independencia, pidieron diálogo, tender puentes, acuerdos, etc. Pronto llegaron a pactos: presos a la calle, pasta y un alto grado de poder e influencia, empezando para los líderes religiosos. Naturalmente, cuando llegó la oportunidad, por supuesto que les faltó tiempo para cruzar la línea roja y provocar una guerra que costó 300 vidas españolas.
Fue el inicio de la "inquebrantable amistad de España con el mundo árabe" y el confundir la buena vecindad con la bajada de pantalones. Un ejemplo de esto último, tuvo lugar en 1956. Se reeditó el libro del dictador, Diario de una Bandera y se le metió la tijera para quitar aquello que pudiera molestar a los marroquíes (2). Es decir, que tenemos unas administraciones que como tabú intocable tienen desde hace ochenta años como principio el no "meterse en líos con los moros"... al precio que sea.
2.- UN PAÍS CATÓLICO
Le doy plenamente la razón a la señora Couceiro. Efectivamente, el hecho de ser un país católico y la influencia de la Iglesia no está favoreciendo implantación de una política inmigratoria realista y sostenible. No deja de ser curioso que medidas de inmigración normales, habituales en la mayoría de países, empezando por los asiáticos y africanos, sean consideradas como un ataque contra los derechos humanos y hasta calificadas de racistas. Y en primera línea de denuncia de estas medidas, tenemos a la influyente Cáritas, organización controlada directamente por la Conferencia Episcopal.
Y es un asunto más complicado de lo que parece. Según la información que ofrecen, en Madrid y Barcelona alrededor 50% de las personas atendidas por esta benemérita organización son extranjeros y desconocemos cuántos hay nacionalizados. Es decir, podemos estar cerca del 60%. Aún así, desbordados por la atención a un número creciente de foráneos en situación de pobreza y precariedad, Cáritas, en sus documentos, sostiene un radical discurso antiliberal y anticapitalista, defendiendo otra política inmigratoria menos restrictiva. En sus detallados y exhaustivos informes cuando hablan del incremento de la pobreza y la exclusión social ocultan que una parte sustancial de esos incrementos se deben a la llegada de personas del Tercer Mundo a las que no podemos dar trabajo y hoy están saturando sus propios servicios de atención social.
Es decir, de un modo políticamente correcto y radicalmente acientífico, se evita analizar y explicar que ese aumento de inmigrantes/refugiados que defienden (o que al menos de modo resignado), implica en el contexto económico y productivo actual, un aumento de la desigualdad, de la pobreza (general, infantil, energética,…), así como la exclusión social. Un incremento, que a la vez les lleva a exigir más y más y más fondos, que saldrían de "los que más tienen", o sea, la mayoría de nosotros. Aumentos de dinero que suponemos implicarían aumentar la actual plantilla de asalariados de Cáritas, cifrada según la propia web en nada menos que 4.400 personas. En resumen pretenden solucionar un problema como la pobreza y desigualdad, sin estudiar ni analizar el principal factor que incide en su incremento. ¿Se extraña alguien de que varios cuadros de la católica organización sean dirigentes de Podemos?
Al margen de esto, esa cultura católica, en la que todos somos iguales ante Dios y por tanto también ante los hombres, ha llevado a que España sea un país con un número proporcionalmente bajo de racistas. Ante esta realidad, ¿qué han hecho los partidos de ultraderecha?
Uno de los factores del triunfo de Trump y de otras fuerzas similares en Europa ha sido su capacidad para ofrecer una alternativa los inmigrantes asentados definitivamente en sus países. Al fin y al cabo, hay un interés común de fondo: la delincuencia y la inmigración irregular y/o deficientemente regulada, a los primeros que afecta y de un modo más brutal, es a aquellos que llevan más tiempo entre nosotros. Como resultado de una lógica convergencia de intereses en lo básico han conseguido esas fuerzas anti-inmigratorias algunos apoyos o cuando menos la neutralidad de una parte sustancial de esas comunidades. Si los insultados hispanos se hubieran movilizado masivamente, como esperaban los demócratas, Hillary sería presidenta, pero ahí Trump les hizo ver que con las cosas de comer no se juega, con lo que un tercio le votó y el resto se quedó en casa. Y en contra de lo que pretenden algunos, los inmigrantes son muy parecidos a nosotros: también saben votar tapándose la nariz. Ahora respondo a la pregunta que he hecho antes. Los partidos “alt right" de España, más allá de algunas frases huecas, prácticamente no han hecho nada.
Y es que estas fuerzas políticas son expertas a la hora de desaprovechar las oportunidades para combatir una imagen de "racismo". Según las encuestas, un tercio de los musulmanes, sobre todo de segunda y tercera generación, son laicistas o directamente ateos. Una población numéricamente cada vez más importante y desamparada ante las presiones intracomunitarias y familiares y abandonados por los multiculturalistas. Tampoco están presentes en esta batalla por la laicidad decisiva para reducir la presión islamista y que como efecto colateral desgastaría a la izquierda.
El próximo artículo analizaremos los otros tres apuntes.
(1) Para quien esté interesado profundizar en ellos, son recomendables los estudios de Xabier Casals. Desde dentro de este movimiento hay artículos histórico intelectual de ultra derecha Ernesto Mila, en especial sus Ultramemorias.
(2) La versión que podemos encontrar en internet es ésta última, en vez de la de 1922.












