“Son todos casos importados”
La Ministra de Sanidad liga los casos de sarampión existentes en España con la inmigración
![[Img #14412]](upload/img/periodico/img_14412.png)
Durante el primer semestre de 2018, Europa ha registrado más casos de sarampión en adultos y niños (41.000 en total) que en cualquier año de esta década, según ha informado la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El récord anual databa del 2017, cuando se registraron 23.927 casos, y la cifra más baja, en 2016, con 5.273, ha alertado la OMS en un informe que incluye a los 53 países de la región europea (los 28 de la UE, Rusia y otros de Europa del Este), con una población aproximada de 900 millones de habitantes.
En España, la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Carmen Montón, ha señalado que tanto el sarampión como la rubéola, que también está batiendo récords de casos en Europa, se consideran "eliminados" en España, pero ha recordado que resulta "muy importante" la vacunación. De hecho, y con respecto al sarampión, la mnistra, ligando probablemente sin quererlo el aumento de los casos de esta enfermedad con la inmigración, ha confirmado que todos los estallidos actualmente detectados en España “son todos importados”.
Lo cierto es que en, en Europa, la actual explosión de sarampión entre la población se asienta, según los especialistas, en dos factores: la entrada de millones de inmigrantes en el continente originarios de países donde esta enfermedad no está controlada y, por otro lado, el auge de los irracionales movimientos antivacunas, ligados a ideologías totaliarias de izquierda, que progresivamente tiende a bajar el porcentaje de ciudadanos protegidos contra la infección.
La relación del auge del sarampión con el aumento exponencial de la inmigración se ha estudiado especialmente bien en Alemania. En este país, el Informe Anual sobre Epidemiología de Enfermedades Infecciosas —que se publicó el 12 de julio de 2017 y provee datos sobre el estatus de más de cincuenta enfermedades infecciosas en Alemania durante 2016— ofrecía el primer vistazo sobre las consecuencias para la salud pública del flujo masivo de inmigrantes que tuvo lugar a finales de 2015.
El informe revela un aumento de incidencias en Alemania de conjuntivitis por adenovirus, botulismo, varicela, cólera, criptosporidiosis, fiebre del dengue, equinococosis, E. coli enterohemorrágica, giardiasis, gripe hemofílica, hantavirus, hepatitis, fiebre hemorrágica, VIH/sida, lepra, fiebre recurrente transmitida por piojo, malaria, sarampión, enfermedad meningocócica, meningoencefalitis, paperas, paratifoidea, rubeola, shigelosis, sífilis, toxoplasmosis, triquinosis, tuberculosis, tularemia, tifus y tos ferina.
“Alemania —al menos hasta ahora— se ha librado del peor escenario: la mayoría de las enfermedades tropicales y exóticas que trajeron al país los migrantes han sido contenidas; no hay grandes estallidos entre la población general. Las enfermedades más comunes, en cambio, de las cuales muchas están directa o indirectamente vinculadas con la migración masiva, van en aumento”, según el informe.
En una entrevista que publicará la revista impresa Naves en Llamas en su próximo número de septiembre, Luis Enrique Martín Otero, coronel coordinador de la Red Española de Laboratorios de Alerta Biológica (RE-LAB), preguntado sobre si los procesos migratorios intensos que está viviendo Europa pueden suponer una amenaza biológica para los ciudadanos, explica lo siguiente: “Sin lugar a dudas, pues no hay ningún control sobre los mismos. No existe una coordinación entre los diferentes países y Europa no está preparada para recibir estas cantidades de inmigrantes que, además, llegan, generalmente, en unas condiciones sanitarias muy preocupantes. Creo que es muy importante garantizar y proporcionar el derecho de asilo, pero hay que identificar, controlar y saber qué enfermedades traen muchas de estas personas. Realmente, dentro de un tiempo puede haber una explosión de enfermedades contagiosas porque no hemos estado preparados para recibir a esta ingente cantidad de inmigrantes”.
Y añade: “En este sentido, también nos preocupan mucho las enfermedades que puedan llegar a través de las personas que entran ilegalmente en España a través de viajes en pateras. Muchos de los inmigrantes que llegan a nuestro país en este tipo de embarcaciones son identificados y detenidos, pero otros muchos, no. Existe la posibilidad cierta de que un terrorista islamista se infecte a sí mismo con una enfermedad infecciosa, se suba a una barcaza y llegue a España y comience a contagiar una enfermedad grave de forma descontrolada. Solamente tiene que cruzar el Estrecho”.
