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Martes, 06 de Octubre de 2020 Tiempo de lectura:
Emmanuel Macron lanza su plan contra el islam político

Francia: Comienza la batalla contra el separatismo islamista

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Tras negarlo una y otra vez a lo largo de los últimos años, multando, persiguiendo e incluso censurando a quienes lo denunciaban, el Gobierno francés, liderado por Emmanuel Macron, por fin ha reconocido una premisa básica: “tenemos que abordar el desafío del separatismo islamista". Estas palabras del Ejecutivo galo, esperadas desde hace décadas, fueron desgranadas por Macron el pasado 2 de octubre en un discurso dedicado a lo que él mismo definió como “la lucha contra los separatismos”. La intervención de Macron tuvo lugar, además, en la localidad de Mulhouse, al este de Francia, una de las capitales del islam francés en la que se está construyendo la que próximamente será una de las grandes mezquitas europeas: la gran Mezquita An Nour, financiada por Qatar. Y en uno de sus barrios más problemáticos: el multicultural Bourtzwiller, donde el yihadismo vecinal, la delincuencia y el extremismo islamista ha creado en los últimos años un ambiente literalmente explosivo.

 

En este punto geográfico estratégico, el presidente francés, sirviéndose de multitud de ejemplos, demostró que la amenaza de lo que se ha dado en conocer como el “islam político” no es un problema solamente teórico sino un fenómeno absolutamente cotidiano. Macron dibujó los contornos exactos de una "contra-sociedad" existente a lo largo y ancho de Francia diseñada, animada y crecida por el islam radical que, “en nuestro suelo, construye metódicamente su proyecto”.

 

Lo que propone Macron es, sin duda, la gran batalla cultural de nuestro tiempo: la guerra que enfrente a Occidente contra el totalitarismo islamista en alianza íntima con el totalitarismo comunista ahora representado por la izquierda (extrema-izquierda habría que decir) de Europa y América, fundamentalmente. Se trata de un auténtico combate civilizatorio que, en Francia, Emmanuel Macron se ha propuesto ganar contra un imaginario islamista cada vez más poderoso y que, cada vez con mayor premura, trata de reglar todos y cada uno de los diversos aspectos de la existencia de los ciudadanos y, muy especialmente, de las ciudadanas. Según explica Vincent Trémolet de Villers, editorialista de Le Figaro, “es Francia, sus paisajes y sus grandes tiempos, su espíritu y su razón, su lenguaje y su libertad los que pueden unir lo que la incultura, la contrición y la descivilización han separado”.
 

Es necesario remontarse a la creación del Consejo Francés de Culto Musulmán (CFCM) en 2003 para hallar medidas de reformas del Islam en Francia tan intensas como las que Macron acaba de anunciar, “después de décadas de descuido”. Para ello, el Presidente se ha centrado en dos aspectos fundamentales a controlar: el mundo opaco de los imanes y el ámbito, más cerrado aún si cabe, de las asociaciones musulmanas que dan soporte administrativo a las mezquitas.


En cuanto a los imanes, la mayoría de los 1.800 religiosos practicantes proceden del extranjero - existen acuerdos con Marruecos, Argelia y Turquía - pero sólo el 2% tiene títulos en teología islámica y muy pocos hablan francés: predican en árabe. Por ello, el presidente de la República ha anunciado un ambicioso programa al que algo pomposamente ha llamado como "la Ilustración del Islam", con el que trata de conseguir que esta religión se convierta en "socia de la República" con una pieza central, el Consejo Francés para el Culto al Musulmán (CFCM), en el centro neurálgico del sistema.

 

[Img #18716]Esta institución, representativa y electa del Islam de Francia, no contaba con la confianza del Presidente al inicio de su mandato. Pero paulatinamente se ha ido ganando su aprecio hasta el punto de convertirse en el órgano clave que tendrá, "dentro de cuatro años", el deber de responsabilizarse de la formación de imanes en Francia para, de este modo, "acabar" con una ideología islámica, en la mayor parte de las ocasiones extremista, controlada desde países ajenos. “Vienen de la mano de movimientos como el salafismo, el wahabismo y los Hermanos Musulmanes. El fondo del problema es que estas ideologías formulan una yihad reinventada, que es la destrucción del otro”.

 

Macron, en su histórico discurso, describió perfectamente lo que define como “el separatismo islamista”: el empeño de algunas comunidades de romper y de “contravenir las leyes de la República para crear un orden paralelo”. En este punto, Macron advirtió de que el combate contra esta realidad continuará con más instrumentos legales para prohibir asociaciones, cerrar lugares de culto y, muy especialmente, para obligar a la escolarización de los niños a partir de los tres años y otras medidas. Y, finalmente, Macron reconoció lo que la izquierda política, la “intelectualidad” progresista, la práctica totalidad de los medios de comunicación e, incluso, su propio Gobierno ha negado hasta el histerismo en repetidas ocasiones: “en Francia se han levantado guetos (no-go zones) de concentración de miseria y de dificultades en los que el separatismo islamista encuentra terreno abonado”.

 

A juicio de Macron, el separatismo islamista es una amenaza global en la que “parte de la República quiere separarse de nuestras instituciones. De manera elíptica o directa, en nombre de una religión, el proselitismo islamista aspira a romper los lazos que nos unen como ciudadanos libres, haciendo de la religión un proyecto político contra nuestra república y Estado (…) En nuestra sociedad, en nuestra Nación, nuestro Estado, la laicidad permite a cada cual vivir sus creencias, respetando las leyes comunes, que nos unen y son el principio mismo de nuestra unidad y libertad. El Estado, las leyes de nuestra República, nos impone a todos derechos y deberes, obligaciones. Esa es la matriz común de la nación. Desde hace décadas, en nombre de una religión, manipulada, el separatismo islamista invita a muchos de nuestros conciudadanos a no respetar las leyes ni las instituciones, construyendo un proyecto de separación. Se trata de un proyecto que debemos combatir, porque es una amenaza para la matriz de la nación”.

 

Discurso íntegro de Emmanuel Macron

 

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