"Antes de que sea demasiado tarde": Memoria y testimonio de los cristianos de Mesopotamia
La madrileña Raquel Martín Caballero cuenta con una dilatada experiencia profesional en diversos medios de comunicación: desde periodista parlamentaria a Jefa de Informativos de Popular TV, pasando por Servimedia, COPE y 13tv. En la actualidad es responsable de comunicación de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), una fundación de la Santa Sede al servicio de las comunidades católicas más necesitadas, discriminadas o perseguidas por todo el mundo que viene proporcionando a los cristianos iraquíes refugiados en el Kurdistán el 60% de la asistencia que les permite sobrevivir en su nueva vida en las montañas del norte de Irak.
Su reciente libro Antes de que sea demasiado tarde (*) es una recopilación de retratos muy concretos de una humanidad conmovedora: ancianos, niños, madres, religiosas y sacerdotes. Cristianos, pero también yazidíes. En su inmensa mayoría procedentes de la llanura de Nínive: hoy día, fortaleza de la diabólica organización terrorista DAESH (Estado Islámico) y, durante casi 2000 años, histórico solar de unas comunidades cristianas tan antiguas como sucesivamente diezmadas. Nos referimos a los asirios de Oriente y caldeos católicos.
Refugiados en el Kurdistán iraquí, acogidos por las comunidades cristianas locales y sostenidos por entidades como AIN, estos cristianos han perdido casi todo: tierra, casa, patrimonio, seguridad; transformándose sus antiquísimos templos y monasterios en cárceles, cuarteles y mezquitas. No obstante, sus rostros -magníficamente retratados por la cámara de Ignacio Zorí- transmiten limpiamente su heredad más querida: la fe y la esperanza que nosotros, occidentales cómodamente instalados en el bienestar e indiferentes al sufrimiento ajeno, hemos ahogado mediante una falsa consistencia de estímulos virtuales y sobreabundancia material, despreciando nuestra propia identidad constitutiva.
El libro también provoca –no podía ser menos- dolor: tanta injusticia sin respuesta, tamaña crueldad sin reparación posible. Pero, en todo caso, esos rostros -bellos y seremos- proponen un encuentro con su humanidad, a la vez que sugieren una movilización. Así, este mandato de los últimos cristianos de Irak, a los hermanos occidentales, se resume en una frase de Douglas Bazi, sacerdote caldeo nacido en Bagdad en 1972, víctima de varios atentados terroristas, secuestrado y torturado durante nueve días y, hoy, párroco de Mar Elías en el barrio de la ciudad kurda de Erbil, Ankawa: “Despertad y asumid vuestra responsabilidad. Ser conscientes de vuestra fe y vivirla”.
Durante muchos meses nos hemos visto sacudidos e interpelados por tantísimas imágenes de refugiados sirios e iraquíes deambulando por Europa o desembarcando –de conseguirlo con vida- en las islas griegas. Pero nos hemos anestesiado y empezamos a olvidarnos de ellos y de esos hermanos que permanecen más lejos todavía: en las montañas de la que fuera cuna de la civilización. Por todo ello, el libro de Raquel Martín es la oportunidad de un itinerario rehumanizador para el lector: la posibilidad de un encuentro personal formulando preguntas ya olvidadas acerca de las exigencias del corazón, una mirada interrogativa a los orígenes de nuestra identidad y una invocación a la acción.
(*) Antes de que sea demasiado tarde. Hablan los cristianos perseguidos en Irak, Raquel Martín, fotografías de Ignacio Zorí, prólogo de Mons. Bashar Ward (arzobispo caldeo de Erbil), Palabra, Madrid 2015, 144 páginas.
La madrileña Raquel Martín Caballero cuenta con una dilatada experiencia profesional en diversos medios de comunicación: desde periodista parlamentaria a Jefa de Informativos de Popular TV, pasando por Servimedia, COPE y 13tv. En la actualidad es responsable de comunicación de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), una fundación de la Santa Sede al servicio de las comunidades católicas más necesitadas, discriminadas o perseguidas por todo el mundo que viene proporcionando a los cristianos iraquíes refugiados en el Kurdistán el 60% de la asistencia que les permite sobrevivir en su nueva vida en las montañas del norte de Irak.
Su reciente libro Antes de que sea demasiado tarde (*) es una recopilación de retratos muy concretos de una humanidad conmovedora: ancianos, niños, madres, religiosas y sacerdotes. Cristianos, pero también yazidíes. En su inmensa mayoría procedentes de la llanura de Nínive: hoy día, fortaleza de la diabólica organización terrorista DAESH (Estado Islámico) y, durante casi 2000 años, histórico solar de unas comunidades cristianas tan antiguas como sucesivamente diezmadas. Nos referimos a los asirios de Oriente y caldeos católicos.
Refugiados en el Kurdistán iraquí, acogidos por las comunidades cristianas locales y sostenidos por entidades como AIN, estos cristianos han perdido casi todo: tierra, casa, patrimonio, seguridad; transformándose sus antiquísimos templos y monasterios en cárceles, cuarteles y mezquitas. No obstante, sus rostros -magníficamente retratados por la cámara de Ignacio Zorí- transmiten limpiamente su heredad más querida: la fe y la esperanza que nosotros, occidentales cómodamente instalados en el bienestar e indiferentes al sufrimiento ajeno, hemos ahogado mediante una falsa consistencia de estímulos virtuales y sobreabundancia material, despreciando nuestra propia identidad constitutiva.
El libro también provoca –no podía ser menos- dolor: tanta injusticia sin respuesta, tamaña crueldad sin reparación posible. Pero, en todo caso, esos rostros -bellos y seremos- proponen un encuentro con su humanidad, a la vez que sugieren una movilización. Así, este mandato de los últimos cristianos de Irak, a los hermanos occidentales, se resume en una frase de Douglas Bazi, sacerdote caldeo nacido en Bagdad en 1972, víctima de varios atentados terroristas, secuestrado y torturado durante nueve días y, hoy, párroco de Mar Elías en el barrio de la ciudad kurda de Erbil, Ankawa: “Despertad y asumid vuestra responsabilidad. Ser conscientes de vuestra fe y vivirla”.
Durante muchos meses nos hemos visto sacudidos e interpelados por tantísimas imágenes de refugiados sirios e iraquíes deambulando por Europa o desembarcando –de conseguirlo con vida- en las islas griegas. Pero nos hemos anestesiado y empezamos a olvidarnos de ellos y de esos hermanos que permanecen más lejos todavía: en las montañas de la que fuera cuna de la civilización. Por todo ello, el libro de Raquel Martín es la oportunidad de un itinerario rehumanizador para el lector: la posibilidad de un encuentro personal formulando preguntas ya olvidadas acerca de las exigencias del corazón, una mirada interrogativa a los orígenes de nuestra identidad y una invocación a la acción.
(*) Antes de que sea demasiado tarde. Hablan los cristianos perseguidos en Irak, Raquel Martín, fotografías de Ignacio Zorí, prólogo de Mons. Bashar Ward (arzobispo caldeo de Erbil), Palabra, Madrid 2015, 144 páginas.