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Lunes, 04 de Septiembre de 2017 Tiempo de lectura:

El artículo que el diario "El País" censuró a la Embajada de Hungría en España

El diario "El País" publicó el pasado día 1 de mayo una editorial titulada “Actúen contra Orbán”. La Embajada de Hungría en España, en contestación a las conclusiones mencionadas en el artículo, solicitó en varias ocasiones al periódico madrileño que publicase un texto de respuesta que la legación húngara le había enviado. La petición fue rechazada. A continuación, reproducimos integramente el artículo censurado por el diario "El País".

 


 

 

Crítica por Europa y no contra ella

 

 

[Img #12119]Hungría es uno de los miembros más europeístas de la Unión Europea. Mientras que en Europa Occidental y entre ellos en España disminuye el apoyo a la UE, según las encuestas en Hungría cada vez más porcentaje de los ciudadanos está a favor de la integración europea.

 

Hay que ser muy ofuscado para que, teniendo en cuenta este hecho, un órgano de prensa acuse de antieuropeo a un gobierno que ha sido elegido por este mismo pueblo de forma democrática. Carece de sentido común suponer que un pueblo pro-europeo vote a un gobierno euro-fóbico.

 

Yo misma, en mi anterior calidad de Secretaria de Estado de Asuntos Europeos, tuve la oportunidad de coordinar la presidencia rotatoria de Hungría del Consejo de la UE en el año 2011.

 

En aquella época y desde entonces en numerosas ocasiones hemos demostrado que nuestro país no solamente es un país miembro comprometido, sino también útil, y con sus críticas, constructivo de la Unión Europea.

 

Nuestro compromiso con Europa queda demostrado mediante dos factores. Uno es el diálogo continuo y siempre abierto a la posición de la otra parte, y el otro es la defensa de los intereses de la Unión, incluso contra los ataques incesantes, infundados e incorrectos.

 

En todos los casos cuando la Unión Europea, o incluso el Consejo de Europa lo ha considerado necesario, el Gobierno húngaro se ha sentado en la mesa de negociación, bien sea expresándose a favor de su propia verdad o bien cediendo e introduciendo las modificaciones necesarias.

 

Un ejemplo excelente para ello es la Ley de medios de comunicación, que ha sido investigada por ambas organizaciones y tras los cambios requeridos ambas han declarado que corresponde a las normas europeas. Por eso, es absurdo decir que en Hungría los medios de comunicación no son libres, aquellos que afirman algo así, menoscaban precisamente la confianza en las instituciones europeas.

 

En el debate del Parlamento Europeo celebrado la semana pasada, al margen de la modificación de la Ley de educación superior, el líder del Grupo del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, dijo también que Viktor Orbán siempre estaba dispuesto a negociar y siempre cumplía con los requisitos de la Unión. Lo mismo puede decirse con respecto a la llamada Ley CEU, aprobada recientemente en Hungría, de la cual vale la pena hacer algunas alusiones.

 

La Universidad Centroeuropea (CEU) es una de las instituciones más valoradas y conocidas a nivel internacional de la enseñanza superior húngara, cuyo cierre no es nuestro objetivo. La modificación aprobada de la ley tampoco afecta la libertad de la enseñanza o viola la autonomía universitaria. En vez de eso, tiene como objetivo que se apliquen normas administrativas idénticas para todas las instituciones de educación superior que funcionan en Hungría. Dicha modificación afecta a 28 instituciones activas en Hungría, pero de todas ellas solo el caso de CEU desató la tormenta. Lo poco que la mencionada modificación va en contra de los valores europeos queda también demostrado por el hecho de que con las condiciones privilegiadas con las que la CEU funciona en Hungría, ni siquiera podría iniciar su actividad en España por ejemplo.

 

El empeño del Gobierno húngaro es precisamente que estén en vigor normas legislativas en este asunto, que no vayan más allá del marco jurídico europeo. Muchas veces podemos oír el argumento menospreciador, también publicado en el artículo, que no hace más que fortalecer la fragmentación de la UE e incluso rozar el populismo, según el cual los húngaros solo disfrutan las ventajas de la UE pero no cumplen con sus obligaciones.

 

En este punto quisiera recordarle que al margen de la crisis migratoria justamente fue Hungría el país que, a pesar de todos los ataques injustos, cumplió sus obligaciones derivadas de la Unión Europea e hizo todo lo posible para que nadie pudiera acceder sin control al espacio a Schengen, que con arreglo a las normas europeas no cumpliera los criterios para ello.

 

La posición húngara que tanto fue condenada en septiembre de 2015, que se centraba en la protección de las fronteras del espacio Schengen, hoy se ha convertido en la posición común de la mayoría de la UE. Hungría en aquel entonces consideraba su objetivo prioritario la paz y seguridad europea y nos complace sobremanera que los responsables de la UE por fin compartan con nosotros esa idea. Esencialmente, solo queda una única fuente de debate entre nosotros: ¿Nos pueden obligar desde Bruselas a acoger a migrantes no necesariamente refugiados, siendo un país miembro soberano? Nosotros damos un contundente no como respuesta a esta cuestión, en cambio apostamos por la acogida voluntaria de los refugiados/inmigrantes por parte de los estados miembros y otras formas alternativas a la hora de expresar la solidaridad.

 

El sexagésimo cumpleaños de la Unión Europea fue eclipsado por la decisión de uno de los países miembros que optó por abandonar la comunidad. Hasta el día de hoy falta hacer una profunda y asentada reflexión sobre qué es lo que pudo llevar a que la mayoría de los británicos votara a favor del Brexit. Sin lugar a dudas, el tipo de conducta, del que también hace mención el artículo, que no solamente es incapaz de tener en cuenta o intercambiar otras opiniones distintas a la suya, sino que además pretende imponer su manera de pensar a otros, haciendo de este modo imposible el diálogo sincero y el pensamiento común, base de toda colaboración, contribuyó en gran medida al fracaso que la salida de los británicos significa para Europa.

 

No se puede dividir la sociedad europea y los países miembros en pro-europeos o en eurofobos, basándose solo en que el primero preste su apoyo incondicional, falta de sentido crítico a todo lo que viene de las instituciones europeas, mientras que por parte del otro, cualquier crítica conduce a la estigmatización de este último.

 

Hungría no hace crítica contra Europa, sino por Europa. Hungría forma parte de Europa hace mil años. Tras la caída del Telón de Acero y con la ampliación en 2004, Europa se reunificó. Es un logro histórico de la Unión Europea y de los Estados de aquel entonces adheridos. Aquellos que exigen que el mayor partido de centro-derecha de Hungría – que siempre ha sido un partido europeísta como los votantes que representa y que además de eso ejerce el poder ejecutivo gracias al mandato otorgado democráticamente por los votantes – abandone el Partido Popular Europeo y ocupe un lugar en el grupo de los euroescépticos dentro del Parlamento Europeo, saben muy poco de la idea europea y de la crisis de los años pasados, y actúan en contra del beneficio de la paz duradera del continente y de la perennidad y prosperidad de la Unión Europea.

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