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Domingo, 30 de Abril de 2017 Tiempo de lectura:

Donald Trump, gana; la prensa tradicional, pierde

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El presidente estadounidense, Donald Trump, en un acto público que ha tenido lugar en Harrisburg (Pensilvania) para celebrar sus primeros 100 días en el cargo como presidente de Estados Unidos, ha destacado que ha cumplido “una promesa tras otra” de su programa político y ha aprovechado la ocasión para, una vez más, reflexionar sobre los medios de comunicación:  “Si el trabajo de los medios es ser honestos y decir la verdad, entonces creo que estamos de acuerdo en que la prensa se merece un suspenso bien grande y gordo”, sostuvo ante los 10.000 asistentes a su discurso. Y añadió: “No podría estar más emocionado de estar en estos momentos a más 150 kilómetros de la ciénaga de Washington”, haciendo referencia al hecho de que es el primer Presidente en el cargo que no acudía a la habitual cena de corresponsales de prensa de la capital norteamericana, que se estaba celebrando al mismo tiempo.

Los que, al parecer, siguen sin entender absolutamente nada de lo que está ocurriendo a su alrededor son los medios de comunicación antaño referenciales y hoy sumidos en una crisis global e irresoluble de credibilidad que se puso de manifiesto por primera vez en relación al “brexit” británico y que llegó a su máximo apogeo con las elecciones presidenciales estadounidenses de finales del pasado año.

 

De hecho, el pasado 9 de noviembre de 2016 puede considerarse como la fecha histórica en la que murieron definitivamente los medios de comunicación tradicionales, momento en el que Trump llegó al poder en Estados Unidos con la práctica totalidad de los medios de comunicación en contra. Tanto es así que, según The American Presidency Project, Hillary Clinton llegó a la confrontación electoral contando con el apoyo directo de 57 de los principales periódicos norteamericanos. Clinton también recibió tres apoyos indirectos de diarios que, aunque no pidieron el voto para ella, también demandaron a sus lectores “no votar a Trump”. De los grandes rotativos, solamente dos pidieron directamente el voto para Trump. El desequilibrio entre el apoyo de la prensa a Clinton o a Trump se traduce en el número de ejemplares (en papel) que apostaron por uno u otro candidato: 20 millones de ejemplares para Clinton por 315.000 para Trump.

 

Pero, además, y mientras desde el año 1980 los Republicanos estadounidenses han obtenido en las elecciones presidenciales entre el 45% y el 58% de los votos, los responsables de los medios de comunicación viven claramente en otro mundo: según el proyecto VerdantLabs, el 88% de los periodistas tienen afinidad con el partido Demócrata, así como el 91% de los editores de prensa y el 91% de los editores de televisión.

 

Con todos estos datos, puede afirmarse con rotundidad un hecho: en las pasadas elecciones norteamericanas no solamente salió derrotada Hillary Clinton. El desastre mayor fue el sufrido, en una realidad que ya es universal, por los medios de comunicación tradicionales, que, al parecer, ya solamente son escuchados por ellos mismos.

 

En el siguiente enlace, editorializamos sobre esta cuestión.

 

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