Ideología de género: Manual de uso
Un hombre acusado de maltratar a su pareja decide cambiar de sexo durante su proceso de divorcio y podría obtener una pena más benigna
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En un proceso de divorcio en el que está trabajando, el abogado vizcaíno Iñigo Urien Azpitarte defiende a un cliente al que su pareja ha denunciado por maltrato psicológico en varias ocasiones. Lo novedoso del caso es que el acusado ha iniciado los trámites para cambiarse de sexo. De hecho, y segun informa el diario “El Correo”, el demandado, con un DNI en el que figura ya su identidad femenina y con el proceso físico de reasignación de sexo en marcha, ha pasado a ser ante los tribunales una mujer acusada por otra mujer (su antigua esposa).
El cliente de Urien, ahora mujer, tiene 48 años y trabaja como bombero. Su expareja, que es administrativa, presentó varias denuncias contra su entonces marido por maltrato psicológico, y pidió el divorcio.
Pero la gran pregunta se plantea cuando durante la batalla judicial el exmarido inicia un proceso de reasignación de sexo. Para su abogado, este hecho debería tener una repercusión en el proceso. Tal y como explica en diferentes medios, “mi criterio es que no se le puede aplicar la legislación de violencia de género porque tiene diagnosticada una disforia de género. En caso contrario, no podría cambiar su nombre y sexo en el registro, además de que no se le hubiera prescrito el tratamiento hormonal”. Y añade: “la violencia de género es un delito que comete un hombre sobre una mujer con la que ha mantenido una relación. Si no existe ese vínculo es agresión, con penas menos duras. La clave del caso es determinar desde cuándo el acusado es mujer”.
En un proceso de divorcio en el que está trabajando, el abogado vizcaíno Iñigo Urien Azpitarte defiende a un cliente al que su pareja ha denunciado por maltrato psicológico en varias ocasiones. Lo novedoso del caso es que el acusado ha iniciado los trámites para cambiarse de sexo. De hecho, y segun informa el diario “El Correo”, el demandado, con un DNI en el que figura ya su identidad femenina y con el proceso físico de reasignación de sexo en marcha, ha pasado a ser ante los tribunales una mujer acusada por otra mujer (su antigua esposa).
El cliente de Urien, ahora mujer, tiene 48 años y trabaja como bombero. Su expareja, que es administrativa, presentó varias denuncias contra su entonces marido por maltrato psicológico, y pidió el divorcio.
Pero la gran pregunta se plantea cuando durante la batalla judicial el exmarido inicia un proceso de reasignación de sexo. Para su abogado, este hecho debería tener una repercusión en el proceso. Tal y como explica en diferentes medios, “mi criterio es que no se le puede aplicar la legislación de violencia de género porque tiene diagnosticada una disforia de género. En caso contrario, no podría cambiar su nombre y sexo en el registro, además de que no se le hubiera prescrito el tratamiento hormonal”. Y añade: “la violencia de género es un delito que comete un hombre sobre una mujer con la que ha mantenido una relación. Si no existe ese vínculo es agresión, con penas menos duras. La clave del caso es determinar desde cuándo el acusado es mujer”.