Jueves, 02 de Octubre de 2025

Actualizada Miércoles, 01 de Octubre de 2025 a las 16:11:43 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Ernesto Ladrón de Guevara
Lunes, 03 de Julio de 2017 Tiempo de lectura:

Agrupémonos todos en la lucha final sin saber hacia dónde vamos

[Img #11734]

 

¿Y se alcen los pueblos con valor por “la Internacional”?, ¿Pero esta gente sabe algo de lo que dice?


El lema y el mensaje únicos de Pedro y Pablo son “acabemos con Rajoy, echemos al PP del poder” y devolvamos el poder al pueblo. En definitiva, tenemos un panorama parecido al de los años 30 del siglo XX pero en un contexto que en poco se le parece. El objetivo que se nos anuncia es el de bloquear al partido de Rajoy en su labor de gobierno, y agrupar todo tipo de siglas y proyectos sin fundamento y de lo más dispar para dar un vuelco a la situación, pero sin ninguna idea sólida ni ningún proyecto que se pueda calificar como viable y de solidez. Nada que tenga algún parecido con políticas constructivas.


La política con mayúsculas significa la unión patriótica de los ciudadanos para sacar al país adelante y atajar los principales problemas sistémicos que lo impiden avanzar. Es un planteamiento cívico, no ideológico sino idealista. Pero en España tenemos la lacra del paradigma contrario. Se hacen los etiquetados, la adscripción topológica de los espacios políticos, sin que aún sepamos a ciencia cierta lo que es izquierda o derecha desde el plano de la organización social, económica y política de la vida pública, en un entorno globalizado y con una construcción europea cuyo fin y objeto principal es que no se repitan los errores del siglo XX.

 

Si las referencias de la izquierda son Mao Tse Tung, Stalin, el régimen de Corea del Norte, el sistema político criminal de Maduro en Venezuela, o el régimen de los Castros en Cuba, con todos los padecimientos y desgracias producidos a la humanidad allí donde han acontecido, y los millones de asesinatos para asegurar el poder a sus respectivos dictadores, no parece que  sea la forma más democrática de regir el mundo.  

 

Si el plan es liquidar políticamente a los vencedores en las urnas y sustituirlos por una amalgama de fracasados electoralmente, no parece que  sea el camino para una socialdemocracia, palabra compuesta por dos semantemas: el término socialización y el de democratización que de vez en cuando se convierten en antinómicos; y si no miren hacia Pedro Sánchez por si tuvieran dudas. 

 

Si el camino para ello es asociarse con grupos políticos cuyo fin y objeto es destrozar territorialmente España, llevarla a un sistema feudal y tener como compañeros de viaje a quienes han propugnado vías conniventes con el terror (ETA y Terra lliure), o con los “camisas pardas” que agreden a los jóvenes de Sociedad Civil Catalana, a los que no son independentistas en la Universidad Autónoma de Barcelona, no parece que sea un camino demasiado limpio desde el punto de vista democrático ni desde el plano ético. Y nos recuerda demasiado a lo descrito por Manuel Álvarez y Roberto Villa en “1936, Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular”.


En lugar de hacer políticas constructivas, buscar caminos de entendimiento para lograr pactos que permitan una gobernabilidad, y el abordaje a los principales problemas que afectan a nuestra convivencia, se ha instalado el concepto de asalto al poder, sin el más mínimo respeto a las urnas, cuyo concepto básico es dejar al más votado que gobierne; o, en su caso, cambiar el sistema electoral para convertirlo en un sistema mayoritario que es lo que define primordialmente a los regímenes democráticos.


