La belleza extraña de Chicago
Oculta por el peso mítico y el encanto único de Nueva York, subyugada por las muchas estrellas de Los Ángeles y olvidada por la belleza grandilocuente de San Francisco, Chicago es, sin duda, la gran "tapada" entre las grandes urbes norteamericanas. Una reciente visita a la capital del estado de Illinois me ha descubierto una metrópolis fascinante, dura, bella como pocas y reluciente como solamente puede serlo la que sin duda es, literalmente, la ciudad más limpia de Norteamérica. Un territorio para perderse y pasear, a primera hora de la mañana o cuando el sol comienza a ponerse en el horizonte del inmenso lago Míchigan, entre las arquitecturas más impresionantes del mundo, en un friso deslumbrante que, en apenas unos metros cuadrados, ofrece al paseante las mejores construcciones de los siglos XIX, XX y XXI.
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Oculta por el peso mítico y el encanto único de Nueva York, subyugada por las muchas estrellas de Los Ángeles y olvidada por la belleza grandilocuente de San Francisco, Chicago es, sin duda, la gran "tapada" entre las grandes urbes norteamericanas. Una reciente visita a la capital del estado de Illinois me ha descubierto una metrópolis fascinante, dura, bella como pocas y reluciente como solamente puede serlo la que sin duda es, literalmente, la ciudad más limpia de Norteamérica. Un territorio para perderse y pasear, a primera hora de la mañana o cuando el sol comienza a ponerse en el horizonte del inmenso lago Míchigan, entre las arquitecturas más impresionantes del mundo, en un friso deslumbrante que, en apenas unos metros cuadrados, ofrece al paseante las mejores construcciones de los siglos XIX, XX y XXI.