¿Qué nos aportan los políticos?
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En esta pregunta se encierran todas las perversiones del sistema democrático. Y es que una vez más señalo que la democracia -gobierno del pueblo y para el pueblo- ha sido capturada por la partitocracia, residencia y empresa de la denominada clase política.
Viene a cuento del debate -a cara de perro- que sostuvieron los tres aspirantes a la secretaría general del PSOE. Claro que debemos hacer un introito a tal escenificación. ¿De dónde vienen los aspirantes a la silla gestatoria de los socialistas?. ¿Qué grado de preparación pueden presentar ante la sociedad civil?. ¿Qué lugar ocuparían en la sociedad civil si no se hubieran dedicado a la política?. Tras un largo periplo dedicado a la política, estoy en condiciones de señalar dos hechos aterradores para un demócrata. Los actuales dirigentes del socialismo español, apenas serían relevantes tanto en el sector público como en el sector privado. La ausencia de cultura, la pereza intelectual, el objetivo de servirse del poder, la absoluta falta de capacidad para crear, emocionar, cambiar el mundo, les hace irrelevantes, cuando no meros títeres en la función que manejan las manos de los actuales poderes fácticos.
Conozco al ex parlamentario vasco López. Conozco a su hombre de confianza, gallego de Ourense, el oportunista Adolfo Ares. Todos sabemos que su discurso de unidad es una manera de llamar la atención en plena reyerta, una fórmula que evita tener que exponer su programa para la sociedad. Desde el primer momento apostó por convertirse en el hombre bisagra que decantara la votación y así estar en el machito del que gane. Tuvo la picardía de hacer la pregunta mediática. ¿Pedro, que es para ti la nación?. Me hubiera encantando que Pedro hubiera sido gallego y le hubiera contestado. ¡Lo mismo que para ti!. Y todos tan contentos...
Sánchez ha hecho lo que cuentan hizo Don Rodrigo tras el juramento de Santa Gadea. Pero en su currículo sólo hay como en la canción "sabor a derrota y a miel". Es un hombre que se presenta bien. Busca la imagen televisiva. Nadie mejor que tal varón para interpretar la pieza teatral contra la derechona y por la auténtica izquierda. ¿Qué izquierda?. ¿Qué sabemos de tal proyecto?. ¿Además de echar a los viejos fantasmas de la derecha presuntamente corrupta, carca, cañí, austericida para con el pueblo, qué aporta?. ¿Cómo piensa comportarse en la UE, cómo piensa resolver el problema de la sostenibilidad de las pensiones, cómo se comportará con las entidades financieras y las grandes compañías que manejan el mercado laboral?. ¿Cómo piensa desarrollar ese Estado Federal?. ¿Con más asimetría y desigualdad?
Díaz es la sonrisa mofletuda. Manejó a su antojo una reyerta fratricida televisada en directo. Maneja con mando a distancia lo que sigue siendo en partitocracia, la fontanería, y así la gestora esperó hasta que la sureña decide presentarse a la secretaría general. No importa que el país esté hecho unos zorros y a la deriva sin instituciones legislativas. Ahora pretende mantener el reino Al Ándalus que le da seguridad de poltrona, y al mismo tiempo mandar desde Madrid. En una palabra, ser como el Espíritu Santo. Para ello, deberíamos saber quiénes serán sus validos.
Lo peor de todo es comprobar cómo los jarrones chinos -ex presidentes y ex secretarios generales- han tomado partido en la Carlistada. Muy malos deben ser algunos y mucho tienen que temer a que Podemos ocupe el centro del espacio para la izquierda de toda la vida. ¿Y si tras el 21-M los que pierdan deciden escindirse?. ¿De qué habrán servido aquellas maniobras de Guerra para juntar a todos los socialistas del paso transitorio a la democracia?. Y conste que me hace ilusión recuperar a partidos como aquel PSP del profesor Tierno y sus intelectuales procedentes de la sociedad civil, entre los que estuvo mi padre. Pero, ¿dónde están Bono, Fuejo, Morodo, Castellano...? Se los ha llevado la distancia y el tiempo.
