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Carlos Roldán López
Miércoles, 05 de Julio de 2017 Tiempo de lectura:

Puigdemont y el 23-F

El nuevo niño de Bildelberg, Albert Rivera, ha lanzado una proclama "españolista" contra el intento secesionista de la burguesía catalana más pesetera: "Si el congreso vota no, el proceso está en 'game over'".

 

 

Esto es todo lo patriota que puede ser un Bildelberg, claro. Y la ausencia de una cultura democrática se nota en la respuesta timorata que todo el régimen del 78 está dando ante esta actividad delictiva organizada y oscura trama de intereses que centra al proceso secesionista catalán y que en cualquier país avanzado no tendría otra respuesta más que la suspensión de la autonomía y la cárcel para sus protagonistas. Posiblemente porque fue el mismo régimen del 78 el que más contribuyó a crearlo, con ese pacto entre la Corona con unos regionalismos que ni siquiera habían sido votados: los que hoy quieren irse son los muñidores de esa piltrafa jurídica que es la mal llamada Constitución, en realidad una Carta otorgada sin proceso constituyente en obediencia flagrante a Kissinger.

 

 

En efecto, entrar a hablar de votaciones y audiencias bajo palio en el Congreso es dar un balón de oxígeno, no a éste sino a otros "pruces" que éste va a inspirar porque la dinámica centrífuga forma parte indeleble del adn de esta falsa democracia representativa. Hubiera sido como votar la propuesta de Armada en el Congreso. Si los votos de todos los ciudadanos valieran lo mismo, estos delincuentes que utilizan las instituciones del Estado para romperlo no serían más que anécdotas, es precisamente la democracia (no en el sentido expuesto por Rajoy) el principal argumento contra los catalinos, que no catalanes. 

 

 

Dar coartada a una iniciativa necesariamente dependiente del fraude en el sistema de recuento de votos y en una arquitectura electoral injusta es contribuir al fascismo, y eso es precisamente lo que los "españolistas" están haciendo en este asunto. Pero no es éste el argumento principal. Este movimiento secesionista implica un paso más allá EN LA MISMA DIRECCIÓN que el régimen del 78 apuntaba, de ahí que efectivamente, surjan aberraciones históricas y jurídicas del ignorante de Sánchez al hablar de Nación Plurinacional (no sólo no sabe lo que es Nación, tampoco soberanía) para, efectivamente y precisamente en base a este mismo concepto, moderar hoy el intento fascista de los catalinos pero volver en unos años con más fuerza, precisamente por el ensanche de tendencias centrífugas que la ida a posiciones "federalistas" va inevitablemente a traer. Lo que tenemos que entender es que Puigdemont no es más que un hijo natural del Régimen del 78.

 

 

No hay más remedio que refundar España de forma republicana y unitaria, ante la connivencia borbónica con los nacionalismos divergentes y la postración ante la dinámica mercantilista de corte neoliberal que las instituciones internacionales, al amparo de los Bildelberg están imponiendo al mundo. Las autonomías fueron una imposición extraña y poco atractiva para nuestro pueblo, no hay más que ver los bajísimos grados de participación en las elecciones autonómicas que se generan en cada una de ellas. Eso es lo que hará que los Catalanes se libren de los catalinos para siempre. Mientras tanto, cárcel y suspensión de la autonomía, nada de votaciones y game over.

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