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Fernando José Vaquero Oroquieta
Miércoles, 13 de Marzo de 2019 Tiempo de lectura:

Navarra: Una empresa cultural es algo más que editar libros… u organizar conferencias

A lo largo de los últimos años se han editado varios libros cuya temática se centra en la problemática de Navarra; y ello desde una perspectiva ni izquierdista ni panvasquista. ¿No es sorprendente? Pero, ¿no lo habían observado?

 

Navarra siempre ha sido terreno fértil para la edición: recodemos Salvat en su día, EUNSA, las publicaciones de Príncipe de Viana, Diputación y ahora Gobierno de Navarra, la persistente acción de editores como el recientemente fallecido José María Domenech García (de SAHATS), las editoriales próximas a la prensa escrita…

 

Siempre ha habido interés por la cultura en la ahora Comunidad Foral: la Iglesia contribuyó mucho en ello y una buena economía lo facilitó durante décadas.

 

Sin embargo hoy, las cosas han cambiado mucho. Partamos de una circunstancia muy concreta.

 

Cualquier paseante por los stands editoriales de la feria de las artes de Navarra 948 Merkatua (http://www.948merkatua.com/), celebrada los pasados días 21 a 23 de noviembre de 2018, pudo comprobar que la totalidad de la producción editorial allí presentada era fruto de arraigados sellos de ideología panvasquista; incluso de su espectro más radical. Así, existe una Asociación de Editores Independientes de Navarra, integrada por históricos como Txalaparta, Pamiela, Mintzoa, Igela, cuyo común denominador es la “soberanía cultural”; es decir, la “construcción nacional vasca”. Entre aquellos diversos 'stands' no figuraba ni un solo libro “desideologizado”: todos compartían similares sesgos. De tal modo, cualquier visitante foráneo alcanzaría la misma conclusión: la cultura navarra es por completo radical-vasquista.

 

Entonces, ¿no hay libros con otras orientaciones? ¿Está nuestra cultura en unas únicas manos?

 

Existen otros agentes, pero su vida no es fácil. Veámoslo.

 

Con motivo de la manifestación celebrada en Pamplona contra la imposición lingüística, el 2 de junio de 2018, circuló entre algunos activistas del área un volumen titulado La lengua en el crisol navarro; Un caso de involución lingüística “por vía de furto o maña”. Un libro apasionante, escrito por Carlos Sánchez-Marco, que evidencia la importancia de esta tierra y sus gentes en la configuración del idioma español; así como el maltrato sufrido -por los dialectos vascuences hablados en Navarra- a manos del batúa. Si bien está disponible en la web de su fundación editora una actualización del libro (http://www.lebrelblanco.com/libro/), observaremos que está fechado… ¡en 2007!

 

Mucho más recientemente, la recopilación de ensayos, publicados en el digital referencial Navarra Confidencial, titulada Hay un progre en mi sopa, fue, en cierto modo, un adelantado a su tiempo; allá por 2016.

 

Poco después, un libro que pasó bastante desapercibido en esta tierra, salvo en cenáculos muy limitados, fue el publicado en 2017 obra de Víctor Javier Ibáñez: Una resistencia olvidada. Tradicionalistas mártires del terrorismo (https://latribunadelpaisvasco.com/art/7655/victor-javier-ibanez-la-equidistancia-entre-victimas-y-verdugos-es-una-bajeza-moral). Centrado casi exclusivamente en Navarra y el País Vasco, la editorial es Auzolan… domiciliada en ¡Córdoba!

 

Por su parte, el último libro de Jaime Ignacio del Burgo, Navarra en la Historia. Realidad histórica frente a los mitos aberzales, fue editado en 2018 por la andaluza Almuzara (domiciliada en Córdoba; del ex-ministro Manuel Pimentel Siles). Pero, ¿no había ningún editor dispuesto a hacerlo en la propia Navarra?

 

También está presente en Navarra un prototípico “agente cultural”, siempre operativo en tantos lugares de España, quien, de manera autodidacta, desde el amor a lo propio, y el conocimiento exigente, escriben editan y difunden por cuenta propia. Nos referimos concretamente al optimista, incansable y siempre riguroso Rogelio Taboada, centrado en su amada Sangüesa, y quien tantas pruebas, como obras, nos ofrece de la riqueza y pluralidad de estas tierras; ya desde novela histórica, caso de Semper Gracia I, a las sucesivas entregas de Sangüesa Siempre (ya lleva, que sepamos, cinco). Ojalá fueran muchos como él.

