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Ernesto Ladrón de Guevara
Viernes, 04 de Mayo de 2018 Tiempo de lectura:

Que se vayan al infierno

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He estado dudando de si escribir o no algo sobre ETA y la escenificación de una disolución obligada por una situación de agonía; no por la voluntad de hacerlo. Por mucho que ETA y su caldo sociológico pretendan vender el producto de que lo hacen por haber recibido no sé qué inspiración beatífica y que pasan página para dedicarse a la eusko-falacia de forma pacífica, no cuela la mentira. Lo hacen porque ya no son nada y han sido derrotados. Lo saben, pero construirán su relato, con la ayuda siempre inestimable de los recogedores de nueces, que todos sabemos quiénes son; es decir, los amigos del chuletón y la buena vida a cuenta de recortar las libertades a sus congéneres y ponerse en una prevalencia inmerecida.

    

En esto van a sucederse tres relatos:

    

Uno, el de que Euskadi ha logrado la vía de la liberación y de la independencia, con una reunificación con Navarra en vías de logro, gracias a la lucha nacionalista. Dirán que "Euskalherria" es un proceso del cual forma parte el “conflicto” y que ya no es necesaria ETA; pero que un día hubo una presión que abrió las puertas a la independencia. Aquí sitúo a los nacionalistas de uno u otro pelaje que estuvieron de una u otra forma al lado del brazo político de ETA, e incluso más allá.

    

Otro, el de quienes afirmarán sin recato ni pudor que ETA fue una necesidad para combatir al Estado opresor y colonizador que coartaba las “libertades vascas”, en un lenguaje críptico e incomprensible para una mente racional, pero que, como todo lenguaje simple repetido hasta la saciedad, cala como lluvia fina y penetra en mentalidades planas, incapaces de brillar en pensamientos mínimamente complejos. Aquí, como pueden ustedes suponer, ubico al abertzalismo más doctrinario, al que la boina ha impedido el desarrollo de las circunvoluciones cerebrales por estar encajada hasta las cejas.


Y el tercero puede ser el relato que define a ETA como una banda de criminales cuyo único objeto era atenazar las libertades de los ciudadanos para que no pudieran ejercer sus derechos como personas y así guiar al llamado pueblo vasco como si fuera un rebaño hacia un modelo totalitario de sociedad. Eso sí, sin descartar que, como toda revolución de carácter leninista, el terror era un chantaje para impedir que España fuera una democracia cuyo principio esencial se orientara hacia la igualdad de todos los españoles en derechos y obligaciones; y así, ir configurando un régimen comunista que empezara por las regiones más industrializadas como el País Vasco y Cataluña. En definitiva, un relato que definiera a ETA como lo que era en realidad, un grupo terrorista de carácter totalitario, mafioso, y revolucionario, homologable a otros como los Jemenes Rojos camboyanos, los Tupamaros o las FARC colombianas, con la diferencia de que mientras aquellos combatían en campo abierto estos cobardes etarras asesinaban a sangre fría por la espalda y siempre a traición.

    

Es una buena noticia que ETA desaparezca de nuestras vidas y forme parte de las tinieblas de nuestra historia. Yo me siento contento. Cada uno contará la historia que más le convenga al respecto, pero las personas de bien construirán la verdadera historia de esta banda criminal en base a sus experiencias y conocimiento; y la transmitirán a sus hijos y nietos. No me preocupa la adulteración o la tergiversación que tratarán de hacer de esta realidad, pues eso siempre ha ocurrido y seguirá sucediendo. La verdad de la crueldad innecesaria de ETA quedará para siempre en los capítulos más negros de la humanidad por mucho que traten de construir un relato falso.

    

Yo me alegro de que ETA no nos pida perdón. Sería un insulto a nuestras inteligencias que lo hiciera, una burla, después de tanto daño causado. Ni espero su arrepentimiento ni ellos deben esperar mi indulgencia ni mi compasión. Sí mi desprecio absoluto y la exigencia de que cumplan sus penas y contribuyan a esclarecer los crímenes que aún están por dilucidar.

 

Que se vayan al infierno.

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