¿Quién al pensar en Viena, no se le dispara la imaginación y en medio de ensoñaciones vislumbra los grandes salones donde se baila el vals, las orquestas, a Sisí Emperatriz, y tanto más?

Es difícil imaginar otra ciudad con la que les aflore una sonrisa de encanto y los deseos de visitarla vayan acompañados de los sueños que siempre desearon llevarle a ella; y lo más extraordinario de todo, es que en este caso los sueños no desaparecen al cumplirse, sino que se vuelven con otros nuevos.

Vindobona, como la llamaron los romanos, nombre de origen celta que significa ciudad blanca, es la capital de Austria, uno de sus nueve estados federados y está situada a orillas del Danubio, ese río que de nuevo vuelve a traerles melodías de vals. Es la mayor ciudad, centro cultural y político del país. La ciudad tiene una larga historia, ya que es una de las más antiguas capitales de Europa, por lo que cuenta con un importante patrimonio artístico. Durante el siglo XIX fue una de las grandes capitales musicales del mundo y a principios del siglo XX meca de la filosofía y el debate político de Occidente, así como uno de los principales centros culturales mundiales.

No deben olvidar que Viena posee el primer puesto dentro de las listas de calidad de vida de ciudades del mundo, básicamente debido a su orden, limpieza, seguridad y alta eficiencia de los servicios públicos, así como por la variedad de opciones de educación, cultura y ocio. Esta cualificación, sobre todo hoy en día, le otorga un valor inestimable y es garantía de una visita de éxito. En 2001 la UNESCO declaró el centro histórico de Viena como Patrimonio de la Humanidad otorgándole a la ciudad una razón más para ser de las más bellas y deseadas del mundo. Hay quién la visita solo por pasar el día en el Prater, el parque de atracciones más antiguo del mundo. Y ahora está en plena temporada, aunque su noria abre todo el año. Porque un día, sí solo uno, es suficiente si no tienen más tiempo.  Quizás piensen que no vale la pena ir para veinticuatro horas, pero lo que realmente es imperdonable es no ir si tiene ese tiempo. Los vuelos son cada vez más frecuentes y los precios son asequibles, con ofertas inimaginables hace unos años. Posiblemente no encuentren entradas para el concierto de fin de año una semana antes, pero sí encontrarán qué hacer en Viena en un día.

No lo piensen más. Entren en Viena en un día y descubrirán lo que se están perdiendo mientras lo piensan.