2016. Una niña de 14 años se despide de sus padres y sale la noche de Halloween con sus amigas para celebrar la fiesta todas juntas, felizmente disfrazadas, por las calles de su barrio natal en Lejona (Vizcaya).

Durante la noche se encuentran con dos hombres, que les ofrecen alcohol. Ellas lo aceptan y terminan completamente ebrias, lo que aprovechan los dos varones para alejar a la menor de 14 años de sus amigas y violarla analmente.

Gracias a diversas cámaras de seguridad, la Policía consigue identificar a los dos violadores al día siguiente, mientras que los análisis del laboratorio descubren ADN de la víctima en la ropa de uno de ellos.

Durante el juicio, celebrado el 3 de octubre en la sección segunda de la Audiencia de Vizcaya, el único detenido (el otro se fugó a Alemania apenas tres semanas después de su puesta condicional en libertad), fue incapaz de explicar cómo había ADN de la menor violada en su ropa interior. Dado que en la vagina y el ano de la pequeña se encontró ADN de otra persona (posiblemente perteneciente al violador huido y aún no identificado), la Justicia ha decidido que “no existen suficientes pruebas” para condenar a los dos hombres por ese delito”.

Esta violación “en manada” no será narrada un día sí y otro también en los medios del sistema porque los dos detenidos son marroquíes, y porque uno de ellos es un joven de 18 años que llegó a España como parte del programa de “Menores Extranjeros no Acompañados” (MENA) de la Diputación de Vizcaya.

La Fiscalía y la acusación particular (que piden, respectivamente, 9 y 12 años de prisión para los acusados) recurrirán la sentencia.

Ninguna plataforma, asociación u organización feminista se ha pronunciado contra esta nueva ‘manada de Alá’. Solo lo han hecho los vecinos de la víctima.