Martes, 23 de Septiembre de 2025

Actualizada Martes, 23 de Septiembre de 2025 a las 07:54:25 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Jueves, 05 de Junio de 2014 Tiempo de lectura:

Testimonio de un empresario vasco exiliado en Canarias tras la llegada de Bildu a la Diputación Foral de Guipúzcoa

Lo que sigue a continuación es el testimonio de un empresario vasco exiliado en Canarias tras la llegada de Bildu a la Diputación Foral de Guipúzcoa. Recogido del libro "Territorio Bildu", de Raúl González Zorrilla, director de “La Tribuna del País Vasco”

[Img #4403]"No poseo la certeza de cuándo empezó todo, pero tengo la seguridad de cuándo, en lo que se refiere a nuestra familia, llegó todo a su punto final. Fue hace unos días, en el momento en el que contemplé la fotografía del nuevo diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano, y comprendí que ese hombre, el mismo que ahora me miraba con gesto desafiante desde las páginas importantes de los periódicos, era el mismo que hace muchos años, cuando él era alguien relevante en la redacción del viejo "Egin", había apoyado todas y cada una de las barbaridades que algunos de los obreros de mi empresa, pocos, todo hay que decirlo, decían de mí y de los míos en aquel panfleto. Por ahí tengo los recortes, escondidos en una carpeta furtiva de mi despacho que siempre mantengo oculta fuera de la vista de mi mujer".

 

"Si un día escribo mis memorias, comenzaré mi relato a partir del año 1980. Entonces, yo tenía treinta y cinco años recién cumplidos, y acababa de tomar el relevo de mi padre en la empresa de máquina-herramienta que él había creado siendo muy joven. Me sentía contento, feliz podría decir, de pasar a formar parte de algo que entre nosotros siempre había sido importante: la empresa familiar. Los últimos años, antes de la gran crisis de los ochenta, habían sido buenos. Obteníamos beneficios y nuestros trabajadores firmaban nóminas que para sí quisieran muchos empleados de hoy en día. También se lo ganaban con creces”.

 

“Cuando llegó la primera carta de ETA, amenazándonos, chantajeándonos y solicitándonos diez millones de pesetas de entonces (60.000 euros), no hicimos ningún caso. Pensamos que se trataba de alguien de nuestra propia plantilla, algún trabajador conflictivo de nuestro entorno, que deseaba hacernos la vida imposible. Por supuesto, no olvidamos el tema, pero tampoco quisimos magnificarlo. La preocupación de verdad, el miedo, las lágrimas de mi mujer y de mis padres, llegaron con la segunda y la tercera misivas, que eran mucho más amenazadoras y que revelaban, perversamente, datos de nuestras familias que solo podían conocer personas muy cercanas a nosotros. La cifra que debíamos pagar como "impuesto revolucionario" para la “lucha del pueblo vasco” también se había incrementado hasta los 15 millones de pesetas (90.0000 euros)."

 

"De ningún modo podíamos pagar aquella cantidad, así que hicimos lo que otros colegas que estaban pasando por la misma situación nos dijeron que había que hacer: hablar con ETA. Con este objetivo, nuestro abogado se puso en contacto con Iñaki Esnaola, entonces uno de los letrados más próximo a los terroristas, y éste nos transmitió un mensaje de tranquilidad.”

 

“Unos dos meses después, nos comunicaron que debíamos viajar a Bayona para vernos con alguien de la banda terrorista. Y así fue. Aunque no recuerdo cómo se llamaba el bar donde mantuvimos la cita, ahora mismo podría llevarle a él con total seguridad, si es que continúa abierto. Txomin Iturbe (antiguo dirigente de ETA) nos estaba esperando allí, y a él tuvimos que explicarle, detallarle, justificarle y contarle todos los entresijos de nuestra empresa. Le llevamos balances, declaraciones de Hacienda, facturas y nóminas. Absolutamente todo. Le contamos lo que trabajábamos, lo que ganábamos, los beneficios que obtenía la compañía, lo que reinvertíamos en el negocio. Todavía hoy, recuerdo aquel encuentro como una absoluta humillación para salvar nuestra vida. Sin duda, fue lo más obsceno y vergonzoso que he hecho nunca. Txomin Iturbe, con cierto aire de superioridad y condescendencia, se dio por satisfecho y nos dijo que nada temiéramos, que allí se acababa todo aquello. Y así fue."

 

"Ahora tengo 67 años y, desde aquel entonces, he sufrido innumerables amenazas, huelgas, ataques e, incluso, he visto cómo algunos compañeros muy queridos para mí han sido asesinados. Siempre he resistido. Porque esta es mi tierra, porque esta es mi gente, porque mis hijos son de aquí y porque, a pesar de todo, siempre es muy difícil partir. Pero ya no aguanto más. Veo a Martín Garitano y es como si los descendientes ideológicos de quienes hace casi cuatro décadas me perdonaron la vida vayan ahora a recaudar mis impuestos. En los últimos años, pocas cosas ha habido en Europa tan indecentes como esta.”

 

“Se lo digo de corazón. Por mi parte, hasta aquí hemos llegado. Aquí pongo un punto final a esta historia circular que comienza con un perdonavidas salvapatrias indultándonos el futuro en una cafetería del suroeste francés y que termina con un viejo proetarra convertido en Diputado General de Guipúzcoa. Yo soy mayor, mis hijos hace tiempo que se marcharon de aquí y, desde hace algunos meses, mi empresa la gestionan otros, aunque yo y mi familia sigamos siendo accionistas relevantes de la compañía.

 

De cualquier modo, le voy a decir una cosa: ¿Sabe qué es lo que me hace sentir peor? Que no siento ninguna pena por mi partida.

 

[Img #4402]

 

 

 

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.