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Jueves, 01 de Marzo de 2018 Tiempo de lectura:

Sobre el cinismo y la hipocresía

El genial Groucho Marx hacía una muestra del cinismo imperante en la sociedad actual con su celebrada sentencia que me permito la licencia de adaptar “Estos son mis principios, y si no le gustan los cambio y adapto para su aceptación”, dado que en la vida política toma cuerpo y naturaleza esta actitud tan peculiar.


Creo que estos son principios endémicos de nuestra sociedad humana, que personalmente he denostado desde lo más profundo de mi ser, ya desde mi juventud, por observación de las personas adultas, hasta mi condición humana de adulto, y siempre me he manifestado en su contra más allá de lo estrictamente conveniente, para mantener una cierta cohesión e integración de las organizaciones de las sociedades humanas, por mor de la cortesía y de la diplomacia sociales, pero más allá de esos estrictos límites denota a las personas en mezquinos y miserables. Instituciones como la Iglesia católica han utilizado históricamente estos principios desde su “A Dios rogando y con el mazo dando”, y por supuesto, donde forma un corpus que toma asiento es en la política y sus partidos políticos, donde ya “rizan el rizo”.


Entiendo que para salvaguardarnos ante nosotros mismos hemos de reducir al mínimo, los factores de cinismo e hipocresía, al menos en nuestras relaciones personales y familiares, es decir, en los círculos más íntimos que imperan en nuestra sociedad.


Aunque ya traté este concepto en uno de mis libros “Con los zapatos gastados. Haciendo el camino en crisis” no doy por agotado el tema. En esa ocasión escribí “El concepto de cinismo proviene del latín cynismus, aunque tiene origen griego. El término hace referencia a la imprudencia, la obscenidad descarada y la falta de vergüenza, tacto y recato a la hora de mentir o defender acciones ilícitas, es decir, con dolo o mala fe. Partiendo de esa acepción tenemos que remarcar que en muchas ocasiones el término cinismo es utilizado como sinónimo de hipocresía. De aquí que nos encontremos a diario, la acepción de cinismo, tal y como se entiende en la actualidad, vinculada a acepciones relacionadas con el escepticismo vestido de sarcasmo, y con la hipocresía.


La noción de cinismo también se utilizó para citar a la doctrina de la Escuela Cínica, formada por discípulos de Sócrates a mediados del siglo IV a. C. La denominación surgió como un calificativo despectivo a su modo de vivir, ya que los cínicos despreciaban las riquezas y los bienes materiales.


Diógenes de Sinope fue uno de los principales filósofos de esta escuela que consideraba que la civilización era un mal para el hombre, que debería vivir de manera amigable con la Naturaleza.


Con el tiempo, el concepto de cinismo fue mutando, y hoy se asocia a la tendencia de no creen en la bondad y la sinceridad del ser humano. Es decir, la actitud cínica está vinculada al sarcasmo, la ironía y la burla.
El objetivo es alcanzar la felicidad, y esto se consigue si uno depende únicamente de sí mismo. Lo fundamental para el cínico es la autarquía, es decir, la independencia de todo condicionamiento exterior, la autosuficiencia. En cierta ocasión afirmó uno de sus más destacados miembros, Antístenes, que la mayor dicha era, sin duda, morir feliz.
La risa abundante y reiterada garantiza una vida saludable, si bien no  la eternidad, pero está comúnmente asociada al cinismo.


El cinismo es uno de las manifestaciones más radicales de la filosofía, y también de las más incomprendidas. Los cínicos consideran que la forma de vivir es parte consustancial de la filosofía e inseparable de su manera de pensar. Sin embargo, no todos los miembros de esa escuela de pensamiento tienen las mismas actitudes externas, ni los mismos comportamientos, por lo que a veces se habla de filosofía cínica, otras veces de actitud cínica, y otras de simplemente locura. El término cínico es uno de esos términos que ha ido perdiendo su significado original, y transformándose en otro radicalmente distinto al que tuvo en sus orígenes. Tanto es así que hay algunas propuestas con el fin de diferenciar claramente el concepto de cínico en su sentido original, del que se utiliza en la actualidad, es decir, diferenciar el concepto de cínico en sentido filosófico, de su sentido popular actual”.


El cinismo constituye una forma de vida, una forma de ser, pero también de pensar y de expresarse. La ignorancia frecuentemente va de la mano de la maldad, y ésta deviene en muchas ocasiones en el cinismo y la hipocresía.

 

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