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Miércoles, 18 de Octubre de 2017 Tiempo de lectura:
Faustino Merchán Gabaldón

Cataluña, una nación mítica e imaginaria que nunca existió

El historiador aragonés Julián Casanova ha estudiado las divergencias entre las culturas y los lazos entre España y Cataluña, para buscar  elementos incompatibles y no observa ninguno, por ello expresa “No estamos hablando de la conciencia independentista, la identidad cultural o de conciencia política, sino del chollo que significaba que la España que nos roba estuviera dominada por ladrones”.


Para Casanova “no existen motivos identitarios o culturales diferenciales entre España y Cataluña, sino sólo la falta de compromiso por los gestores políticos para negociar”. Otro Casanova distinto a aquél consejero de la Generalidad de Cataluña, que es presentado por la actual Generalidad como mártir de la caída de Barcelona en 1714, el 11 de Septiembre, por las tropas borbónicas del rey Felipe V, mandadas por el duque de Benwick en el transcurso de la guerra de Sucesión, no de Secesión, lo cual forma parte de la gran mentira, porque además Casanova no murió en ese momento, sino  29 años más tarde, en 1743. A partir de esta gran mentira histórica vamos a descubrir como el nacionalismo catalán construye sus mitos para presentar a la región de Cataluña como un país ocupado, arrasado y sometido por las hordas de España. “Cuando el diablo no tiene nada que hacer, con el rabo mata moscas”, dice el rico refranero popular castellano, los españoles ya hemos tocado fondo de tanto disparate que vemos, escuchamos y soportamos de este tipo de nuevos, pero a la vez vetustos pensamientos opuestos al sentido común, a la honestidad, y a la verdad, que proliferan entre algunos partidos políticos de corte nacionalista, a la vez que anárquicos y antisistema, con gran caos mental.


El reino de Aragón incluye al conjunto de territorios que estuvieron sometidos a la jurisdicción del reino de Aragón, de 1664 a 1707, entre ellos lo que hoy llamamos Cataluña. El 13 de noviembre de 1137, Ramón Berenguer, conde de Barcelona y la reina de Aragón, doña Petronila se casan, pasando el condado de Barcelona a formar parte del reino de Aragón, y no Aragón a formar parte del inexistente reino de Cataluña, como indican los nacionalistas. En 1164, Alfonso II de Aragón heredaría el patrimonio conjunto. Posteriormente, tras la unión del reino y el condado en una sola corona, extendieron sus territorios hasta incluir otros dominios, fundamentalmente los reinos de Mallorca, Valencia, Sicilia, Córcega, Cerdeña y Nápoles, así como los ducados de Atenas, de 1331 a 1338, y Neopatria, ambos en Grecia, tomados por las tropas almogávares de la Gran Compañía Catalana, entre 1319 y 1390. Tras el matrimonio de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, como reyes de Castilla y Aragón, respectivamente, en 1469, se inicia el proceso de unión con el reino de Castilla, que junto a la anexión de de Navarra conformarían la corona de España.


La Guerra de Sucesión española, que no de Secesión, indica J.A. Rojo, como falsamente difunde el nacionalismo catalán, comenzó en 1701, entre la Gran Alianza, Austria, Inglaterra, Holanda, Portugal, Prusia, y gran parte de los Estados alemanes, contra la poderosa Francia de Luis XIV y la España de Felipe V por el trono de España, tras morir el rey Carlos II, el Hechizado. Cuando posteriormente se extiende la guerra europea a la península ibérica, se convierte también en una guerra civil, ya que divide los territorios entre los dos aspirantes al trono, Felipe de Anjou, Felipe V, de la dinastía de los borbones, designado por Carlos II para sucederle, y el archiduque Carlos de Habsburgo, de la casa de Austria, apoyado por la gran Alianza que pretendía evitar la hegemonía en Europa de España y Francia, derivada de su probable unión.


La oligarquía de la ciudad condal viendo que con la llegada al poder de Felipe V, perdía sus privilegios medievales, y aunque en un principio juraron lealtad al Borbón, posteriormente le traicionaron reconociendo al archiduque de Austria. El conflicto no fue en ningún momento entre el resto de España y Cataluña, como miserablemente enseñan los nacionalistas catalanes a los niños en los colegios, generando odio hacia los españoles, sino un conflicto civil donde unas regiones españolas apoyaron al Borbón, entre ellas, el valle de Arán y Cervera, en Lérida, y Vich, en Barcelona, mientras que otras lucharon apoyando al Austria, como Madrid, Toledo o Alcalá, que lo hicieron junto con Barcelona. Pero, los dos bandos lucharon en nombre de la corona de España.