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Durante el primer semestre de 2018, Europa ha registrado más casos de sarampión en adultos y niños (41.000 en total) que en cualquier año de esta década, según ha informado la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El récord anual databa del 2017, cuando se registraron 23.927 casos, y la cifra más baja, en 2016, con 5.273, ha alertado la OMS en un informe que incluye a los 53 países de la región europea (los 28 de la UE, Rusia y otros de Europa del Este), con una población aproximada de 900 millones de habitantes.
En España, la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Carmen Montón, ha señalado que tanto el sarampión como la rubéola, que también está batiendo récords de casos en Europa, se consideran "eliminados" en España, pero ha recordado que resulta "muy importante" la vacunación. De hecho, y con respecto al sarampión, la mnistra, ligando probablemente sin quererlo el aumento de los casos de esta enfermedad con la inmigración, ha confirmado que todos los estallidos actualmente detectados en España “son todos importados”.
Lo cierto es que en, en Europa, la actual explosión de sarampión entre la población se asienta, según los especialistas, en dos factores: la entrada de millones de inmigrantes en el continente originarios de países donde esta enfermedad no está controlada y, por otro lado, el auge de los irracionales movimientos antivacunas, ligados a ideologías totaliarias de izquierda, que progresivamente tiende a bajar el porcentaje de ciudadanos protegidos contra la infección.
La relación del auge del sarampión con el aumento exponencial de la inmigración se ha estudiado especialmente bien en Alemania. En este país, el Informe Anual sobre Epidemiología de Enfermedades Infecciosas —que se publicó el 12 de julio de 2017 y provee datos sobre el estatus de más de cincuenta enfermedades infecciosas en Alemania durante 2016— ofrecía el primer vistazo sobre las consecuencias para la salud pública del flujo masivo de inmigrantes que tuvo lugar a finales de 2015.
El informe revela un aumento de incidencias en Alemania de conjuntivitis por adenovirus, botulismo, varicela, cólera, criptosporidiosis, fiebre del dengue, equinococosis, E. coli enterohemorrágica, giardiasis, gripe hemofílica, hantavirus, hepatitis, fiebre hemorrágica, VIH/sida, lepra, fiebre recurrente transmitida por piojo, malaria, sarampión, enfermedad meningocócica, meningoencefalitis, paperas, paratifoidea, rubeola, shigelosis, sífilis, toxoplasmosis, triquinosis, tuberculosis, tularemia, tifus y tos ferina.
“Alemania —al menos hasta ahora— se ha librado del peor escenario: la mayoría de las enfermedades tropicales y exóticas que trajeron al país los migrantes han sido contenidas; no hay grandes estallidos entre la población general. Las enfermedades más comunes, en cambio, de las cuales muchas están directa o indirectamente vinculadas con la migración masiva, van en aumento”, según el informe.
En una entrevista que publicará la revista impresa Naves en Llamas en su próximo número de septiembre, Luis Enrique Martín Otero, coronel coordinador de la Red Española de Laboratorios de Alerta Biológica (RE-LAB), preguntado sobre si los procesos migratorios intensos que está viviendo Europa pueden suponer una amenaza biológica para los ciudadanos, explica lo siguiente: “Sin lugar a dudas, pues no hay ningún control sobre los mismos. No existe una coordinación entre los diferentes países y Europa no está preparada para recibir estas cantidades de inmigrantes que, además, llegan, generalmente, en unas condiciones sanitarias muy preocupantes. Creo que es muy importante garantizar y proporcionar el derecho de asilo, pero hay que identificar, controlar y saber qué enfermedades traen muchas de estas personas. Realmente, dentro de un tiempo puede haber una explosión de enfermedades contagiosas porque no hemos estado preparados para recibir a esta ingente cantidad de inmigrantes”.
Y añade: “En este sentido, también nos preocupan mucho las enfermedades que puedan llegar a través de las personas que entran ilegalmente en España a través de viajes en pateras. Muchos de los inmigrantes que llegan a nuestro país en este tipo de embarcaciones son identificados y detenidos, pero otros muchos, no. Existe la posibilidad cierta de que un terrorista islamista se infecte a sí mismo con una enfermedad infecciosa, se suba a una barcaza y llegue a España y comience a contagiar una enfermedad grave de forma descontrolada. Solamente tiene que cruzar el Estrecho”.




















