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Ernesto Ladrón de Guevara
Lunes, 11 de Septiembre de 2017 Tiempo de lectura:

De cómo maquillar la realidad para encantamiento del personal

La Consejera de Educación del Gobierno de las provincias vascongadas ha dicho en público que para este curso tiene como cuestión relevante un plan de lectura en los centros escolares, para atajar el desastroso resultado evidenciado en el Informe de Pisa último. Recordarán, estimados lectores, que en ese informe anual se decía que los alumnos vascos tenían una comprensión lectora (ahora se llama competencia lectora) por debajo de la media española, es decir, menor que en las comunidades autónomas con presupuesto per cápita en Educación muy por debajo del vasco. Si analizamos el significado del término competencia, vemos que este sustantivo significa capacidad, habilidad, destreza o pericia para realizar algo específico o tratar un tema determinado.

 

A mí me parece que  la competencia lectora tiene mucha relación con la comprensión verbal. Para que se me entienda: a mayor cantidad de significantes cuyo concepto pasa al entramado cognitivo, mayor competencia verbal. Cuantas más palabras se comprendan más capacidad de interpretación hay de los significantes insertos en los textos que se leen. A mayor cultura, en definitiva, entendida la cultura como bagaje de conocimientos y saberes, más capacidad de interpretación de textos. Y ese conjunto de saberes tiene su basamento en la lengua materna que ha recibido el sujeto, en su contexto familiar y social, en los recursos de los que dispone la persona para adquirir el conocimiento, es decir en el sistema educativo, y en las fuentes de información que disponga la persona. Pero si desde los inicios de la escolarización ese contexto es pobre, si se le cambia la lengua materna por otra que no es de su entorno cultural, si el bagaje léxico se reduce al mínimo, si la mochila de significantes y significados se deja en su mínima expresión, por mucha mecanización lectora que se tenga no puede haber una comprensión, pues el niño leerá de la misma manera que un loro repite palabras, sin enterarse de nada. Y eso es más o menos lo que ocurre hoy en el País Vasco. No nos engañemos y que no nos engañen.

    

Lo dice la UNESCO y la UNICEF. Es esencial que se respete la lengua materna para adquirir eso que se llaman competencias lectoras. Pero también lo decía el informe PIRLS, que es una versión del PISA para los primeros estadios de la escolarización. Decía que una lectoescritura adquirida al margen de la lengua familiar lleva a retrasos en la adquisición de esa destreza. Convendría que la señora consejera se informara de los informes PIRLS para que actúe con conocimiento de causa.

    

Para más abundamiento, veamos los resultados en una comunidad, Cataluña, donde el castellano en las aulas es una lengua extranjera:

 

Según los concienzudos análisis de Convivencia Cívica Catalana a la luz de los resultados del Informe Pisa correspondiente a 2015, el porcentaje de fracaso de los alumnos castellano-hablantes duplica a los catalano-hablantes, ¿por qué?, pues simplemente porque se les obliga a aprender en una lengua que no es la suya materna, es decir el catalán.  ¿Y quién se preocupa por ello? ¿Quién protege el derecho de esos alumnos que son una parte sustancial de la población escolar? Los daños colaterales del “proceso nacionalista” adquieren una gravedad inusitada, difícil de perdonar.

 

Por tanto, si analizamos el índice de integración de los alumnos castellano-hablantes en el ámbito escolar, observamos que Cataluña es la comunidad que menos integra, es decir, que menos normaliza o protege los derechos de una parte fundamental de la población escolar, incumpliendo con ello el derecho a la educación protegido por la C.E. en su artículo 27. Esto es delictivo y algún día se reflejará en los tratados que estudien los totalitarismos del siglo XXI.

 

Si analizamos otro indicador, como es el índice de repetición de curso, del conjunto de los repetidores  el 53,9 % corresponde a los alumnos castellanohablantes.

 

¿Por qué la señora consejera no nos dice en qué lengua se va a desarrollar ese Plan?. Solamente enuncia una intención, ningún detalle más, con lo que mucho me temo que cuando se ocultan las cosas es por algo. Qué va a ser, ¿en euskera?, ¿en la lengua en la que hablan en la calle y a nivel familiar solamente el 15 % de los vascos? ¿En castellano? ¿En cuyo caso ya no nos pueden engañar con la filfa esa de que el modelo D es solamente en euskera?  ¿En qué lengua, señora? Es esencial saberlo para tener la certeza de que no nos está engañando.

    

Pero yo, que soy un poco viejo en edad y en experiencias, mucho me temo que se está maquillando el tema, pero que todo va a seguir igual. Porque la finalidad de la educación para el PNV sigue contemplada en estas pocas líneas programáticas a las que los nacionalistas vascos no han renunciado:

 

“El mantenimiento y consolidación de nuestra cultura e identidad como nación pasa por una Escuela Vasca que potencia nuestra lengua a través de la euskaldunización; pero además de la lengua la cultura vasca se plasma en una historia y una geografía propias, así como en los logros y manifestaciones de toda índole que los vascos hemos producido a través del devenir histórico”.

 

En definitiva, el nacionalismo sigue viendo la Educación como sistema de adoctrinamiento para crear las bases de la sociedad nacionalista homogénea, tal como lo decía Luis Eleizalde en su declaración programática que se manifiesta como catecismo oculto del nacionalismo tras cien años de vigencia:

 

“Las etapas que debe recorrer todo nacionalismo normal, y por tanto el nuesto, son estas tres, y por este mismo orden cronológico: Primeramente, la etapa social y cultural, en la que se va despertando y arraigando la conciencia de la nacionalidad, y se va elaborando el programa socio-político que contiene las aspiraciones de la nacionalidad renaciente. Esta es la etapa fundamental, la etapa de las escuelas, de las academias y ateneos, de las publicaciones científicas y literarias, de las cooperativas obreras, de los Congresos de Estudios, de las Semanas Sociales, etc. Viene a continuación, aunque sin cerrar la primera que sigue subsistiendo, la etapa política, durante la cual el Nacionalismo, por medio de sus representaciones parlamentarias y administrativas, trata de incorporar a la vida pública el conjunto de soluciones estudiadas y elaboradas durante la etapa anterior. Esta segunda es la etapa de las elecciones, de los mítines políticos  y de todo el movimiento que esta clase de actuación trae consigo. Finalmente y subsistiendo las dos primeras etapas llega la final, la del triunfo completo y pleno dominio”. 


Deseo equivocarme. Pero mucho me temo que va a ser todo según este modelo programático, con el asentimiento bovino del resto de los partidos.

    

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