Crónicas de la Era Trump
Donald Trump, Hillary Clinton y la colusión con los rusos
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El 8 de noviembre de 2016, de forma totalmente inesperada, Donald Trump gana las elecciones a la presidencia de Estados Unidos. ¿Cuál es la explicación? Los demócratas no pueden aceptar el hecho de que ese “patán” las haya ganado ¿Qué hacer? ¿Se podría deslegitimizar el voto? Saben que existe un dosier filtrado a la prensa y construido por un ex-agente del MI6 inglés, Christopher Steele, en el que alega que Donald Trump ha tenido contactos con los rusos (y otras barbaridades desmentidas). ¡Ah! Los rusos han hackeado los registros de los votantes. Quizás, pero es imposible que afecten a las urnas, ya que no están conectadas a la red. Hasta el mismo Barack Obama dijo que era imposible, un par de meses antes de las elecciones. Todo el mundo está de acuerdo en que los votos no pudieron ser afectados. Y se recontaron en varios estados. ¡No importa! Ha habido colusión entre los rusos y Donald Trump. Exigimos una investigación independiente, claman los demócratas. Y se está haciendo. El prominente abogado y exjefe del FBI, Robert Muller, está al cargo de ella.
Hace ya más de un año que se hicieron las acusaciones. En enero, antes de jurara la presidencia, dos agencias del Congreso y otras dos del Senado comenzaron sus investigaciones sobre el tema. Y en mayo empezó la investigación independiente por parte de Robert Muller, que no deja una piedra sin darle la vuelta. ¿...Y? Pues todavía nada ilegal ni inapropiado ha salido a la luz. Se ha vuelto en una investigación buscando un crimen y han encontrado algo. Pero nada sobre las acusaciones. Los congresistas y senadores demócratas, que tanto han anhelado alguna prueba para darle recorrido usando su propia colusión con los medios tradicionales, han declarado que no hay prueba alguna. A Paul Manafort, que trabajó muy brevemente y sin salario para la campaña de Trump, le han encausado por no registrarse debidamente como agente extranjero y asesor en la campaña electoral del ucraniano pro-ruso Viktor Yanukovych en los 2006 y ocultar fondos recibidos. Y usarán estos cargos a cambio de cierta indulgencia para estirarle de la lengua, si es que tiene algo. Con el general Flynn ocurre algo parecido por sus reuniones con líderes turcos. Deberíamos saber pronto si hay alguna colusión. Pero... colusión en sí no es un crimen, por lo tanto ¿con qué pueden acusarle a Trump si no hay un crimen cometido?
Por otro lado, de alguna forma han querido conectar a la abogada Natalia Vaselnistkaya, que se reunió con la campaña de Trump en junio del 2016, en las oficinas del hijo. Me figuro que en ese mes los rusos ya veían la posibilidad de que Trump fuera nombrado candidato republicano y jugarían todas las cartas. Pero lo que se sabe es que el objetivo de Natalia no fue la de arreglar las elecciones a favor de Trump. Dejó caer que le ayudaría con trapos sucios sobre Hillary, pero tampoco lo hizo, ni se usaron. ¿Entonces? Natalia estaba en EE.UU. con una visa extendida personalmente por la fiscal general de Obama, Loretta Lynch, y también están investigando la razón, ya que lo tenía prohibido por representar a varios rusos cuyas visas fueron negadas. Lo que sí se sabe de varias fuentes es que vino a influenciar sobre el Acta Magnitsky.
El Acta Magnitsky es una ley americana que castiga a los 18 rusos que participaron en el asesinato de Sergei Magnitsky, abogado/auditor de impuestos ruso y empleado de la compañía Hermitage Capital. Sus dueños eran los americanos Jamison Firestone y Bill Browder. El último tuvo que escapar de Rusia por miedo a consecuencias. El experto en impuestos Sergie Magnistsky fue a investigar las razones por las que se le acusaba a la compañía de no haber pagado los impuestos, cuando lo habían hecho y terminó en la cárcel donde murió con múltiples enfermedades y una paliza justo antes de que le tocara juicio o libertad. Al de 358 días o siete menos del año. Ver detalles aquí
Como represalia, el gobierno ruso prohibió a los americanos adoptar niños rusos. Participante del fraude estatal fue también el dueño de la compañía rusa Provezon Holdings con algunas inversiones en EEUU, Denis Katsyv. También maneja los ferrocarriles del Estado ruso. Y Natalia representa a Denis Katsyv y otros, porque el Acta de Magnitsky les duele en el bolsillo, además de ser malas relaciones públicas. Total, que Natalia y los que representa estaban más interesados en las sanciones que sobre quién está en la presidencia. Y esta pista se ha enfriado.