 

Un anticipo de lo que pudiera ser una empresa cultural/editorial lo constituye Azpilicueta Center, promotora en el mismo año de 2018 de dos obras referenciales de combate: Cuatripartito kanpora (de Rafael Berro y Ricardo Guelbenzu) y Veinte años de letxe y miel. Un paseo del Vecino -(de Uxue)- por la Nafarroa del 2035.

 

Acaso la novedad más reciente, de esta modalidad de combativa bibliografía, sea el texto De Navarra a Nafarroa. La otra conquista (marzo 2019), una iniciativa audaz generosamente asumida por este gran medio: La Tribuna del País Vasco. Distribuido fundamentalmente por Amazon, este novedoso sello editorial radica en San Sebastián.

 

A estas alturas, no podemos ignorar la formidable labor de la Asociación de Mayores de Navarra “Sancho el Mayor”, también editora de libros magníficos como Diálogos con Sancho el Mayor, de Luis Landa; Nacimiento del Reino de Pamplona, de Alberto Cañada; Sancho VII el Fuerte, rey de Navarra, también de Luis Landa; o el más reciente Navarra de la A a la Zeta (finales de 2018), del prolífico y siempre excelso autor Víctor Manuel Arbeloa.

 

Y ya que hemos mencionado a Sancho el Mayor, traigamos a colación la magnífica historia novelada del aragonés Augusto Bruyel Desde Pamplona, Rex Ibericus. Gozó de autoridad en toda la península; autoeditado en 2017 por su autor; distribuido en Navarra y sucesivamente presentado en Leiza, Pamplona y Tudela merced al esfuerzo de algunos amigos desinteresados.

 

Todos estos libros constituyen un verdadero tesoro; más en estos tiempos de hegemonía totalitaria casi absoluta del panvasquismo, también en la cultura. Pero su suma no da, como resultado, una verdadera empresa cultural.

 

Una empresa cultural, no necesariamente con ánimo de lucro, parte de unos objetivos ideológicos; de una concepción de la persona y de la cultura. Se proyecta en el tiempo con vocación metapolítica.

 

Desde su equipo impulsor, con socios capitalistas o en forma de cooperativa, pretende generar, poco a poco, una base social de seguidores, colaboradores, autores, libreros, editores afines, contactos en medios de comunicación… Un medio humano que interactúa con otros, ya a nivel horizontal (distribuidoras librarías, medios de comunicación, ferias, mundo de la edición, medios educativos, productoras audiovisuales) o vertical (instituciones públicas, partidos políticos, grandes mecenazgos). En su conjunto se materializa un entorno comunitario proclive a un determinado estilo de vida… y a su correspondiente orientación política.

 

La pregunta es: en Navarra, en el ámbito del navarrismo/españolismo, ¿hay algo parecido? Mucho tememos que la respuesta sea similar a la que ofrecimos, en otro espacio, al exponer el caso, entre otras muchas, de una empresa cultural vasquista aquí operativa: Euskokultur Mintegia (http://www.navarraresiste.com/2017/06/la-batalla-de-la-cultura.html).

 

No en vano, la batalla de las ideas actúa hoy, pensando en el mañana, proporcionando instrumentos culturales también para las próximas generaciones.

 

En los ámbitos sociales de la derecha navarra siempre se ha tendido a delegar, en instituciones de la Iglesia, la educación de las nuevas generaciones. Pero, esta actitud: ¿es hoy suficiente? Si repasamos las condiciones y límites de la educación concertada, ¿no habría que cambiar de chip? ¿No ha llegado el momento de tomar, del oponente, lo más valioso de sus experiencias y ponernos a trabajar ya?

 

En estos días en que de la mano de diversas entidades (Sociedad Civil Navarra, Civismo, Futuro, Esteban de Garibay, Villacisneros…) vienen desembarcando en Pamplona relevantes figuras mediática, e intelectuales de primera línea -pensando sin duda en las próximas elecciones-, bien harían sus impulsores en plantearse otras empresas a largo plazo.

 

La edición y la cultura navarras: una empresa apasionante no apta para timoratos ni para materialistas.

 

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