La política es el arte de gobernar. Gobernar es resolver los problemas de la sociedad. Para gobernar es preciso ser culto y decente. La cultura del gobernante es el contenido de su zurrón cuando decide someterse a la condición de servidor público. La decencia es el núcleo intangible de la moral y la ética que debe poseer el aspirante a ser representante del pueblo. Desgraciadamente, una vez agotada la etapa del servicio militar obligatorio, dónde se ascendía por escalafón temporal, llegan los mediocres y convierten los partidos políticos en un ejército de chusqueros que deben obediencia a los superiores.
Lo malo es que aunque nosotros "pasemos" de la política, la política no se detiene, sigue siendo el entorno dónde vivimos. Bien es cierto que hay mucho que perder, si desde una carrera brillante en la sociedad civil, alguien es tan romántico como para meterse en el pantano lleno de serpientes y cocodrilos. De hecho, lo peor que puede ser un novicio de la política es: brillante, generoso, sincero, creativo... Con tales herramientas será pasto de las pirañas.
Habría que hacer un esfuerzo real para legislar la refundación de la democracia. Y para ello, no basta con aspirar a cambios en la Constitución Española, incluso en los Reglamentos de las Cámaras Legislativas. Hay que revisar a fondo la ley de Partidos Políticos. Como funcionan, se financian, ofrecen transparencia, garantizan la participación, sancionan la corrupción, como se relacionan con el poder judicial y los poderes económicos...
Para conocer mejor la relación causa-efecto de las mala praxis del político, recomiendo leer la obra de algunos sociólogos. Me quedo especialmente con Juan José Linz de nacionalidad española, aunque nacido en Alemania y habiendo desarrollado su obra en la Universidad de Yale. Premio Príncipe de Asturias 1987. Recomiendo algunos títulos: "El sistema de partidos en España"; "Atlas electoral del País Vasco y Navarra"; "Conflicto en Euskadi".
Y para mejor proveer, recomiendo repasar la obra y el pensamiento político de Michel Rocard. Con una frase sobre cuyo contenido deberían reflexionar los socialistas españoles. "No existe la fatalidad del fracaso de la izquierda, el cambio pasa por la reforma, no por la ruptura" -1978- Por cierto, como Jefe del Gobierno, institucionalizó el salario mínimo y un impuesto especial para garantizar la Seguridad Social.
En esta pregunta se encierran todas las perversiones del sistema democrático. Y es que una vez más señalo que la democracia -gobierno del pueblo y para el pueblo- ha sido capturada por la partitocracia, residencia y empresa de la denominada clase política.
Viene a cuento del debate -a cara de perro- que sostuvieron los tres aspirantes a la secretaría general del PSOE. Claro que debemos hacer un introito a tal escenificación. ¿De dónde vienen los aspirantes a la silla gestatoria de los socialistas?. ¿Qué grado de preparación pueden presentar ante la sociedad civil?. ¿Qué lugar ocuparían en la sociedad civil si no se hubieran dedicado a la política?. Tras un largo periplo dedicado a la política, estoy en condiciones de señalar dos hechos aterradores para un demócrata. Los actuales dirigentes del socialismo español, apenas serían relevantes tanto en el sector público como en el sector privado. La ausencia de cultura, la pereza intelectual, el objetivo de servirse del poder, la absoluta falta de capacidad para crear, emocionar, cambiar el mundo, les hace irrelevantes, cuando no meros títeres en la función que manejan las manos de los actuales poderes fácticos.
Conozco al ex parlamentario vasco López. Conozco a su hombre de confianza, gallego de Ourense, el oportunista Adolfo Ares. Todos sabemos que su discurso de unidad es una manera de llamar la atención en plena reyerta, una fórmula que evita tener que exponer su programa para la sociedad. Desde el primer momento apostó por convertirse en el hombre bisagra que decantara la votación y así estar en el machito del que gane. Tuvo la picardía de hacer la pregunta mediática. ¿Pedro, que es para ti la nación?. Me hubiera encantando que Pedro hubiera sido gallego y le hubiera contestado. ¡Lo mismo que para ti!. Y todos tan contentos...
