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Martes, 19 de Diciembre de 2017 Tiempo de lectura:
Faustino Merchán Gabaldón

Ciencia frente a pseudociencia

“Lo mejor que te puede pasar con las Pseudociencias es que te engañen. Lo peor es que, además de engañarte, te maten”

Una reciente encuesta publicada en El País sitúa en el puesto más alto de confianza a científicos y médicos: un 92% de las personas cree que los avances científicos han mejorado la calidad de vida humana. Un 86% considera que las decisiones sobre Ciencia y Tecnología deben quedar exclusivamente en manos de los científicos, un 68% está convencido que la mayoría de los problemas actuales se acabarán resolviendo aplicando el conocimiento científico. Sin embargo, existen en España 15.000 farmacias donde se venden productos homeopáticos que son utilizados por un 15% de la población; José Manuel de Prada defiende el diseño inteligente del hombre; el programa televisivo de Iker Jiménez bate récord de audiencia en su franja horaria. La pregunta surge inmediatamente: ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuáles son las razones por las que las personas que dicen confiar en los científicos después recurren a todo tipo de prácticas no científicas? ¿Qué aportan las pseudociencias que las personas no encuentran en la Ciencia ¿Qué es la Ciencia?

 

De una forma práctica podemos definir Ciencia como el conjunto de métodos para describir los fenómenos naturales, explicar sus causas y hacer predicciones. Para definirla correctamente debemos describir en qué consiste la metodología de la Ciencia. La forma que tiene la Ciencia de explicar las causas de lo observable configura el denominado método científico Se trata de un método basado en dos pilares fundamentales: Debe ser de tipo hipotético-deductivo y ha de ser falsable. Es decir, apoyado en el método hipotético-deductivo. La observación de unos determinados hechos mueve al científico a formular una hipótesis que los explique. Éste plantea una serie de experimentos de verificación que de cumplirse, confirmen la hipótesis. La Falsación. Es una propiedad por la que basta una sola prueba en contra de una teoría para que ésta pueda ser considerada falsa. La falsación es imprescindible para acotar el método hipotético-deductivo, que de otra forma, sería imposible de confirmar.

 

Vivimos en un mundo en el que la realidad es cada vez más compleja, y nos vemos apremiados a diario con la necesidad de formar nuestra opinión sobre temas que exceden ampliamente nuestra formación o conocimientos. En muchos casos, además, la opinión sobre hechos relativamente especializados es utilizada para influir sobre nuestros criterios morales, políticos o religiosos. La importancia de la Ciencia a la hora de la toma de decisiones políticas es cada vez más evidente. Evidentemente sus criterios no son independientes de la situación actual que está viviendo la Ciencia en EEUU tras la llegada de Donad Trump al poder.

 

En España, donde el nivel de educación de la población general ha aumentado vertiginosamente en las últimas cinco décadas, aunque la calidad de la enseñanza y de los titulados universitarios ha bajado sensiblemente, la exigencia de argumentos adecuados para convencer a la sociedad es cada vez mayor. Sin embargo, precisamente la complejidad creciente de la realidad social y el conocimiento científico crea nuevos espacios para la manipulación. La receta para evitarlo pasa por una apuesta decidida por la diversidad, la independencia y el rigor de los medios de comunicación, y por la exigencia de argumentaciones honestas, suficientemente detalladas y apoyadas por datos contrastables.

 

Nuestra lectura de la prensa y de los medios sociales nos hace ver abundantes artículos sustentados en criterios falsamente racionales y/o científicos. En nuestra opinión, estos incluyen desde los que presentan como verdades absolutas cuestiones controvertidas o infundadas hasta aquellos que hacen una utilización ideológica, política o religiosa de supuestos hechos científicos. A menudo, el tono general de estos artículos permite adivinar una fuerte dosis de sesgo ideológico.

