Ramadan, de nacionalidad suiza, fue arrestado esta mañana y sobre él pesan dos denuncias por «violación» y actos de violencia que produjeron una incapacidad temporal, señalaron las fuentes.

El pasado octubre, la justicia francesa abrió un procedimiento contra Ramadan después de que dos mujeres presentasen sendas denuncias y varias más anunciasen que estudiaban hacerlo.
 

La primera en formalizar la denuncia, el pasado 20 de octubre, fue su antigua seguidora Henda Ayari, que contó a diversos medios de comunicación franceses cómo fue «víctima de una grave agresión sexual» por parte de Ramadan en marzo de 2012 en París.
 

«Para él, o vas con velo o se te viola», señaló entonces Ayari, de 40 años, tras explicar que los hechos se produjeron en un hotel en el que el teólogo le había dado cita, después de haber tenido contactos por las redes sociales.
 

En algunos de los últimos contactos, que habían empezado en 2010, él le había reprochado que colgase una foto en Facebook en la que aparecía sin velo y maquillada.
 

Según Ayari, Ramadan le dijo que «el hecho de quitarse el velo» le hacía a ella «responsable» y que, por eso, «tenía lo que merecía».
 

La mujer, que no llevó estos hechos ante la justicia durante más de cinco años por miedo a las amenazas supuestamente lanzadas por el islamista, se decidió a hacerlo al calor de la campaña lanzada con ocasión de las revelaciones del productor de Hollywood Harvey Weinstein y el movimiento «#MeToo» y «#balancetonporc», en Francia.
 

La segunda mujer que denunció una violación por el intelectual, que en su caso ocurrió en 2009, tiene 45 años y prefirió mantener su anonimato.
De acuerdo con su testimonio, publicado por los diarios «Le Monde» y «Le Parisien», el escenario tuvo varias similitudes con la primera: los hechos tuvieron lugar en el hotel Hilton de Lyon, adonde la había invitado para hablar.

La conversación degeneró rápidamente en una escena de gran violencia, durante la que el controvertido profesor universitario, de 55 años, la arrastró tirandole del pelo.
 

Ramadan denunció entonces lo que llama «una campaña de calumnias», tras la que ve a sus «enemigos de siempre».