El mundo de los vascos y los demás
Uno debe leer de todo, precisamente para darse cuenta de hasta dónde puede llegar la mente humana. Desde "Mein Kampf" a las obras completas de Sabino Arana. Por curiosidad. Para poder debatir con algunos peligrosamente nostálgicos. Para tener claro que nada es casual, todo es causal. O como me decía un periodista que había vivido el conflicto de los Balcanes, no hay nada por miserable que sea incapaz de repetirse, incluso en la vieja y culta Europa.
Recientemente, he leído el Informe Foronda- Castells, Pérez y Rivera-, dónde me ha sobrecogido leer que entre los objetivos de ETA había 79 pertenecientes o relacionados con Unidad Alavesa. ¡Tuvimos más suerte que otros! Y ahora recibo la noticia de la experiencia piloto en las escuelas sobre la violencia a través del trabajo que realiza el historiador Juan Pablo Fusi alrededor de ETA, para evitar ocultaciones, olvidos a inventario político, novelas infundadas pero oportunistas para el marcado, y quién sabe si repetición en el futuro...
Hubo tiempos en los que necesitaba escribir sobre el "conflicto vasco", me lo pedían, me servía como psicoanálisis para mi propio estrés traumático mental, al ser un humano que ha vivido bajo amenaza durante doce años, acostumbrándome a que con el desmantelamiento de cada comando de ETA me llamaran para informarme sobre cómo pensaban asesinarme. Otras veces, personajes de cuyo nombre no quiero acordarme, me negaban la información, pues así capitalizaban en determinadas siglas el heroísmo de la resistencia o la notoriedad que se acostumbraron a gestionar partidistamente.
Llegar de Barcelona a Vitoria en junio de 1976, para modernizar los servicios públicos de la sanidad alavesa, me dio de bruces con la transición política y la creciente actividad terrorista con fines políticos. Para los que hemos vivido en Euskadi, durante esos años, podemos y debemos señalar que se instauró la subcultura de la violencia, en todos los órdenes de la vida pública y privada. Mientras algunos miraban para otro lugar, yo lo hacía en dirección del "conflicto", en el que siempre mataban los mismos y siempre morían los mismos. Entre callarme y luchar por la dignidad humana, opté por lo segundo, con todas sus consecuencias.
No voy con frecuencia a Euskadi. Tengo bastante con Galicia. Me he vuelto perezoso. Soy alguien que desea disfrutar recuperando lo que no tuve. Los gallegos nos hemos caracterizado por ser emigrantes, adaptados al nuevo país, pero soñando con poder regresar al nuestro. Pero lo mismo que hicimos hogar en Cuba, Argentina, Venezuela, Cataluña, Euskadi o Madrid, no es menos cierto que tenemos una sensibilidad especial para juzgar lo vivido y desde nuestro Shangri-La, contarlo todo al animal fuego, o escribirlo a estilo de esas leyendas propias del gran Álvaro Cunqueiro.
¡Fue terrible!. Pero fuimos capaces de sobrevivir entre las páginas de los sucesos que machaconamente mostraban lo fácil que para algunos resultaba matar, y cómo una vez más funcionaba la vieja cuestión religiosa de "cómo gestionar el miedo"; de ahí el éxito de títulos como "El árbol y las nueces". Pero yo añadiría algún título más: "El Jesuita", "Los años de plomo", "Los jefes de ETA", "La cloaca vasca". "Patria" no me aportó nada, sí algunas declaraciones del autor Aramburu. "El apoyo social a ETA fue considerable". "El País Vasco es una tierra próspera en íntima reconstrucción".
Ahora se trata de analizar con criterio científico los sucesos desde 1959. La denominada socialización del sufrimiento. Y es que resulta paradójico lo poco que dura la memoria histórica. Al parecer los jóvenes vascos desconocen la etapa violenta que se instaura en Euskadi y desde esta comunidad "histórica" y privilegiada, al resto de la nación. Además esa juventud vive sin opinión relativa a una de las etapas más negras y crueles que se dieron no hace tanto tiempo en el lugar dónde hoy se desarrolla su vida civil. Al parecer -no lo tengo muy claro- se hace con fines moralistas, para que la ignorancia no lleve a la repetición... Al menos parece que habrá una referencia contundente a la relación entre nacionalismo y terrorismo, más allá del franquismo o del "carlismo", y así alcanzar para el futuro un punto de acuerdo en la sociedad vasca, sobre ETA y su entorno, contribuyendo a la visión ética del conflicto y la condena sin paliativos de la violencia.