La bandera de Aragón es robada por Cataluña, ya que la bandera de Cataluña, o señera de Cataluña es la tradicional de los reyes de la corona de Aragón, que era la usada en la antigüedad solo por el rey de Aragón, al que pertenecía el condado de Barcelona y Cataluña, como expresión de su soberanía. Hay documentos históricos que acreditan que la misma fue utilizada desde la época de Alfonso II, rey de Aragón y conde de Barcelona, siendo internacionalmente considerada como de Aragón, y dando preferencia al reino de Aragón.


Los países catalanes en su ensoñación imaginaria, o el pancatalanismo, como todo buen nacionalista catalán no sólo pretende la separación de Cataluña del resto de España, sino que también para ellos en su ensoñación, todas las regiones españolas que compartan cultura y lengua, son parte de su imaginaria gran nación; arrebatándoselas a España, pretenden anexionarse esos territorios españoles al más puro estilo nazi, basándose en los mismos argumentos que el III Reich de Hitler utilizó para la anexión de Austria . Es decir, no sólo se inventan una nación que nunca ha existido, sino que además pretenden anexionarse otras partes de España, como la región de Valencia, Aragón, las islas Baleares, Andorra, y parte de Francia e Italia, al igual que pretenden los vascongados con Navarra, la Rioja, y el sur de Francia.


El derecho a decidir o autodeterminación, haciendo referencia a Jaume Saura, para los países catalanes, por los separatistas catalanes: “Somos una pequeña nación europea y mediterránea, no reconocida oficialmente, pero lucha por su autodeterminación, así como por la de todos los pueblos. . Los catalanes compartimos una misma lengua, el catalán, cultura e historia diferentes de la de los pueblos vecinos, pero también, estrechamente ligada a la ribera mediterránea. Los países Catalanes se encuentran situados en el oeste del mar Mediterráneo, en la franja litoral de la península ibérica bañada por este mar. El pueblo catalán cuenta actualmente con una población casi 12 millones de habitantes, que están distribuidos en una superficie de aproximadamente 70.000 Kilómetros cuadrados. Empecemos diciendo que no existe tal derecho, como un derecho “a decidir”, en derecho internacional. Se trata de una expresión desconocida, y en consecuencia, sin contenido jurídico. Lo que si existe es el derecho a la autodeterminación de los pueblos, que es lo que suponemos que el derecho a decidir quiere soslayar sutilmente. Se ha dicho hasta la saciedad, por distintas opiniones que el derecho a la autodeterminación de los pueblos solo alcanza a “los pueblos o países sujetos a dominación colonial”. Para Saura, Cataluña no es un pueblo sometido a dominación colonial, racista o extranjera, puesto que son provincias españolas que constituyen una región del reino de España, y en este contexto, la libertad de determinar su ”condición política” tiene como límite el principio de “integridad territorial del Estado”, máxime al tratarse de un Estado democrático, dotado de un gobierno que represente la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivos de raza, credo o color de piel”. Como señaló la Comisión africana de derechos humanos y de los pueblos, la autodeterminación “puede articularse a través de las siguientes fórmulas: independencia, autogobierno, gobierno local, federalismo, confederalismo, unitarismo o cualquier otra forma de relación conforme a las aspiraciones del pueblo, pero reconociendo los otros principios establecidos, como la soberanía e integridad territorial. Es decir, la independencia sólo constituye una forma legal de ejercicio del derecho de autodeterminación si se ejecuta sin romper el principio de integridad territorial de los estados, lo cual a su vez solo es posible en el contexto colonial, donde no hay integridad territorial a salvaguarda, o en caso de acuerdo entre las partes”, acaba  Jaume Saura.


Se ha visto como a través de estos mitos se puede manipular la historia con fines políticos y económicos. Desgraciadamente esto está sucediendo dentro de  nuestras fronteras. La manipulación a través del adoctrinamiento mezquino en la enseñanza no se puede realizar, si no es con la connivencia y la pusilanimidad, o dejación de funciones de los diferentes gobiernos de la nación, desde la Transición.

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