En "Los Desayunos de TVE" ha escuchado que Luke Harding (periodista inglés de “The Guardian”) ha escrito un libro sobre esta colusión de Trump reflejada en los medios de Facebook y Twitter propagando noticias falsas. Seguro que en Europa hará dinero este autor. Lo que nosotros vemos aquí es que Trump y Hillary gastaron un total 81 millones de dólares en dichos medios y los rusos 46.000 dólares o el 0.05%. Y no hablemos de los otros medios, aún más impactantes. En la campaña electoral del 2016 se gastaron 1.200 millones de dólares por parte de Hillary y 646 millones por parte de Trump. Los 46.000 de los rusos en sus trolls me hacen pensar en el dolor que le podría causar una pulga a un elefante. Pero es libre escribir libros. Y leerlos o no también.
De lo que somos testigos aquí, los que seguimos con mucho detalle el desenredo de la madeja es que Paul Manafort, quien trabajó brevemente con Trump en el 2016, durante los 2011 trabajó para el Grupo Podesta (cabildeo) de Tony Podesta. Tony Podesta es hermano del director de la campaña de Hillary Clinton, John Podesta. Y el Grupo Podesta cabildeó (influir legalmente en las instituciones) para Uranium One. Uranium One fue comprada por ROSATOM (Corporación Estatal Rusa de Energía Nuclear) durante la administración de Obama y mientras Hillary era Secretaria de Estado.
Los rusos, por su lado, establecieron unas agencias para sobornar a políticos americanos que pudieran ofrecer resistencia a la compra del 20% de la producción del uranio de EEUU como pretendía hacer la subsidiaria de Rosatom. Es importante tener en cuenta que el jefe del FBI en los 2009 hasta el 2011 fue el mismo que el presente investigador de la colusión con Rusia, Robert Muller. Y tenía muchos conocimientos de lo que ocurría, por lo que significa un posible conflicto de intereses. ¿Hacia donde dirigirá la investigación? Ya entonces investigaron e arrestaron al ruso Boris Rubizhevsky por conspiración y lavado de dinero. Ha terminado en la cárcel por un año y un día, con otros tres de libertad condicional. También hay cargos para Vadim Mikerin, otro ruso.
Durante el mandato de Hillary como Secretaria de Estado se consumó la venta de uranio a los rusos e inmediatamente la Fundación Clinton recibió 145 millones de dólares para actos caritativos. Qué agradecidos los rusos, oiga. Un claro "quid pro quo". Cuando ha salido todo esto a la luz, el fundador del grupo Tony Podesta ha dimitido y parece que la corporación no durará más allá del próximo 31 de diciembre debido a dimisiones adicionales. Nada que cabildear ahora, ya que los Clinton han caído en desgracia.
A todo lo mencionado tenemos que añadir que las investigaciones también han descubierto que el dosier contra Trump, usado también de forma ilegal como prueba para el FBI y NSA para escuchar y delatar individuos de la campaña de Trump, fue pagado por Fusion GPS, un grupo de periodistas quienes cobraron a su vez ocho millones de dólares de la campaña de Hillary. Dosier fabricado y usado como documento para espiar. El ex-jefe del FBI, James Comey, tendrá que dar explicaciones adicionales.
Ampliando los escándalos entre los demócratas, Donna Brazile, que fue por un tiempo consejera en la campaña de Hillary, así como directora general del Partido Democráta, acaba de publicar un libro mortal para la ex-candidata, acusándola de acaparar todas las donaciones hechas al partido, siendo ella la encargada de la distribución. Aún las correspondientes a otros candidatos, lo cual viola las leyes de campaña. Las acusaciones de Bernie Sanders diciendo que Hillary estaba manipulando las elecciones, eran verdad en mayor escala de lo que se creía. Hillary controló los delegados y el dinero. Muy curioso es que Donna Brazile le dedique el libro, entre otras personas, al "patriota" Seth Rich, que fue asesinado misteriosamente en las calles de Washington.
Se ha especulado que el analista de datos se puso en contacto con Wikileaks para divulgar información relacionada a Hillary. Pero nunca lo sabremos. Donna Brazile alega también que temió por su vida. Algo muy, muy extraño a declarar con unas implicaciones demasiado serias, cosa que no se ha repetido por los medios tradicionales. Acabo de enterarme al investigar detalles sobre el tema. Apunto, que la nueva Newsweek (que no tiene nada que ver con la clásica revista norteamericana que cerró hace unos años) no es una revista conservadora, sino todo lo contrario. Para que escriba así por los suyos...
Con todo lo explicado hasta aquí de arriba y los escándalos que están saliendo por abuso sexual de los que tienen poder, hasta Bill Clinton de forma muy tardía, está siendo diana de ataques por los mismos demócratas. Lo cual significa: Dinastía Clinton, QEPD... por mucho que Hillary siga dando entrevistas y vendiendo libros, echando la culpa a todos los demás excepto ella, como un alcohólico recalcitrante.
