El “Gran Hermano” sobrevuela Gran Bretaña
La Policía del condado de Meryeyside amenaza a las ciudadanos que apoyan al pequeño Alfie Evans: “Os estamos vigilando”
La Policía del condado de Meryeyside, cuya capital está en Liverpool, emitió ayer un comunicado dantesco en el que directamente se amenaza a los ciudadanos británicos que están apoyando al pequeño Alfie Evans. “Hemos emitido la siguiente declaración tras los informes de publicaciones en redes sociales que se hicieron en relación con Alder Hey Hospital y la situación actual con Alfie Evans. El inspector jefe Chris Gibson ha dicho lo siguiente: ‘La Policía de Merseyside ha sido informada de varias publicaciones en redes sociales que se han hecho con referencia al Hospital Alder Hey y la situación actual que involucra a Alfie Evans. Me gustaría advertir a la gente que estos mensajes están siendo monitoreados y recordarles a los usuarios de las redes sociales que cualquier delito, incluidas las comunicaciones maliciosas y el comportamiento amenazante, será investigado y, cuando sea necesario, se tomará una decisión al respecto’”.
Según se informa en el blog Contando Estrelas, desde EEUU, el diario The Dailywire ha denunciado que en el Reino Unido “el Gobierno no sólo puede despojarte de tus derechos parentales y retener a tus hijos como rehenes mientras mueren de hambre, sino que también puede amenazarte con mensajes si intentas hablar de tales injusticias“.
El analista Paul Bois explica que “lo espeluznante de la declaración” es que la Policía no define ‘comunicaciones maliciosas’ o ‘comportamiento amenazante. En lugar de simplemente dar algo concreto como “no se tolerarán los llamamientos a la violencia”, “emite una declaración general en la que cualquier cosa, desde llamar un grupo de fascistas a los burócratas que quieren que Alfie Evans muera a hasta llamar a una yihad contra el hospital podría ser visto como ‘comunicaciones maliciosas’”. Bois denuncia la incapacidad de la Policía británica para distinguir la libertad de expresión de las amenazas, y acusa al gobierno británico de estar matando de hambre al pequeño.
El exceso de celo totalitario de la Policía británica a la hora de vigilar e intentar censurar las redes en relación al caso de Alfie Evans contrasta con su desidia a la hora de vigilar crímenes cometidos precisamente contra menores de edad.
En 2014 se descubrió que 1.400 niñas sufrieron abusos sexuales durante 16 años en Rotherham, en el norte de Inglaterra, sin que las autoridades británicas hiciesen nada, por temor a ser tachadas de racistas, ya que los agresores eran inmigrantes musulmanes. Las últimas investigaciones han elevado el número de víctimas a más de 1.500. Ni siquiera es un hecho aislado de esa ciudad: casos parecidos se descubrieron en Oxford en 2013 y en Rochdale en 2016, también con bandas de violadores musulmanes. El más reciente de los casos, conocido el mes pasado, reveló que en Telford bandas de pakistaníes violaron, prostituyeron y vendieron a un millar de niñas sin que la Policía hiciese nada, para no ser tachada de racista.
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La Policía del condado de Meryeyside, cuya capital está en Liverpool, emitió ayer un comunicado dantesco en el que directamente se amenaza a los ciudadanos británicos que están apoyando al pequeño Alfie Evans. “Hemos emitido la siguiente declaración tras los informes de publicaciones en redes sociales que se hicieron en relación con Alder Hey Hospital y la situación actual con Alfie Evans. El inspector jefe Chris Gibson ha dicho lo siguiente: ‘La Policía de Merseyside ha sido informada de varias publicaciones en redes sociales que se han hecho con referencia al Hospital Alder Hey y la situación actual que involucra a Alfie Evans. Me gustaría advertir a la gente que estos mensajes están siendo monitoreados y recordarles a los usuarios de las redes sociales que cualquier delito, incluidas las comunicaciones maliciosas y el comportamiento amenazante, será investigado y, cuando sea necesario, se tomará una decisión al respecto’”.
Según se informa en el blog Contando Estrelas, desde EEUU, el diario The Dailywire ha denunciado que en el Reino Unido “el Gobierno no sólo puede despojarte de tus derechos parentales y retener a tus hijos como rehenes mientras mueren de hambre, sino que también puede amenazarte con mensajes si intentas hablar de tales injusticias“.
El analista Paul Bois explica que “lo espeluznante de la declaración” es que la Policía no define ‘comunicaciones maliciosas’ o ‘comportamiento amenazante. En lugar de simplemente dar algo concreto como “no se tolerarán los llamamientos a la violencia”, “emite una declaración general en la que cualquier cosa, desde llamar un grupo de fascistas a los burócratas que quieren que Alfie Evans muera a hasta llamar a una yihad contra el hospital podría ser visto como ‘comunicaciones maliciosas’”. Bois denuncia la incapacidad de la Policía británica para distinguir la libertad de expresión de las amenazas, y acusa al gobierno británico de estar matando de hambre al pequeño.
El exceso de celo totalitario de la Policía británica a la hora de vigilar e intentar censurar las redes en relación al caso de Alfie Evans contrasta con su desidia a la hora de vigilar crímenes cometidos precisamente contra menores de edad.
En 2014 se descubrió que 1.400 niñas sufrieron abusos sexuales durante 16 años en Rotherham, en el norte de Inglaterra, sin que las autoridades británicas hiciesen nada, por temor a ser tachadas de racistas, ya que los agresores eran inmigrantes musulmanes. Las últimas investigaciones han elevado el número de víctimas a más de 1.500. Ni siquiera es un hecho aislado de esa ciudad: casos parecidos se descubrieron en Oxford en 2013 y en Rochdale en 2016, también con bandas de violadores musulmanes. El más reciente de los casos, conocido el mes pasado, reveló que en Telford bandas de pakistaníes violaron, prostituyeron y vendieron a un millar de niñas sin que la Policía hiciese nada, para no ser tachada de racista.