James Rhodes, el pianista de moda entre la progresía occidental, acaba de revelar a través de Twitter cómo el fanatismo, la intolerancia y la intransigencia se extiende como la pólvora entre las huestes de la izquierda mundial. Y ha demostrado también cómo entre esta gente, las ansias de quemar y de plantar fuegos públicos es como una epidemia. A través de Twitter, la red social en la que todos estos culturetas vomitan sus idioteces, Rhodes ha exigido quemar la Plaza Margaret Thatcher de Madrid, ya que, al parecer, la que fuera primera ministra británica, y quizás la más representativa política de este país después de Winston Churchill, no es del agrado del ilustre músico.

Según el diario El País, “Rhodes ha convertido los estragos de su locura, la depresión y sus traumas como víctima de abusos en la infancia en un filón” económico, pero, al parecer, sigue manteniendo una larvada obsesión violenta que, en España, país donde reside desde hace varios meses, podría situarle muy cerca de la comisión de un delito de odio. “Seriously, Madrid? Please set it on fire” (“¿En serior, Madrid? Préndele fuego”) dice el intérprete en su tuit, donde incluye una imagen de la placa indicadora de la Plaza Margaret Thatcher. Hasta el momento, ninguna de las voces tan airadas que suelen pulular por Twitter ha dicho una palabra del tema... Suponemos, en cambio, que la Administración tendrá en cuenta esta vocación pirómana de Rhodes cuando a este individuo se le ocurra solicitar la residencia permanente en España.