Muy bueno el artículo de Josele en nuestra Tribuna Vasca de Cartagena, que pronto perderá lo de Vasca para ser solo nuestra, como todos los hijos que se emancipan.

Y digo muy bueno alegrándome de lo sucedido sin ningún tipo de maldad, que por ahí jamás he caminado, no porque le casque a la alcaldesa y no porque Josele haya sufrido en carne propia lo que otros sufren en carne ajena, sino porque hay veces que la vida te da lo que buscas, como ha sido el caso para la alcaldesa y se la ha puesto a güevo a quien con poco te monta un follón..., como un servidor.

Mi admirado Josele, lo que te ha ocurrido con la alcaldesa Ana Belén ya lo hemos vivido otros mucho antes. Mientras mis letras la elogiaban gocé de sus brillos profiden, pero un día, al leer una frase de ella en la que se jactaba de ser de las de olivicas comías huesecicos al suelo, empecé a dirigirme a ella como la de la olivica comía y a su comparsa como los acólitos de la de la olivica comía, eso hizo que los brillos profiden se tornasen en inyecciones de botox que provocaban paralización de los músculos del rostro, con inexpresiones serias delante de mi y, supuestamente, instrucciones a su clan político de que ni agua al Mondejar.

Como prueba, si es que fuese necesaria, fue que ningún socialista acudió a la celebración de los 50 años del Hospital Perpetuo Socorro, empresa cartagenera de las mas antiguas, con mas de 300 trabajadores y que la mayor parte de sus inversiones y compras las hace en Cartagena y con los cartageneros. Ni acudió al acto, ni permitió que el socialismo estuviese presente en una celebración en donde estuvieron más de 800 cartageneros, entre los que habían algunos votantes suyos, eso sí, eran pocos, pero es que tampoco esta alcaldesa tiene muchos más.

Sí fueron los ediles del PP y de Ciudadanos y cómo no, el mejor alcalde que ha tenido la ciudad, mi héroe de Cavite, José López y todos los suyos en pleno.

¿Que si la invité?..., por supuesto, cómo no lo iba a hacer, un servidor también fue educado por los curas capuchinos y aunque nunca seguí sus consejos, especialmente los relativos a la castidad, sí lo hice con la educación que me insuflaron.

Amén de otras ocasiones, no saludarme la de la olivica comìa y la de la mala educación de Josele, en la puerta del estadio de fútbol, no devolver felicitaciones, evitar el saludo y esas capulladas que solo pueden permitirse los que no son políticos ni valen para ello, ha sido y es la tónica de quien ni sirvió para vicealcaldesa ni vale para mandamasa, con excepción de fiestas e inauguraciones.

Bienvenido al club Josele, ya somos dos.