Homenaje en Vitoria
La sociedad vasca tarda 50 años en reconocer el daño causado a las víctimas del terrorismo
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Cuando el próximo año se cumplirán cincuenta años del primer asesinato de la banda terrorista ETA (el del guardia civil José Antonio Pardines), y con motivo del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo, la plaza de la Virgen Blanca de Vitoria ha acogido una concentración en la que algunos de los sectores más representativos de la sociedad vasca han querido mostrar, con casi medio siglo de ratraso, su unidad en torno al reconocimiento de las víctimas.
En el acto organizado por el Gobierno vasco (PNV-PSE) se ha insistido en el “reto estratégico” de vincular memoria y futuro, de forma que “la memoria crítica del pasado se proyecte en la construcción de la convivencia”. Esta ha sido la esencia del mensaje leído por el presidente del Consejo de Participación de Víctimas del Terrorismo, José Luis de la Cuesta. esente y futuro.
En el acto, liderado por el lehendakari Iñigo Urkullu, han estado presentes diversos consejeros del Gobierno autónomico. También han mostrado su apoyo entidades e instituciones relacionadas como el mundo de la cultura, abogacía, ámbito empresarial, medios de comunicación, universidad, ayuntamientos, diputaciones o el propio Parlamento vasco.
En el mensaje leído por José Luis de la Cuesta se ha trasladado el reconocimiento de la sociedad y las instituciones “al inmenso sufrimiento que padecieron” las víctimas. “Las familias de las víctimas asesinadas y todas las víctimas deben saber que no hay nada que justifique lo que sufrieron, que nada tiene un valor mayor que su dignidad humana”, se aseguraba en la declaración. En ella, se ha puesto de manifiesto la necesidad de vincular esta mirada al pasado con el futuro, de forma que este reconocimiento de las víctimas “tenga su papel” en el camino que queda por recorrer “juntos”. Así, en el documento se apuesta por que las políticas de víctimas recojan el enfoque de “una mirada crítica del pasado que se proyecte en la construcción de la convivencia y el futuro, y que busque la unidad entre víctimas y sociedad, y la unidad de las distintas sensibilidades políticas en la solidaridad con las víctimas”.
Cuando el próximo año se cumplirán cincuenta años del primer asesinato de la banda terrorista ETA (el del guardia civil José Antonio Pardines), y con motivo del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo, la plaza de la Virgen Blanca de Vitoria ha acogido una concentración en la que algunos de los sectores más representativos de la sociedad vasca han querido mostrar, con casi medio siglo de ratraso, su unidad en torno al reconocimiento de las víctimas.
En el acto organizado por el Gobierno vasco (PNV-PSE) se ha insistido en el “reto estratégico” de vincular memoria y futuro, de forma que “la memoria crítica del pasado se proyecte en la construcción de la convivencia”. Esta ha sido la esencia del mensaje leído por el presidente del Consejo de Participación de Víctimas del Terrorismo, José Luis de la Cuesta. esente y futuro.
En el acto, liderado por el lehendakari Iñigo Urkullu, han estado presentes diversos consejeros del Gobierno autónomico. También han mostrado su apoyo entidades e instituciones relacionadas como el mundo de la cultura, abogacía, ámbito empresarial, medios de comunicación, universidad, ayuntamientos, diputaciones o el propio Parlamento vasco.
En el mensaje leído por José Luis de la Cuesta se ha trasladado el reconocimiento de la sociedad y las instituciones “al inmenso sufrimiento que padecieron” las víctimas. “Las familias de las víctimas asesinadas y todas las víctimas deben saber que no hay nada que justifique lo que sufrieron, que nada tiene un valor mayor que su dignidad humana”, se aseguraba en la declaración. En ella, se ha puesto de manifiesto la necesidad de vincular esta mirada al pasado con el futuro, de forma que este reconocimiento de las víctimas “tenga su papel” en el camino que queda por recorrer “juntos”. Así, en el documento se apuesta por que las políticas de víctimas recojan el enfoque de “una mirada crítica del pasado que se proyecte en la construcción de la convivencia y el futuro, y que busque la unidad entre víctimas y sociedad, y la unidad de las distintas sensibilidades políticas en la solidaridad con las víctimas”.