¿Se atreverá el historiador a contar toda la verdad?. ¿Se permitirá describir los grandes negocios del terrorismo?. ¿Más allá de los orígenes políticos del "conflicto armado", se pondrán nombres y apellidos de quienes aportaron la ideología por la que algunos mataban?. ¿Se llegará a las mismas conclusiones que hoy compartimos sobre el golpe militar de 1936, la guerra incivil y la terrible represión que se desencadenó al más puro estilo de lo que se denomina genocidio?.
A los vascos debería darles vergüenza esta etapa de la historia. Lo digo con la misma severidad que aplico como descendiente de judíos, o exijo para los que practicaron la persecución de tal pueblo, en la que incluyo los colaboracionistas activos y pasivos desde Alemania hasta Francia, pasando por Polonia, Holanda, Bélgica, Italia, etc.
¿Dónde nace ETA?. ¿Quiénes son los ideólogos de tal?. ¿Cómo es posible que la juventud abrace tal causa y sus métodos?. ¿A quién beneficiaba la violencia?. ¿Qué relación existe entre ETA y Derechos Históricos?. ¿Cuántas veces desde posiciones políticas se animó a ETA para que siguiera con su actividad?. ¿Cuál fue la verdadera razón por la que ETA y su entorno deciden parar?. ¿Qué posturas activas y pasivas adoptó la denominada comunidad internacional durante las diferentes etapas del conflicto vasco?. ¿Quién suministraba armas y entrenamiento a los "gudaris"?. ¿Cuál era el papel que jugaban los medios de comunicación y el sistema educativo vasco?.
Me extraña que el PNV esté por la labor de consentir el análisis historicista, honestamente neutral y científico, del proceso que causó más de ochocientos muertos, y un sin fin de exiliados. Y sin embargo es tan importante como la búsqueda en las cunetas de los paseados por aquellas alimañas del amanecer.
Si hubiera verdad, habría que pedir perdón, habría que desmontar santuarios, habría que señalar a determinados padres de la patria, como instigadores para el genocidio. "No conozco de ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan. Unos sacuden el árbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas". (Xavier Arzalluz)

Uno debe leer de todo, precisamente para darse cuenta de hasta dónde puede llegar la mente humana. Desde "Mein Kampf" a las obras completas de Sabino Arana. Por curiosidad. Para poder debatir con algunos peligrosamente nostálgicos. Para tener claro que nada es casual, todo es causal. O como me decía un periodista que había vivido el conflicto de los Balcanes, no hay nada por miserable que sea incapaz de repetirse, incluso en la vieja y culta Europa.
Recientemente, he leído el Informe Foronda- Castells, Pérez y Rivera-, dónde me ha sobrecogido leer que entre los objetivos de ETA había 79 pertenecientes o relacionados con Unidad Alavesa. ¡Tuvimos más suerte que otros! Y ahora recibo la noticia de la experiencia piloto en las escuelas sobre la violencia a través del trabajo que realiza el historiador Juan Pablo Fusi alrededor de ETA, para evitar ocultaciones, olvidos a inventario político, novelas infundadas pero oportunistas para el marcado, y quién sabe si repetición en el futuro...
Hubo tiempos en los que necesitaba escribir sobre el "conflicto vasco", me lo pedían, me servía como psicoanálisis para mi propio estrés traumático mental, al ser un humano que ha vivido bajo amenaza durante doce años, acostumbrándome a que con el desmantelamiento de cada comando de ETA me llamaran para informarme sobre cómo pensaban asesinarme. Otras veces, personajes de cuyo nombre no quiero acordarme, me negaban la información, pues así capitalizaban en determinadas siglas el heroísmo de la resistencia o la notoriedad que se acostumbraron a gestionar partidistamente.
Llegar de Barcelona a Vitoria en junio de 1976, para modernizar los servicios públicos de la sanidad alavesa, me dio de bruces con la transición política y la creciente actividad terrorista con fines políticos. Para los que hemos vivido en Euskadi, durante esos años, podemos y debemos señalar que se instauró la subcultura de la violencia, en todos los órdenes de la vida pública y privada. Mientras algunos miraban para otro lugar, yo lo hacía en dirección del "conflicto", en el que siempre mataban los mismos y siempre morían los mismos. Entre callarme y luchar por la dignidad humana, opté por lo segundo, con todas sus consecuencias.
