Martes, 28 de Octubre de 2025

Actualizada Lunes, 27 de Octubre de 2025 a las 16:35:24 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Carlos Roldán López
Jueves, 26 de Enero de 2017 Tiempo de lectura:

La sonrisa de Artur Mas y la asociación de malhechores

[Img #10634]

 

Este siniestro personaje tiene una peculiar sonrisa que exhibe en los momentos más ridículos y bochornosos de la vida pública. Sonreía cuando abucheaban la bandera nacional, sonreía cuando en el balcón del ayuntamiento de Barcelona se producía la guerra de banderas, viendo a autoridades publicas empujándose... y también sonreía cuando cínicamente ofrecía  a los inmigrantes la regularización de sus papeles si votaban sí al referéndum. No tiene límites morales, como todas las bestias políticas de la historia. El bestialismo político esta asociado a la conciencia del mal en la actuación publica… pero eso es otra historia.

 

En función de qué Código Penal se aplique (ya se sabe, cada partido tiene uno) la actuación de la Generalitat Catalana se asemeja bien a una asociación ilícita -que busca deliberadamente cometer actos ilícitos- o a una asociación de malhechores, si lo que buscan es deliberadamente cometer delitos. A este repúblico le importa muy poco sea una u otra.

 

No voy a caer en la trampa de discutir falsas dicotomías: “si la mayoría piensa que”, “si los territorios tienen derechos”… etc. No son mas que discursos encubridores de una asociación de malhechores que está más pendiente de no ser cazada por la justicia ordinaria que de provocar un debate ideológico. El soberanismo catalán solo es visto con respeto por el Régimen, fuera de España no se ve mas que como una película alfredolandista, como muy bien advierten catalanes cosmopolitas como Isabel Coixet o Loquillo.

 

El “nazionalismo” catalán que tenemos que soportar es la consecuencia directa de no tener en España un régimen democrático, con separación de poderes, sufragio universal activo y pasivo, representación de la nación y mismo valor de los votos con independencia del lugar donde se vote: un hombre, un voto. Bastaría esto para que las bestias políticas fueran irrelevantes.

 

Es obvio, desde las más elementales nociones de primer curso de Ciencia Política, que una cámara de representación de toda la nación como es el Congreso o el Senado debe ser elegida por todos los ciudadanos de la misma en condiciones de igualdad, debe valer lo mismo el voto de un sevillano que de un valenciano. El Régimen actual sería historia si este principal elemento democrático se llevara a la practica y los diputados catalanes serían mucho menos en las Cámaras, haciéndoles imposible chantajear a los gobiernos centrales en minoría, como hacía el poco honorable Pujol.

 

No olvidemos que si el recuento de votos fuera justo, nuestro régimen no existiría… en su actual formulación.

 

Tampoco podrían, aplicando esta elemental idea democrática, estar utilizando las instituciones catalanas. El recuento de votos en las autonomías tampoco es democrático;  si todos los catalanes votaran para la autonomía en una sola circunscripción electoral, ganarían las tesis más cosmopolitas de la Cataluña urbana, en vez de las más provincianas y ruralistas, y ello a pesar del adoctrinamiento desvergonzado de décadas… Los gobiernos en Cataluña no son legítimos, solo legales. La voluntad mayoritaria del pueblo catalán se ve continuamente violada a través del recuento.

 

En cualquier país moderno republicano, utilizar las instituciones del Estado para romper el propio Estado seráa un delito de sedición. La II Republica tuvo el coraje de suspender la autonomía catalana en una situación parecida (aunque le faltó en muchas otras). Son malhechores porque no están tratando de deslegitimar las instituciones del Estado espanol en Cataluña llamando a la abstención o a la no colaboración,  o llamando a la desobediencia civil ante las mismas… están utilizando las instituciones del Estado español para romperlo... No olvidemos que la Generalitat representa al estado español en Cataluña.

 

En un Estado democrático sería totalmente legítimo regular el delito de sedición, aunque quizá ya no haría falta. Los catalinos (no catalanes) que están encaramados al Estado español serían borrados del mapa político de un plumazo de libertad. La que nos falta a todos los españoles. No son más que los hijos del pacto con la Dictadura.

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.