Subvencionó la edición con 86.000 euros
La Unión Europea predijo en un cómic que publicó en 2012 la llegada de una pandemia muy similar a la del Covid-19
La Unión Europea financió en 2012 la publicación de un cómic titulado “Infected” (“Infectados”) que advertía de la llegada de una pandemia muy similar a la del Covid-19. La narración, que incluye la aparición en China de un virus muy peligroso que se extiende rápidamente por el mundo provocando el confinamiento generalizado de la población durante décadas, también describía el origen de la infección en un “mercado húmedo” del gran país asiático desde donde se transmitía a los seres humanos a través de los animales.
La historia gráfica, que incluso responsabiliza de la rápida expansión del virus a la globalización y al ingente número de viajes aéreos que realizan a los ciudadanos, es también un canto épico socialdemócrata a cómo las grandes instituciones internacionales, y especialmente los burócratas bruselenses, trabajando en comandita y colaboración, se convierten en los grandes salvadores de la Humanidad.
La historia de viñetas financiada por la UE comienza cuando un viajero del tiempo llega desde un futuro devastado a un laboratorio de alta seguridad de Pekín (¿Wuham?) que está experimentando con patógenos mortales. El protagonista aparece con un único frasco de antídoto, advirtiendo a todos los presentes que el mundo está a punto de ser golpeado por una pandemia que matará a 1.000 millones de personas. A partir de este punto, la trama sigue al héroe en sus andanzas, que incluyen evadir a un alto cargo del laboratorio chino que, en colaboración con la mafia, intenta robar la cura y venderla a la compañía farmacéutica que más puje por la misma.
Mientras tanto, el asesor principal de la ONU sobre enfermedades contagiosas, un tal Samuel de la Mancha, se convierte en el paciente cero después de ser arañado por un mono. De hecho, momentos antes de ser infectado, uno de los personajes principales afirma en el libro: “Imagínese si un nuevo agente contagioso lo infectara en este mercado. Probablemente no se daría cuenta de lo ocurrido hasta el final del período de incubación. Habría regresado a Europa, a los Estados Unidos, a América Latina o a Australia según lo planeado a través de un aeropuerto internacional”.
El tebeo, escrito por Jean-David Morvan e ilustrado por Huang Jia Wei, presenta a través del viajero en el tiempo, que exactamente proviene del año 2111, un futuro distópico y catastrófico en el que los humanos se mantienen aislados y en confinamiento durante años y años, donde apenas hay interacciones sociales y donde han descendido dramáticamente los índices de natalidad al mismo tiempo que estallan los casos de angustia y ansiedad. Además, según el relato, la pérdida de confianza en las instituciones internacionales que provocó la expansión de la pandemia creó una situación social dramática y catastrófica a nivel planetario...
Pero, finalmente, nada de eso sucede porque el “paciente cero” usa el antídoto del viajero en el tiempo para salvarse y se lleva a cabo una sesión extraordinaria del Parlamento Europeo donde Bruselas utiliza la historia para impulsar su apuesta por una mayor cooperación europea en política de salud. Y los burócratas comunitarios se convierten en salvadores del mundo porque desarrollan y difunden una vacuna... ¡en solo seis semanas!.
La edición, publicación y difusión de “Infected” costó 86.000 euros a las arcas de la UE.
La Unión Europea financió en 2012 la publicación de un cómic titulado “Infected” (“Infectados”) que advertía de la llegada de una pandemia muy similar a la del Covid-19. La narración, que incluye la aparición en China de un virus muy peligroso que se extiende rápidamente por el mundo provocando el confinamiento generalizado de la población durante décadas, también describía el origen de la infección en un “mercado húmedo” del gran país asiático desde donde se transmitía a los seres humanos a través de los animales.
La historia gráfica, que incluso responsabiliza de la rápida expansión del virus a la globalización y al ingente número de viajes aéreos que realizan a los ciudadanos, es también un canto épico socialdemócrata a cómo las grandes instituciones internacionales, y especialmente los burócratas bruselenses, trabajando en comandita y colaboración, se convierten en los grandes salvadores de la Humanidad.
La historia de viñetas financiada por la UE comienza cuando un viajero del tiempo llega desde un futuro devastado a un laboratorio de alta seguridad de Pekín (¿Wuham?) que está experimentando con patógenos mortales. El protagonista aparece con un único frasco de antídoto, advirtiendo a todos los presentes que el mundo está a punto de ser golpeado por una pandemia que matará a 1.000 millones de personas. A partir de este punto, la trama sigue al héroe en sus andanzas, que incluyen evadir a un alto cargo del laboratorio chino que, en colaboración con la mafia, intenta robar la cura y venderla a la compañía farmacéutica que más puje por la misma.
Mientras tanto, el asesor principal de la ONU sobre enfermedades contagiosas, un tal Samuel de la Mancha, se convierte en el paciente cero después de ser arañado por un mono. De hecho, momentos antes de ser infectado, uno de los personajes principales afirma en el libro: “Imagínese si un nuevo agente contagioso lo infectara en este mercado. Probablemente no se daría cuenta de lo ocurrido hasta el final del período de incubación. Habría regresado a Europa, a los Estados Unidos, a América Latina o a Australia según lo planeado a través de un aeropuerto internacional”.
El tebeo, escrito por Jean-David Morvan e ilustrado por Huang Jia Wei, presenta a través del viajero en el tiempo, que exactamente proviene del año 2111, un futuro distópico y catastrófico en el que los humanos se mantienen aislados y en confinamiento durante años y años, donde apenas hay interacciones sociales y donde han descendido dramáticamente los índices de natalidad al mismo tiempo que estallan los casos de angustia y ansiedad. Además, según el relato, la pérdida de confianza en las instituciones internacionales que provocó la expansión de la pandemia creó una situación social dramática y catastrófica a nivel planetario...
Pero, finalmente, nada de eso sucede porque el “paciente cero” usa el antídoto del viajero en el tiempo para salvarse y se lleva a cabo una sesión extraordinaria del Parlamento Europeo donde Bruselas utiliza la historia para impulsar su apuesta por una mayor cooperación europea en política de salud. Y los burócratas comunitarios se convierten en salvadores del mundo porque desarrollan y difunden una vacuna... ¡en solo seis semanas!.
La edición, publicación y difusión de “Infected” costó 86.000 euros a las arcas de la UE.