 

Las Pseudociencias son aquellas actividades que pretenden explicar fenómenos naturales para los que existe una teoría sólida, no hay ninguna explicación satisfactoria. Y lo hacen imitando a la Ciencia, mediante una terminología similar, pero sin utilizar la metodología científica. Por lo general, se basan en creencias y costumbres  Recurren a entes inmateriales, por definición, inaccesibles al examen empírico, como: La creación divina, La fuerza vital, El alma, La memoria del agua. Son dogmáticas, lo que hace de ellas una cuestión de fe. Hablan de metodología, de experimentos, de estadísticas, pero no demuestran nada empíricamente. Rechaza la crítica alegando dogmatismo por parte de la Ciencia, rechazando participar en actividades conjuntas. Utilizan los testimonios para reafirmar su validez. Exposición de experiencias positivas, tanto ciertas, como supuestas e incluso falsas, Por lo general, las personas no distinguen las fuentes desde las que le llega toda la información y se tiende a creer, o cuando menos a considerar, un hecho en base a las veces que se ha escuchado. Son invariables en el tiempo.

 

Sus explicaciones permanecen estáticas, lo que da una idea de certidumbre que la ciencia no transmite a los no especialistas. Con esto se introduce otro argumento que es el de la tradición, dando a entender que cualquier cosa por tradicional es buena No interaccionan con las Ciencias, y el universo científico. Sus principios son incompatibles con algunos de los principios más seguros de la Ciencia. No se encuadran en ningún sistema de disciplinas que explican la naturaleza en su conjunto, sino que son individuales y buscan ante todo la utilidad inmediata. Resultan disciplinas sencillas de aprender, al no fundamentarse en un conjunto de conocimientos de base. Consisten en una serie de principios, generalmente prácticos, basados en un recetario. Utilizan ciertos conceptos únicos enmascarados entre tecnología y terminología científica. ¿Por qué se cree en las Pseudociencias? Vamos a destacar cinco razones para creer en las Pseudociencias: Dudas sobre la Ciencia;  El funcionamiento de nuestra mente; Estadística y probabilidad;  Necesidad de inmediatez y de sencillez; Sentido religioso y búsqueda de la verdad.

 

El método científico no está exento de problemas, y entre ellos destacan dos: La influencia del investigador y de su entorno en la elaboración de la hipótesis; La mera observación no basta, sino que hace falta una idea previa que lleve a ese planteamiento. Así las observaciones se hacen en función de lo esperado y pueden obviarse fenómenos que pudieran afectar al resultado final.

 

No hace mucho tiempo, un niño de siete años había muerto en Italia después de que sus padres se negaran a darle antibióticos para tratar su otitis y usaran homeopatía. Lo más triste es que se veía venir. Cada vez son más las personas que emplean las Pseudociencias como tratamiento alternativo a la medicina convencional, la única que existe, y eso puede acarrear terribles consecuencias. El recurrir a ellas como complemento es tirar el dinero. El hacerlo como alternativa es arriesgar la vida.

 

El Reiki, la Bioneuroemoción, la Homeopatía, el movimiento anti-vacunas, las flores de Bach, la Astrología o el Biomagnetismo son pura anti-Ciencia. Los "chemtrails", es decir, la teoría de la conspiración de las estelas químicas, la "sanación cuántica" y cuestiones similares. Algunos entendemos que hay una parte del cerebro humano que no puede aceptar lo que somos, simples hormigas en un universo infinito. Y tiene que hacer algo para sentirse "especial". Es el punto número uno en el manual de las sectas. Y es completamente irracional y destructivo. Eso sí, aunque todas carecen de rigor tienen algo en común: aprovechándose de la buena percepción social de la Ciencia utilizan terminología científica para engañar al ciudadano.

 

Tradicionalmente las Pseudociencias han sido cosa de charlatanes, curanderos, videntes, etc. Sin embargo, en los últimos años son otros los agentes muy poderosos que, por distintas razones, dan pábulo a estas modas tan peligrosas. Sería preciso exigir responsabilidad a todos aquellos que, por acción u omisión, favorecen estas prácticas.

 

Algunos científicos han tomado la responsabilidad de fomentar el espíritu crítico entre los ciudadanos y a crear una sociedad basada en el conocimiento, y no en la mentira y el fraude: Solo una defensa a ultranza de las actitudes científicas, de los principios ilustrados y de las sociedades abiertas puede ser un antídoto contra los peligros que acechan a la humanidad en su conjunto.

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