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Javier Salaberria
Jueves, 08 de Junio de 2017 Tiempo de lectura:

No rezarán por sus almas

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El Consejo Musulmán Británico - Muslim Council of Britain- informa estos días en su página oficial que más de 130 imanes y líderes religiosos, de distintas procedencias y escuelas, rechazan realizar la oración de funeral para los atacantes de los recientes atentados terroristas de Londres, algo que no tiene precedentes en Gran Bretaña.


En efecto, estos líderes de la comunidad musulmana de todos los rincones de la isla han emitido un comunicado público condenando el reciente ataque terrorista de Londres, trasladando su dolor por el sufrimiento de las víctimas y sus allegados. En una iniciativa sin precedentes, han rechazado realizar la tradicional oración de funeral por los terroristas –algo que se hace por cualquier musulmán sin tener en cuenta sus acciones-, y además han hecho un llamamiento a otros musulmanes para que tampoco lo hagan. Afirman: “Consecuentemente y a la luz de todos los principios esenciales del Islam, no realizaremos la oración islámica del funeral a favor de los perpetradores y hacemos un llamamiento a otros imanes y autoridades religiosas a desautorizar tal privilegio. Esto es porque este tipo de acciones indefendibles están completamente en contradicción con las elevadas enseñanzas del Islam.”


Los líderes de las comunidades musulmanas de Gran Bretaña han sido firmes a la hora de condenar el terrorismo, más recientemente los ataques de Manchester y Londres, que han calificado de “actos atroces”. “Como musulmanes sentimos el mismo dolor que siente el resto de la nación”, afirman. “Estamos conmocionados y profundamente doloridos por estos asesinatos a sangre fría… Estamos profundamente heridos porque nuevamente estos ataques de terror que se han cometido en nuestro país han sido perpetrados por asesinos que reivindican tener legitimidad religiosa para sus acciones. Nosotros afirmamos y aclaramos que estas acciones reprobables no cuentan ni con nuestra legitimación ni con nuestra simpatía. Aunque en cualquier momento esta violencia sin sentido es inaceptable, todavía lo es más en Ramadán, cuando los musulmanes de todo el mundo se centran en su devoción, su oración, su caridad y en cultivar el buen carácter. Esto demuestra lo profundamente desviados y alejados que están los terroristas de la fe que dicen defender, y el desprecio absoluto que tienen hacia los valores que ésta representa.”


El comunicado continúa del modo siguiente:

 

“Junto a nuestros amigos y vecinos, lloramos este ataque a nuestro hogar, nuestra sociedad y nuestro pueblo, y sentimos dolor por el sufrimiento de las víctimas y sus familias. Le pedimos a Dios para que los perpetradores sean juzgados de acuerdo con la gravedad de sus crímenes en el más allá. Sus actos y el rechazo voluntario de nuestros principios religiosos los aleja de cualquier asociación con nuestra comunidad para quien la inviolabilidad de toda vida humana es un principio fundamental (Corán 5: 32). Estos viles asesinatos pretenden dividir nuestra sociedad e instaurar el miedo, pero estamos seguros de que no lo van a lograr. Imploramos a todos por mantener la unidad: somos una comunidad. Frente a tan desastrosa cobardía por parte de los terroristas, debemos mantener el amor y la compasión. Estos criminales ensucian el nombre de nuestra religión y de nuestro Profeta, el cual fue enviado para ser una Misericordia para toda la Creación. Felicitamos a nuestros servicios policiales y de emergencia –con los que estamos hombro con hombro- por su rápida respuesta, llegando al escenario a riesgo de sus propias vidas para proteger a las víctimas y a los ciudadanos. Su respuesta ejemplifica el coraje, la humanidad y el honor que debemos exhibir en tiempos tan difíciles. Rezamos por la paz y la unidad, y por todas las víctimas del terror tanto de nuestro hogar como del resto del mundo, que han sido atacadas con independencia de su fe.”


Desde el punto de vista estrictamente religioso, esta medida del Consejo Musulmán Británico puede ser una decisión discutible, dado que como los propios ulema dicen en su comunicado, el derecho de la oración de funeral que todo difunto musulmán tiene es inalienable, incluso para aquellos musulmanes que hayan cometido crímenes capitales y hayan sido condenados a muerte por ello. De hecho, el reo tiene derecho a hacer su oración (dos postraciones) antes de ser ejecutado.

 

Sin embargo, sí que existe una excepción: el apóstata traidor al Islam ya no es considerado musulmán, por lo que pierde esos privilegios. Creo que sin dar demasiados detalles, el Consejo Musulmán Británico viene a decir: Puesto que no son musulmanes, no pueden beneficiarse de sus privilegios.

 

Pero, haciendo de abogado del diablo –nunca mejor expresado- yo preguntaría: ¿Qué crimen no te saca automáticamente del Islam? Quizás aquellos que una vez cometidos en un acto de locura encuentran después el arrepentimiento del culpable, aunque no su perdón. Está claro que no cabe arrepentimiento en un suicida, y que lo que hacen estos terroristas no es fruto de una locura transitoria sino de una alevosa preparación bien planificada para amplificar al máximo el daño y el terror y que, para más vileza, se cubre con un pútrido manto de legitimidad religiosa. Eso no sólo te saca del Islam de ipso facto, sales también del propio género humano y te transformas e un demonio mutante.


Lo que sí cabe aplaudir como declaración, aunque habrá que comprobar si en la calle eso sucede así o es sólo mera retórica, es el hecho de hablar de “nuestro hogar, nuestra sociedad y nuestro pueblo” y también de “nuestra nación”. No cabe duda que hay muchos niveles de desintegración en las distintas comunidades emigradas a lo largo de varios siglos en Europa. Probablemente el de las comunidades musulmanas de Gran Bretaña no sea el peor. La desintegración no es inherente a la religión o a la cultura, sino a la desigualdad. Ya ven, Londres tiene un alcalde musulmán de origen paquistaní, y no todos los terroristas son emigrantes ni refugiados, los hay autóctonos, como bien sabemos en nuestra propia patria. La clave de todo es la desigualdad, que no debe ser entendida exclusivamente en términos económicos, sino desigualdad en oportunidades y poder, en educación, en acceso al trabajo –no como mera forma de obtener ingresos sino como medio de socialización y de realización personal- etc… El relato del desigual suele refugiarse en la diferencia: soy negro, soy musulmán, soy gitano, soy extranjero… Pero no deja de ser un relato de ficción. Lo mismo ocurre con la población de referencia pero en sentido contrario: es negro, es musulmán, es gitano, es extranjero… En vez de pensar, está siendo excluido como persona dentro del cuerpo social. Eso es sembrar tormentas.


¡Qué manía tenemos de ver siempre colectivos en vez de personas! No se integran colectivos, se integran personas. Personas que forman familias en torno a un proyecto vital y a un trabajo, no en torno a unas creencias o a una pertenencia étnica. Y esas personas se sentirán más o menos a gusto siendo británicos, franceses o españoles en función de que sientan como suyo  “nuestro hogar, nuestra sociedad y nuestro pueblo”.


¿No los queremos porque no se integran… o no se integran porque no los queremos?
 

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