Sánchez ha hecho lo que cuentan hizo Don Rodrigo tras el juramento de Santa Gadea. Pero en su currículo sólo hay como en la canción "sabor a derrota y a miel". Es un hombre que se presenta bien. Busca la imagen televisiva. Nadie mejor que tal varón para interpretar la pieza teatral contra la derechona y por la auténtica izquierda. ¿Qué izquierda?. ¿Qué sabemos de tal proyecto?. ¿Además de echar a los viejos fantasmas de la derecha presuntamente corrupta, carca, cañí, austericida para con el pueblo, qué aporta?. ¿Cómo piensa comportarse en la UE, cómo piensa resolver el problema de la sostenibilidad de las pensiones, cómo se comportará con las entidades financieras y las grandes compañías que manejan el mercado laboral?. ¿Cómo piensa desarrollar ese Estado Federal?. ¿Con más asimetría y desigualdad?
Díaz es la sonrisa mofletuda. Manejó a su antojo una reyerta fratricida televisada en directo. Maneja con mando a distancia lo que sigue siendo en partitocracia, la fontanería, y así la gestora esperó hasta que la sureña decide presentarse a la secretaría general. No importa que el país esté hecho unos zorros y a la deriva sin instituciones legislativas. Ahora pretende mantener el reino Al Ándalus que le da seguridad de poltrona, y al mismo tiempo mandar desde Madrid. En una palabra, ser como el Espíritu Santo. Para ello, deberíamos saber quiénes serán sus validos.
Lo peor de todo es comprobar cómo los jarrones chinos -ex presidentes y ex secretarios generales- han tomado partido en la Carlistada. Muy malos deben ser algunos y mucho tienen que temer a que Podemos ocupe el centro del espacio para la izquierda de toda la vida. ¿Y si tras el 21-M los que pierdan deciden escindirse?. ¿De qué habrán servido aquellas maniobras de Guerra para juntar a todos los socialistas del paso transitorio a la democracia?. Y conste que me hace ilusión recuperar a partidos como aquel PSP del profesor Tierno y sus intelectuales procedentes de la sociedad civil, entre los que estuvo mi padre. Pero, ¿dónde están Bono, Fuejo, Morodo, Castellano...? Se los ha llevado la distancia y el tiempo.
La política es el arte de gobernar. Gobernar es resolver los problemas de la sociedad. Para gobernar es preciso ser culto y decente. La cultura del gobernante es el contenido de su zurrón cuando decide someterse a la condición de servidor público. La decencia es el núcleo intangible de la moral y la ética que debe poseer el aspirante a ser representante del pueblo. Desgraciadamente, una vez agotada la etapa del servicio militar obligatorio, dónde se ascendía por escalafón temporal, llegan los mediocres y convierten los partidos políticos en un ejército de chusqueros que deben obediencia a los superiores.
Lo malo es que aunque nosotros "pasemos" de la política, la política no se detiene, sigue siendo el entorno dónde vivimos. Bien es cierto que hay mucho que perder, si desde una carrera brillante en la sociedad civil, alguien es tan romántico como para meterse en el pantano lleno de serpientes y cocodrilos. De hecho, lo peor que puede ser un novicio de la política es: brillante, generoso, sincero, creativo... Con tales herramientas será pasto de las pirañas.
Habría que hacer un esfuerzo real para legislar la refundación de la democracia. Y para ello, no basta con aspirar a cambios en la Constitución Española, incluso en los Reglamentos de las Cámaras Legislativas. Hay que revisar a fondo la ley de Partidos Políticos. Como funcionan, se financian, ofrecen transparencia, garantizan la participación, sancionan la corrupción, como se relacionan con el poder judicial y los poderes económicos...
Para conocer mejor la relación causa-efecto de las mala praxis del político, recomiendo leer la obra de algunos sociólogos. Me quedo especialmente con Juan José Linz de nacionalidad española, aunque nacido en Alemania y habiendo desarrollado su obra en la Universidad de Yale. Premio Príncipe de Asturias 1987. Recomiendo algunos títulos: "El sistema de partidos en España"; "Atlas electoral del País Vasco y Navarra"; "Conflicto en Euskadi".
Y para mejor proveer, recomiendo repasar la obra y el pensamiento político de Michel Rocard. Con una frase sobre cuyo contenido deberían reflexionar los socialistas españoles. "No existe la fatalidad del fracaso de la izquierda, el cambio pasa por la reforma, no por la ruptura" -1978- Por cierto, como Jefe del Gobierno, institucionalizó el salario mínimo y un impuesto especial para garantizar la Seguridad Social.