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Pablo Mosquera
Viernes, 04 de Mayo de 2018 Tiempo de lectura:

Terror

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Seguro que estuvo en la mente de Maquiavelo. Y es que desde antiguo la violencia ha sido una fórmula perversa pero eficaz para someter. El sometimiento era directamente proporcional al miedo. Pero han pasado los siglos y sigue al uso.


La vulneración de los derechos del ser humano, le coloca a la intemperie del miedo. A partir de ahí se establecen tres tipos de conductas: los que viven de ese miedo, los que se adaptan al estado del miedo, los que se sublevan contra las causas del miedo.


De todo lo que antecede sabemos mucho en Euskadi. La violencia con fines políticos se basó en dar miedo. Era el miedo a ser una víctima más lo que daba beneficios. La gestión del miedo, en la que cada cual tenía su papel, permitió avanzar hacia privilegios de toda índole. Al mismo tiempo que se cercenaban las libertades reales de los españoles habitantes de la comunidad.


Para promover el miedo llegaron hasta el máximo. Cualquier ser humano del país podía ser víctima, individual o colectiva, del terrorismo como instrumento para controlar el miedo a favor de la causa paranoide en defensa de unos supuestos derechos históricos de ser para decidir. El ambiente preñado de miedo estaba conseguido, sólo faltaba hacer uso de tal para lograr fines políticos en un contencioso con el Estado español. Y así se negociaron competencias estatutarias. Se mantuvieron privilegios fiscales. Se volcó el Estado para dar alternativas a la crisis del acero. Se mantuvo al PNV de Arzalluz -hasta que llegó Imaz- como interlocutor válido para buscar una salida del conflicto. Se repartieron toda suerte de prebendas entre organizaciones culturales, informativas y educativas que practicaban adoctrinamiento. Se cambió la historia por el mito. Se hizo desigual el derecho real a ser candidato a las instituciones vascas. Se llegó a estigmatizar la condición de español.


Pero el miedo se exportó fuera de las fronteras vascas. Cualquier ciudadano podía ser "daño colateral" de un atentado, desde el momento en que ETA podía hacerse presente desde su cruel metodología. Y es que, cuando llegan las imágenes del terrorismo yihadista, en ciudades del mundo, de inmediato me vienen a la memoria sucesos en suelo de España. Y lo que no sabemos... que pudo acontecer.


Para que el miedo sea eficaz es preciso administrarlo. Unos matan, otros señalan, algunos lo justifican, muchos están dispuestos a negociar lo que sea para que finalice la espiral. La capacidad para dar miedo convierte a los verdugos en señores de la guerra, empoderados, aclamados por aquellos a los que se adoctrinó en la necesidad patriótica para hacer uso de la violencia. Todo lo dicho y mucho más forma parte de una subcultura que se fue extendiendo eficazmente. De los más entusiastas, un porcentaje decidió incorporarse a las mesnadas asesinas. En sus pueblos, fueron y siguen siendo, patriotas, soldados y héroes.


ETA se ha disuelto. ETA ha fenecido gracias a la presión. ETA ha sido derrotada. ¿Del todo?. Va a depender de cómo se cuente la historia. Y mientras no se entierre el odio que la generó y mantuvo, siempre habrá alguien dispuesto a proclamar que fue otra "Carlistada".  Incluso tendremos que soportar incidentes como el de Alsasua, y el tratamiento que le han dado algunos personajes con mando y responsabilidad pública.


Me ha sorprendido el comunicado de la Iglesia. Tanto por el momento en que se produce, como por el contenido. Seguro que Monseñor Blázquez ha tenido mucho que ver en su aparición. El ex obispo de Bilbao supuso un antes y un después con el papel de la Iglesia vasca. Aun recuerdo la conducta y mensajes de un tal Setién...


Pero la Iglesia ha reconocido culpas, por activa y por pasiva. Alguna vez sabremos qué hechos tuvieron lugar en el Santuario de Loyola. Alguna vez sabremos cómo actuaron los miembros de la Iglesia vasca, en que funciones, colaboraciones, negociaciones...Por lo de pronto, en el mejor de los casos, pecaron de equidistancia. En el peor, algunos fueron semilla ideológica para la Construcción Nacional del Estado Vasco.


La peor es la falta de crédito que merecen las diferentes facciones del MLNV. Como siempre, el fin confirma los medios. Y ahora toca pedir árnica. Pero por necesidades del guión y ante la soledad internacional del proyecto. No logro creerme que asesinos por convicciones casi religiosas, hayan reparado en su conducta criminal. Creo que salvo honrosas excepciones que confirman la regla, todo lo que figura en la declaración de ETA es mera retórica al servicio del momento. De lo contrario no volverían a danzarle un "aurresku" a un gudari que regresa a su pueblo tras pasar una temporada en prisión por formar parte de un talde asesino.  


Las víctimas quieren saber quiénes fueron los asesinos. Entre otras razones para no cruzarse con ellos, para no compartir los mismos espacios. Y en la instituciones públicas vascas, nadie puede valerse del miedo para imponer sus criterios. Ahí sí que se necesita poner el contador a cero. Hubo mucho tiempo en que algunos llevaban al Parlamento, ayuntamientos y diputaciones, sus propuestas con dos tipos de apoyos. Los visibles que se podían contar. Los invisibles que se podían sentir en la nuca.


Una última cuestión. Siempre supe que el último general del MLNV sería Josu Ternera. ¿Se imaginan las razones?. Las mismas por las que a pesar de tanto tiempo, y tantas detenciones, la del ex parlamentario nunca se produjo...¿A quién servía?.    
 

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