El 8 de noviembre de 2016, de forma totalmente inesperada, Donald Trump gana las elecciones a la presidencia de Estados Unidos. ¿Cuál es la explicación? Los demócratas no pueden aceptar el hecho de que ese “patán” las haya ganado ¿Qué hacer? ¿Se podría deslegitimizar el voto? Saben que existe un dosier filtrado a la prensa y construido por un ex-agente del MI6 inglés, Christopher Steele, en el que alega que Donald Trump ha tenido contactos con los rusos (y otras barbaridades desmentidas). ¡Ah! Los rusos han hackeado los registros de los votantes. Quizás, pero es imposible que afecten a las urnas, ya que no están conectadas a la red. Hasta el mismo Barack Obama dijo que era imposible, un par de meses antes de las elecciones. Todo el mundo está de acuerdo en que los votos no pudieron ser afectados. Y se recontaron en varios estados. ¡No importa! Ha habido colusión entre los rusos y Donald Trump. Exigimos una investigación independiente, claman los demócratas. Y se está haciendo. El prominente abogado y exjefe del FBI, Robert Muller, está al cargo de ella.
Hace ya más de un año que se hicieron las acusaciones. En enero, antes de jurara la presidencia, dos agencias del Congreso y otras dos del Senado comenzaron sus investigaciones sobre el tema. Y en mayo empezó la investigación independiente por parte de Robert Muller, que no deja una piedra sin darle la vuelta. ¿...Y? Pues todavía nada ilegal ni inapropiado ha salido a la luz. Se ha vuelto en una investigación buscando un crimen y han encontrado algo. Pero nada sobre las acusaciones. Los congresistas y senadores demócratas, que tanto han anhelado alguna prueba para darle recorrido usando su propia colusión con los medios tradicionales, han declarado que no hay prueba alguna. A Paul Manafort, que trabajó muy brevemente y sin salario para la campaña de Trump, le han encausado por no registrarse debidamente como agente extranjero y asesor en la campaña electoral del ucraniano pro-ruso Viktor Yanukovych en los 2006 y ocultar fondos recibidos. Y usarán estos cargos a cambio de cierta indulgencia para estirarle de la lengua, si es que tiene algo. Con el general Flynn ocurre algo parecido por sus reuniones con líderes turcos. Deberíamos saber pronto si hay alguna colusión. Pero... colusión en sí no es un crimen, por lo tanto ¿con qué pueden acusarle a Trump si no hay un crimen cometido?
Por otro lado, de alguna forma han querido conectar a la abogada Natalia Vaselnistkaya, que se reunió con la campaña de Trump en junio del 2016, en las oficinas del hijo. Me figuro que en ese mes los rusos ya veían la posibilidad de que Trump fuera nombrado candidato republicano y jugarían todas las cartas. Pero lo que se sabe es que el objetivo de Natalia no fue la de arreglar las elecciones a favor de Trump. Dejó caer que le ayudaría con trapos sucios sobre Hillary, pero tampoco lo hizo, ni se usaron. ¿Entonces? Natalia estaba en EE.UU. con una visa extendida personalmente por la fiscal general de Obama, Loretta Lynch, y también están investigando la razón, ya que lo tenía prohibido por representar a varios rusos cuyas visas fueron negadas. Lo que sí se sabe de varias fuentes es que vino a influenciar sobre el Acta Magnitsky.
El Acta Magnitsky es una ley americana que castiga a los 18 rusos que participaron en el asesinato de Sergei Magnitsky, abogado/auditor de impuestos ruso y empleado de la compañía Hermitage Capital. Sus dueños eran los americanos Jamison Firestone y Bill Browder. El último tuvo que escapar de Rusia por miedo a consecuencias. El experto en impuestos Sergie Magnistsky fue a investigar las razones por las que se le acusaba a la compañía de no haber pagado los impuestos, cuando lo habían hecho y terminó en la cárcel donde murió con múltiples enfermedades y una paliza justo antes de que le tocara juicio o libertad. Al de 358 días o siete menos del año. Ver detalles aquí
Como represalia, el gobierno ruso prohibió a los americanos adoptar niños rusos. Participante del fraude estatal fue también el dueño de la compañía rusa Provezon Holdings con algunas inversiones en EEUU, Denis Katsyv. También maneja los ferrocarriles del Estado ruso. Y Natalia representa a Denis Katsyv y otros, porque el Acta de Magnitsky les duele en el bolsillo, además de ser malas relaciones públicas. Total, que Natalia y los que representa estaban más interesados en las sanciones que sobre quién está en la presidencia. Y esta pista se ha enfriado.
