Tras los últimos atentados en diversas ciudades británicas
El Ejército británico comienza a tomar las principales calles del país ante la amenaza del terrorismo islámico
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La primera ministra británica Theresa May ha decidido elevar la alerta antiterrorista al nivel máximo o "crítico" y ha autorizado la salida de 5.000 soldados a las calles del país, ante el riesgo inminente de nuevos atentados islamistas tras la masacre de Manchester, que se ha cobrado la vida de 22 personas, muchas de ellas niños, y ha provocado heridas de diversa gravedad a otras 59.
"No queremos alarmar innecesariamente a la gente", ha explicado May, "pero existe la posibilidad de que exista un grupo mayor de sospechosos vinculados con este incidente”. La policía ha pedido al secretario de Defensa el despliegue de personal militar como apoyo de los agentes armados", explicó la primera ministra.
Los terroristas del autodenominado Estado Islámico han reivindicado el atentado, y han afirmado que un "soldado del califato" colocó "varios paquetes bomba" en varias concentraciones de "cruzados" en la ciudad británica. "Con la gracia y el apoyo de Alá, un soldado del califato logró colocar varios artefactos en medio de una reunión de cruzados en la ciudad británica de Manchester, en venganza por la religión de Alá, en un intento por aterrorizar a los mushrikin (incrédulos) y en respuesta a sus transgresiones contra las tierras de los musulmanes”.
Salman Abedi, el musulmán británico hijo de refugiados libios que provocó la explosión de Manchester suicidándose en el empeño, había sido entrenado en un campamento terrorista en Libia, país del norte de África convertido en un auténtico “Estado fallido” tras el derrocamiento de Gadafi y convertido en un auténtico “yihadistán” donde terroristas islamistas del autodenominado Estado Islámico y Al Qaeda combaten al Gobierno.
Cuatro hombres, uno de ellos el hermano del agresor, han sido detenidos en el sur de la ciudad británica por su relación con la masacre.
Según explica “The Times”, Abedi “se marchó a Libia hace dos semanas y había vuelto hace unos días”. El terrorista, de 22 años, se había vuelto extremadamente religioso, se dejó la barba y comenzó a vestir al modo islámico tradicional. Frecuentaba el Centro Islámico de Mánchester y la mezquita de Dibsbury, donde también oraban sus padres y sus tres hermanos.
La primera ministra británica Theresa May ha decidido elevar la alerta antiterrorista al nivel máximo o "crítico" y ha autorizado la salida de 5.000 soldados a las calles del país, ante el riesgo inminente de nuevos atentados islamistas tras la masacre de Manchester, que se ha cobrado la vida de 22 personas, muchas de ellas niños, y ha provocado heridas de diversa gravedad a otras 59.
"No queremos alarmar innecesariamente a la gente", ha explicado May, "pero existe la posibilidad de que exista un grupo mayor de sospechosos vinculados con este incidente”. La policía ha pedido al secretario de Defensa el despliegue de personal militar como apoyo de los agentes armados", explicó la primera ministra.
Los terroristas del autodenominado Estado Islámico han reivindicado el atentado, y han afirmado que un "soldado del califato" colocó "varios paquetes bomba" en varias concentraciones de "cruzados" en la ciudad británica. "Con la gracia y el apoyo de Alá, un soldado del califato logró colocar varios artefactos en medio de una reunión de cruzados en la ciudad británica de Manchester, en venganza por la religión de Alá, en un intento por aterrorizar a los mushrikin (incrédulos) y en respuesta a sus transgresiones contra las tierras de los musulmanes”.
Salman Abedi, el musulmán británico hijo de refugiados libios que provocó la explosión de Manchester suicidándose en el empeño, había sido entrenado en un campamento terrorista en Libia, país del norte de África convertido en un auténtico “Estado fallido” tras el derrocamiento de Gadafi y convertido en un auténtico “yihadistán” donde terroristas islamistas del autodenominado Estado Islámico y Al Qaeda combaten al Gobierno.
Cuatro hombres, uno de ellos el hermano del agresor, han sido detenidos en el sur de la ciudad británica por su relación con la masacre.
Según explica “The Times”, Abedi “se marchó a Libia hace dos semanas y había vuelto hace unos días”. El terrorista, de 22 años, se había vuelto extremadamente religioso, se dejó la barba y comenzó a vestir al modo islámico tradicional. Frecuentaba el Centro Islámico de Mánchester y la mezquita de Dibsbury, donde también oraban sus padres y sus tres hermanos.