Macron, Merkel y Sánchez, grandes perdores de la cumbre
Inmigración ilegal: Los países del Grupo de Visegrado imponen su criterio en la UE frente al desconcierto socialdemócrata de Merkel y Macron
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Estrepitoso fracaso del emporio socialdemócrata europeo, encabezado por Angela Merkel y Enmanuel Macron, en su empeño de imponer en la UE el reemplazo de la población europea con inmigrantes llegados de Oriente Medio y África. El único objetivo alcanzado por los líderes de la gran Europa socialdemócrata a los que se había sumado el presidente español Pedro Sánchez ha sido una vacua declaración conjunta en la que se señala el interés de los países firmantes para poner en marcha “la creación voluntaria de campos de refugiados”. Absolutamente nada, pues esta medida ya podía ser ejercida con anterioridad por cualquier Gobierno comunitario sin pedir permiso para ello.
Los grandes triunfadores de la reunión han sido, sin duda, los países conocidos como el Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, Eslovaquia y Chequia) que, apoyados por Austria e Italia, se han negado con rotundidad a admitir más inmigrantes en Europa y, sobre todo, a tener que aceptar la llegada de éstos por “obligación de cuotas”. El primer ministro checo, Andrej Babiš, ha sido muy claro a este respecto: “Considero que se trata de un gran éxito. Las cuotas fueron tema de debate durante cuatro años, pero ahora todos se alejan de ese asunto. El Grupo de Visegrado se mantuvo firme, compacto, y logramos nuestro cometido”.
El acuerdo alcanzado por los líderes europeos delinea de manera muy clara el procedimiento a seguir. La Unión Europea promoverá la creación voluntaria en su territorio de “centros controlados” para seleccionar a los solicitantes de asilo. Los inmigrantes económicos serán separados y devueltos a sus países de origen.
Las personas que demuestren que necesitan protección internacional serán reubicadas en los estados miembros que de manera voluntaria les quieran recibir. Con esta medida se pone fin a la política de cuotas obligatorias y de reubicación, tan rechazada y criticada por los países del Grupo de Visegrado.
En el texto de la cumbre se incluye también la posibilidad de crear plataformas de desembarco de inmigrantes en la orilla sur del Mediterráneo. La medida busca evitar que los inmigrantes lleguen a tocar puerto europeo y sean retenidos y devueltos a su país de origen. Para esto la Unión Europea quiere cooperar con Turquía, al tiempo que dispondrá de 500 millones de euros para los países que quieran ayudar con las plataformas de desembarque.
Los líderes europeos se comprometieron también a respetar el Derecho Internacional y a perseguir a los traficantes de personas, al tiempo que subrayaron que están obligados a proteger a sus ciudadanos. Es por ello que aumentarán el control de las fronteras externas para luchar contra la inmigración ilegal.
El primer ministro húngaro Viktor Orbán, consciente de su victoria, ha sido muy rotundo tras el final de la cumbre: “La democracia europea ha fallado porque los líderes europeos no están haciendo lo que la gente espera que hagan. La gente quiere dos cosas: una de ellas es la protección de sus fronteras de una forma robusta, para evitar la entrada de más inmigrantes. La otra cosa que quieren es que transportemos a los inmigrantes que ya están aquí a sus lugares de origen”.
Estrepitoso fracaso del emporio socialdemócrata europeo, encabezado por Angela Merkel y Enmanuel Macron, en su empeño de imponer en la UE el reemplazo de la población europea con inmigrantes llegados de Oriente Medio y África. El único objetivo alcanzado por los líderes de la gran Europa socialdemócrata a los que se había sumado el presidente español Pedro Sánchez ha sido una vacua declaración conjunta en la que se señala el interés de los países firmantes para poner en marcha “la creación voluntaria de campos de refugiados”. Absolutamente nada, pues esta medida ya podía ser ejercida con anterioridad por cualquier Gobierno comunitario sin pedir permiso para ello.
Los grandes triunfadores de la reunión han sido, sin duda, los países conocidos como el Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, Eslovaquia y Chequia) que, apoyados por Austria e Italia, se han negado con rotundidad a admitir más inmigrantes en Europa y, sobre todo, a tener que aceptar la llegada de éstos por “obligación de cuotas”. El primer ministro checo, Andrej Babiš, ha sido muy claro a este respecto: “Considero que se trata de un gran éxito. Las cuotas fueron tema de debate durante cuatro años, pero ahora todos se alejan de ese asunto. El Grupo de Visegrado se mantuvo firme, compacto, y logramos nuestro cometido”.
El acuerdo alcanzado por los líderes europeos delinea de manera muy clara el procedimiento a seguir. La Unión Europea promoverá la creación voluntaria en su territorio de “centros controlados” para seleccionar a los solicitantes de asilo. Los inmigrantes económicos serán separados y devueltos a sus países de origen.
Las personas que demuestren que necesitan protección internacional serán reubicadas en los estados miembros que de manera voluntaria les quieran recibir. Con esta medida se pone fin a la política de cuotas obligatorias y de reubicación, tan rechazada y criticada por los países del Grupo de Visegrado.
En el texto de la cumbre se incluye también la posibilidad de crear plataformas de desembarco de inmigrantes en la orilla sur del Mediterráneo. La medida busca evitar que los inmigrantes lleguen a tocar puerto europeo y sean retenidos y devueltos a su país de origen. Para esto la Unión Europea quiere cooperar con Turquía, al tiempo que dispondrá de 500 millones de euros para los países que quieran ayudar con las plataformas de desembarque.
Los líderes europeos se comprometieron también a respetar el Derecho Internacional y a perseguir a los traficantes de personas, al tiempo que subrayaron que están obligados a proteger a sus ciudadanos. Es por ello que aumentarán el control de las fronteras externas para luchar contra la inmigración ilegal.
El primer ministro húngaro Viktor Orbán, consciente de su victoria, ha sido muy rotundo tras el final de la cumbre: “La democracia europea ha fallado porque los líderes europeos no están haciendo lo que la gente espera que hagan. La gente quiere dos cosas: una de ellas es la protección de sus fronteras de una forma robusta, para evitar la entrada de más inmigrantes. La otra cosa que quieren es que transportemos a los inmigrantes que ya están aquí a sus lugares de origen”.