En "Los Desayunos de TVE" ha escuchado que Luke Harding (periodista inglés de “The Guardian”) ha escrito un libro sobre esta colusión de Trump reflejada en los medios de Facebook y Twitter propagando noticias falsas. Seguro que en Europa hará dinero este autor. Lo que nosotros vemos aquí es que Trump y Hillary gastaron un total 81 millones de dólares en dichos medios y los rusos 46.000 dólares o el 0.05%. Y no hablemos de los otros medios, aún más impactantes. En la campaña electoral del 2016 se gastaron 1.200 millones de dólares por parte de Hillary y 646 millones por parte de Trump. Los 46.000 de los rusos en sus trolls me hacen pensar en el dolor que le podría causar una pulga a un elefante. Pero es libre escribir libros. Y leerlos o no también.
De lo que somos testigos aquí, los que seguimos con mucho detalle el desenredo de la madeja es que Paul Manafort, quien trabajó brevemente con Trump en el 2016, durante los 2011 trabajó para el Grupo Podesta (cabildeo) de Tony Podesta. Tony Podesta es hermano del director de la campaña de Hillary Clinton, John Podesta. Y el Grupo Podesta cabildeó (influir legalmente en las instituciones) para Uranium One. Uranium One fue comprada por ROSATOM (Corporación Estatal Rusa de Energía Nuclear) durante la administración de Obama y mientras Hillary era Secretaria de Estado.
Los rusos, por su lado, establecieron unas agencias para sobornar a políticos americanos que pudieran ofrecer resistencia a la compra del 20% de la producción del uranio de EEUU como pretendía hacer la subsidiaria de Rosatom. Es importante tener en cuenta que el jefe del FBI en los 2009 hasta el 2011 fue el mismo que el presente investigador de la colusión con Rusia, Robert Muller. Y tenía muchos conocimientos de lo que ocurría, por lo que significa un posible conflicto de intereses. ¿Hacia donde dirigirá la investigación? Ya entonces investigaron e arrestaron al ruso Boris Rubizhevsky por conspiración y lavado de dinero. Ha terminado en la cárcel por un año y un día, con otros tres de libertad condicional. También hay cargos para Vadim Mikerin, otro ruso.
Durante el mandato de Hillary como Secretaria de Estado se consumó la venta de uranio a los rusos e inmediatamente la Fundación Clinton recibió 145 millones de dólares para actos caritativos. Qué agradecidos los rusos, oiga. Un claro "quid pro quo". Cuando ha salido todo esto a la luz, el fundador del grupo Tony Podesta ha dimitido y parece que la corporación no durará más allá del próximo 31 de diciembre debido a dimisiones adicionales. Nada que cabildear ahora, ya que los Clinton han caído en desgracia.
A todo lo mencionado tenemos que añadir que las investigaciones también han descubierto que el dosier contra Trump, usado también de forma ilegal como prueba para el FBI y NSA para escuchar y delatar individuos de la campaña de Trump, fue pagado por Fusion GPS, un grupo de periodistas quienes cobraron a su vez ocho millones de dólares de la campaña de Hillary. Dosier fabricado y usado como documento para espiar. El ex-jefe del FBI, James Comey, tendrá que dar explicaciones adicionales.
Ampliando los escándalos entre los demócratas, Donna Brazile, que fue por un tiempo consejera en la campaña de Hillary, así como directora general del Partido Democráta, acaba de publicar un libro mortal para la ex-candidata, acusándola de acaparar todas las donaciones hechas al partido, siendo ella la encargada de la distribución. Aún las correspondientes a otros candidatos, lo cual viola las leyes de campaña. Las acusaciones de Bernie Sanders diciendo que Hillary estaba manipulando las elecciones, eran verdad en mayor escala de lo que se creía. Hillary controló los delegados y el dinero. Muy curioso es que Donna Brazile le dedique el libro, entre otras personas, al "patriota" Seth Rich, que fue asesinado misteriosamente en las calles de Washington.
Se ha especulado que el analista de datos se puso en contacto con Wikileaks para divulgar información relacionada a Hillary. Pero nunca lo sabremos. Donna Brazile alega también que temió por su vida. Algo muy, muy extraño a declarar con unas implicaciones demasiado serias, cosa que no se ha repetido por los medios tradicionales. Acabo de enterarme al investigar detalles sobre el tema. Apunto, que la nueva Newsweek (que no tiene nada que ver con la clásica revista norteamericana que cerró hace unos años) no es una revista conservadora, sino todo lo contrario. Para que escriba así por los suyos...
Con todo lo explicado hasta aquí de arriba y los escándalos que están saliendo por abuso sexual de los que tienen poder, hasta Bill Clinton de forma muy tardía, está siendo diana de ataques por los mismos demócratas. Lo cual significa: Dinastía Clinton, QEPD... por mucho que Hillary siga dando entrevistas y vendiendo libros, echando la culpa a todos los demás excepto ella, como un alcohólico recalcitrante.