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La Tribuna del País Vasco
Sábado, 02 de Marzo de 2019 Tiempo de lectura:

El Parlamento europeo se convierte en una amenaza para la libertad de expresión: ahora trata de decirnos lo que debemos leer, escribir, opinar...

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En una campaña publicitaria (ver abajo) que provoca auténtica vergüenza ajena, el Parlamento Europeo, una de las instituciones más opacas del viejo del continente, se permite aleccionar a los ciudadanos para que distingan "entre las noticias falsas y las verdaderas". Para ello, el Parlamento Europeo proporciona una serie de "recomendaciones" que solamente provocarían carcajadas si, en el fondo, no revelaran dos cuestiones trascendentales: que la alianza entre la élite política y los medios de comunicación mainstream, alimentada por poderosos flujos económicos, ha acabado con la prensa libre y que, definitivamente, los electos europeos han creado, con nuestros impuestos, un mundo paralelo opaco a la realidad cotidiana y al más elemental sentido común.

 

En su ridículo catecismo para evitar las presuntas "fake news", el Parlamento europeo recomienda "comprobar los medios", indagando "sobre quién está detrás de éstos y sobre "quién los financia". Detalles muy positivos éstos, sobre todo, si los grandes medios de comunicación referenciales, "respetables" según la terminología del Parlamento europeo, se suman a la petición y comienzan todos ellos a revelar sus cuentas y el nombre de sus auténticos propietarios. Todos nos llevaríamos muchas sorpresas, incluso el Parlamento Europeo.

 

Los sesudos propagandistas del Parlamento Europeo olvidan, además, que, a lo largo de esta última década, y especialmente a partir del momento en que la gran mayoría de medios de comunicación quebraron económicamente por la irrupción de Internet, los mayores difusores de noticias falsas han sido lo que ellos denominan medios "respetables" y de "larga tradición" como "The New York Times", la "BBC" (con directivos pederastas incluidos), "El País", "Le Monde", "Financial Times" o "The Washington Post", entre otros muchos. Calificar hoy a estos medios, que un día fueron importantes y creíbles, como "respetables" es un mal chiste que solamente puede hacer gracia a quienes tantos favores deben, y tantas deudas tratan de cobrar, de esos mismos medios.

 

Dice también el Parlamento Europeo que hay que comprobar la fiabilidad de los periodistas. Cierto. Para ello, el propio Parlamento debería comenzar a legislar para evitar el anonimato en Internet y haría bien en comenzar a explica a los ciudadanos cuáles son los flujos económicos (publicidad, subvenciones, ayudas, viajes esponsorizados, etc) que mantienen las instituciones europeas con los medios de comunicación y periodistas a los que llaman "respetables". Esto también ayudaría de una forma trascendental a comprobar la veracidad o falsedad de ciertas informaciones.

 

Por si todo esto fuera poco, el Parlamento Europeo dice que "si un evento es real, los principales medios de comunicación lo cubrirán". Eventos que, según esta teoría abracadabrante, no son reales: islamización de Europa, terrorismo islamista en Europa, aumento de las violaciones y de las agresiones sexuales en Europa, existencia de no-go zones en Europa, llegada de terroristas islamistas entre los refugiados que se acercan a Europa, existencia de una corriente de extrema izquierda financiada por países como Venezuela o Irán que trata de acabar con las democracias liberales europeas, etc. En relación a todos estos temas, y tantos otros, los medios "respetables" tardaron meses en comenzar a informar ligeramente. De hecho, todavía hay medios "respetables" que continúan describiendo los ataques terroristas islamistas como si fueran los comportamientos errados de un puñado de "desquilibrados", de unos pobres "miserables" o, simplemente, de malos conductores que conducen camiones asesinos.

 

Probablemente, desde la II Guerra Mundial Occidente no ha vivido un ataque tan feroz contra la libertad de expresión como el que estamos viviendo en el presente. Hoy, ya no es necesario prohibir la publicación de una información. Todo es más sofisticado, pero no menos totalitario, y se trata de acallar la información y la opinión discrepante acusando a los periodistas y a los intelectuales libres, no amamantados por el dinero derrochado de las instituciones públicas, de "mentirosos", de "ultraderechistas", de "islamófobos" o, simplemente, de "homófobos".

 

Que se queden en el Parlamento europeo con sus medios "respetables"... que continúen así, aleccionando totalitariamente sobre lo que los ciudadanos europeos debemos pensar, decir, escribir, leer y opinar, y dentro de poco no tendrán Parlamento sobre el que aposentar sus ilustres y generalmente inútiles posaderas, pues el "Brexit" se habrá convertido, merecidamente y más pronto que tarde, en "Euroexit".

 

Por cierto, este artículo, sí esta firmado.

 

¿Quieres estar bien informado? Aprende a distinguir noticias falsas de información de calidad! Día Internacional de la #LibertadDePrensapic.twitter.com/vjNI9TeOAO

— Parlamento Europeo (@Europarl_ES) 3 de mayo de 2017

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