Hemos celebrado el cuarenta aniversario del régimen democrático-constitucional del 78. Podemos y demás ralea de izquierda marxista han despreciado de forma indignante el esfuerzo que hicimos gentes de todo signo para superar el largo periodo dictatorial y acercarnos lo más posible, sin volver a las andadas del enfrentamiento civil, a un sistema multipartidista –que no partitocrático- en una perspectiva de pluralismo social y político, y con unas reglas de juego que puedan ser revisadas desde un plano constructivo y cívico.  Exijo a las nuevas generaciones respeto a aquel esfuerzo de democratización, y revisión de las normas de comportamiento colectivo que nos dimos con sufrimiento y riesgo tomando como punto de partida aquel ejemplar momento de nuestra historia, sin saltos al vacío ni funambulismos en la cuerda floja. Al menos que nos dejen vivir la vejez en paz ya que no pudimos disfrutar de una juventud tranquila. Un poco de respeto, por favor.


En consecuencia, la previsible unión para derribar al gobierno del Partido Popular se parece demasiado a un “quítate tu  para ponerme yo”, pero por procedimientos ilegítimos.


Lo más representativo del cuadro político que describo fue el debate de la moción de censura de Podemos y sus adheridos y acólitos, como Bildu, o el clan de Tardá, con un discurso vacío de ideas, ayuno de proyectos e indefendible desde la perspectiva de un Estado con una deuda insostenible, con una crisis sistémica de la que no hemos salido precisamente por ser estructural –nos mienten pues este respiro que tenemos es coyuntural pero insostenible en el tiempo-, y con un Estado de las Autonomías que ya no sabemos si es autonómico, federal o confederal; sin respetar el mandato constitucional y vaciando de contenido los preceptos de la Carta Magna.  Si la solución a los problemas es la unión de los especímenes que hablaron en la tribuna, que provocan el sonrojo en ciudadanos que tengan algún atisbo de sensatez, rebajando el listón de la política a niveles rayanos con la vulgaridad, la irracionalidad y el absurdo, pido a Dios que preserve a Rajoy por muchos años, pese a que no le voto ni pienso votarle. Es simplemente penoso.  


Siempre que hay una crisis que arrasa la clase media y la proletariza deviene una marea totalitaria que empieza pareciendo blanda y acaba por ser dura, si se le deja alcanzar el poder. Se olvida, demasiadas veces, la importancia primigenia de la libertad y de los fundamentos de la democracia representativa, y se esbozan estrategias de “asalto al cielo” tan bien acuñada por Iglesias con su expresión de tintes revolucionarios.


Y esas tendencias autodestructivas siempre llegan de la mano de populismos cuyo sentido semántico tiene más que ver con la palabra “popularismos”,  es decir una mezcla de demagogia e inconsistencia intelectual, de verborrea y estímulo a las tendencias más primarias del ser humano.  El paradigma es aquella frase de Pablo Iglesias en Puerta del Sol, en Madrid, en los días previos de su moción de censura, diciendo que “Este País es mejor que su Parlamento”, como si el Parlamento surgiera del frío, como el título de la novela de John Le Carré, y no de las urnas, y por tanto como si no fuera representativo de la voluntad electoral. Es como si solamente reconociera legitimidad a su grupo de diputados en el Congreso y el resto hubiera  llegado de un planeta lejano en una nave interestelar.  


El problema no es que haya estos movimientos popularistas, sino que un sector de la ciudadanía tenga tan poca capacidad de análisis y actúe en torno a las cosas de comer de ombligo para abajo y no haciendo uso de la zona prefrotal del cerebro.


Me remito a las pruebas: vean la gestión en Valencia con los podemitas de Compromís y su imposición del catalán, miren hacia las tierras de Sancho III el Mayor, en estas vísperas de los Sanfermines, analicen los comportamientos de los amigos de los podemitas, los de Bildu-Sortu, tan proetarras ellos, observen la negativa del PNV y –sorpréndase sin que se les hiele el corazón- del PSE (PSOE) a homenajear y colocar un monolito en recuerdo a Miguel Angel Blanco en Bilbao, añadan a este cóctel unas gotas de independentismo del alcalde socialista de Blanes (Cataluña) y encontrarán las respuestas.


Y la respuesta es… “Virgencita, virgencita, déjame como estoy”,  por favor.
 

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.