No voy con frecuencia a Euskadi. Tengo bastante con Galicia. Me he vuelto perezoso. Soy alguien que desea disfrutar recuperando lo que no tuve. Los gallegos nos hemos caracterizado por ser emigrantes, adaptados al nuevo país, pero soñando con poder regresar al nuestro. Pero lo mismo que hicimos hogar en Cuba, Argentina, Venezuela, Cataluña, Euskadi o Madrid, no es menos cierto que tenemos una sensibilidad especial para juzgar lo vivido y desde nuestro Shangri-La, contarlo todo al animal fuego, o escribirlo a estilo de esas leyendas propias del gran Álvaro Cunqueiro.
¡Fue terrible!. Pero fuimos capaces de sobrevivir entre las páginas de los sucesos que machaconamente mostraban lo fácil que para algunos resultaba matar, y cómo una vez más funcionaba la vieja cuestión religiosa de "cómo gestionar el miedo"; de ahí el éxito de títulos como "El árbol y las nueces". Pero yo añadiría algún título más: "El Jesuita", "Los años de plomo", "Los jefes de ETA", "La cloaca vasca". "Patria" no me aportó nada, sí algunas declaraciones del autor Aramburu. "El apoyo social a ETA fue considerable". "El País Vasco es una tierra próspera en íntima reconstrucción".
Ahora se trata de analizar con criterio científico los sucesos desde 1959. La denominada socialización del sufrimiento. Y es que resulta paradójico lo poco que dura la memoria histórica. Al parecer los jóvenes vascos desconocen la etapa violenta que se instaura en Euskadi y desde esta comunidad "histórica" y privilegiada, al resto de la nación. Además esa juventud vive sin opinión relativa a una de las etapas más negras y crueles que se dieron no hace tanto tiempo en el lugar dónde hoy se desarrolla su vida civil. Al parecer -no lo tengo muy claro- se hace con fines moralistas, para que la ignorancia no lleve a la repetición... Al menos parece que habrá una referencia contundente a la relación entre nacionalismo y terrorismo, más allá del franquismo o del "carlismo", y así alcanzar para el futuro un punto de acuerdo en la sociedad vasca, sobre ETA y su entorno, contribuyendo a la visión ética del conflicto y la condena sin paliativos de la violencia.
¿Se atreverá el historiador a contar toda la verdad?. ¿Se permitirá describir los grandes negocios del terrorismo?. ¿Más allá de los orígenes políticos del "conflicto armado", se pondrán nombres y apellidos de quienes aportaron la ideología por la que algunos mataban?. ¿Se llegará a las mismas conclusiones que hoy compartimos sobre el golpe militar de 1936, la guerra incivil y la terrible represión que se desencadenó al más puro estilo de lo que se denomina genocidio?.
A los vascos debería darles vergüenza esta etapa de la historia. Lo digo con la misma severidad que aplico como descendiente de judíos, o exijo para los que practicaron la persecución de tal pueblo, en la que incluyo los colaboracionistas activos y pasivos desde Alemania hasta Francia, pasando por Polonia, Holanda, Bélgica, Italia, etc.
¿Dónde nace ETA?. ¿Quiénes son los ideólogos de tal?. ¿Cómo es posible que la juventud abrace tal causa y sus métodos?. ¿A quién beneficiaba la violencia?. ¿Qué relación existe entre ETA y Derechos Históricos?. ¿Cuántas veces desde posiciones políticas se animó a ETA para que siguiera con su actividad?. ¿Cuál fue la verdadera razón por la que ETA y su entorno deciden parar?. ¿Qué posturas activas y pasivas adoptó la denominada comunidad internacional durante las diferentes etapas del conflicto vasco?. ¿Quién suministraba armas y entrenamiento a los "gudaris"?. ¿Cuál era el papel que jugaban los medios de comunicación y el sistema educativo vasco?.
Me extraña que el PNV esté por la labor de consentir el análisis historicista, honestamente neutral y científico, del proceso que causó más de ochocientos muertos, y un sin fin de exiliados. Y sin embargo es tan importante como la búsqueda en las cunetas de los paseados por aquellas alimañas del amanecer.
Si hubiera verdad, habría que pedir perdón, habría que desmontar santuarios, habría que señalar a determinados padres de la patria, como instigadores para el genocidio. "No conozco de ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan. Unos sacuden el árbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas". (Xavier Arzalluz)