Según explica Manu Montero en "Voces vascas"
La lengua refleja la hegemonía política nacionalista en el País Vasco
El catedrático Manu Montero, ex rector de la Universidad del País Vasco, acaba de publicar el libro “Voces vascas. Diccionario de uso” (Tecnos), en el que disecciona las características del uso de la lengua en la sociedad vasca.
El libro recoge un total de 365 voces y expresiones, explica el significado de cada una de ellas, sus orígenes y cita ejemplos del uso dado. Desde “a futuro”, expresión creada por el lehendakari Ardanza, pero popularizada por su sucesor, Juan José Ibarretxe, hasta “zulo”, término que ha terminado entrando en el diccionario de la Real Academia de la Lengua gracias a ETA.
Montero señala que una de las características del habla vasca son las “jergas de definición ideológica”, distintos argots que expresan la hegemonía del nacionalismo. El catedrático identifica tres formas básicas en el habla del País Vasco: “Existe una lengua nacionalista, cuyas expresiones reflejan la cosmovisión del nacionalismo moderado -señala-. Incluye distinciones entre vascos y no vascos”.
La segunda modalidad que identifica es la que llama “abertzale avanzado” que es “el argot vinculado a la sedicente izquierda abertzale. Le caracteriza su radicalismo expresivo. También el victimismo sin fisuras, las connotaciones de tipo revolucionario, el mesianismo y las perífrasis amables para la parafernalia de proyectos de negociación”.
En tercer lugar, Montero menciona “una especie de habla común”, una lengua vasca sin abiertas connotaciones ideológicas, que emplea el español “con algunas singularidades”. Entre estas están el uso de localismos y el hecho de ajustarse “a la corrección política nacionalista”.
Estas tres lenguas no son estancas, aunque la influencia se produce en una única dirección: “Tienden a imponerse las hablas nacionalistas, pues se corresponden con el pensamiento hegemónico. Sus tabúes básicos tienen a ser los de toda la sociedad vasca”.
Manu Montero destaca que el lenguaje hegemónico por excelencia es el “abertzale avanzado”. “Sus giros presionan a la lengua nacionalista. De ahí pasan al vasco común -indica el autor-. Su creatividad es peculiar. Por lo común sus fórmulas son nuevas formas de decir los mismos conceptos. No se mueven de sus ideas ni propósitos: sólo cambian las palabras que los designan”.
La hegemonía del nacionalismo radical se basa, según Montero, en su capacidad de generalizar sus expresiones, “incluso cuando sus primeros usos fueron percibidos con reticencias por su impudicia o sectarismo”.
Manu Montero menciona que en el habla vasca hay una función prioritaria que consiste en que sus palabras “sirven para expresar las actitudes políticas y vitales del hablante, su grado de radicalidad”. Pone como ejemplo que el hablante queda definido si emplea el término País Vasco, Euskadi, Euskal Herria o provincias vascas. “En los años setenta si alguien hablaba de Euskal Herria era de Alianza Popular, ahora es de la izquierda abertzale”, dice.
Otra característica de la lengua vasca que recoge el autor de “Voces vascas” es la idea de que “las palabras expresan la realidad, pero también son la realidad”. Pone como ejemplo que “si no se dice España, no sólo deja de existir verbalmente: se le quita la legitimidad y el aspecto de existencia normal”.
El catedrático Manu Montero, ex rector de la Universidad del País Vasco, acaba de publicar el libro “Voces vascas. Diccionario de uso” (Tecnos), en el que disecciona las características del uso de la lengua en la sociedad vasca.
El libro recoge un total de 365 voces y expresiones, explica el significado de cada una de ellas, sus orígenes y cita ejemplos del uso dado. Desde “a futuro”, expresión creada por el lehendakari Ardanza, pero popularizada por su sucesor, Juan José Ibarretxe, hasta “zulo”, término que ha terminado entrando en el diccionario de la Real Academia de la Lengua gracias a ETA.
Montero señala que una de las características del habla vasca son las “jergas de definición ideológica”, distintos argots que expresan la hegemonía del nacionalismo. El catedrático identifica tres formas básicas en el habla del País Vasco: “Existe una lengua nacionalista, cuyas expresiones reflejan la cosmovisión del nacionalismo moderado -señala-. Incluye distinciones entre vascos y no vascos”.
La segunda modalidad que identifica es la que llama “abertzale avanzado” que es “el argot vinculado a la sedicente izquierda abertzale. Le caracteriza su radicalismo expresivo. También el victimismo sin fisuras, las connotaciones de tipo revolucionario, el mesianismo y las perífrasis amables para la parafernalia de proyectos de negociación”.
En tercer lugar, Montero menciona “una especie de habla común”, una lengua vasca sin abiertas connotaciones ideológicas, que emplea el español “con algunas singularidades”. Entre estas están el uso de localismos y el hecho de ajustarse “a la corrección política nacionalista”.
Estas tres lenguas no son estancas, aunque la influencia se produce en una única dirección: “Tienden a imponerse las hablas nacionalistas, pues se corresponden con el pensamiento hegemónico. Sus tabúes básicos tienen a ser los de toda la sociedad vasca”.
Manu Montero destaca que el lenguaje hegemónico por excelencia es el “abertzale avanzado”. “Sus giros presionan a la lengua nacionalista. De ahí pasan al vasco común -indica el autor-. Su creatividad es peculiar. Por lo común sus fórmulas son nuevas formas de decir los mismos conceptos. No se mueven de sus ideas ni propósitos: sólo cambian las palabras que los designan”.
La hegemonía del nacionalismo radical se basa, según Montero, en su capacidad de generalizar sus expresiones, “incluso cuando sus primeros usos fueron percibidos con reticencias por su impudicia o sectarismo”.
Manu Montero menciona que en el habla vasca hay una función prioritaria que consiste en que sus palabras “sirven para expresar las actitudes políticas y vitales del hablante, su grado de radicalidad”. Pone como ejemplo que el hablante queda definido si emplea el término País Vasco, Euskadi, Euskal Herria o provincias vascas. “En los años setenta si alguien hablaba de Euskal Herria era de Alianza Popular, ahora es de la izquierda abertzale”, dice.
Otra característica de la lengua vasca que recoge el autor de “Voces vascas” es la idea de que “las palabras expresan la realidad, pero también son la realidad”. Pone como ejemplo que “si no se dice España, no sólo deja de existir verbalmente: se le quita la legitimidad y el aspecto de existencia normal”.