Reportaje en profundidad
La campaña de persecución y difamación emprendida por el CNI contra algunos medios de información pone al descubierto la delicada situación de la libertad de expresión en España
Tal y como ha informado La Tribuna del País Vasco, el CNI, a través de su Centro Criptológico Nacional, ha creado una “herramienta” con la que dice luchar contra “la desinformación” pero que, en realidad, busca identificar, desprestigiar y criminalizar lo que define como narrativas “antiglobalistas”.
El estudio del Centro Nacional de Inteligencia acusa a algunos medios de comunicación, perfiles en redes sociales, blogs y foros de Internet, de lanzar “bulos”, de “erosionar la legitimidad” democrática, de “atacar a la economía de mercado” y de despreciar el “pluralismo”. Según los espías españoles, estas “narrativas antiglobalistas”, que coinciden, por ejemplo, con parte del programa electoral de Vox y que son también características de algunos de los principales partidos conservadores occidentales (Polonia, Hungría, Austria, Francia, etc.), “son propagadas a través de plataformas digitales que difunden contenidos maliciosos que son la base sobre la que se asientan movimientos militantes que buscan introducir y magnificar niveles de polarización en las opiniones públicas en Europa y Estados Unidos, y que plantean como retórica movilizadora ‘recuperar’ la soberanía de los Estados con agendas políticas nacionalistas e identitarias”.
El digital madrileño El Correo de España es uno de los identificados por el CNI como uno de los que “construyen y propagan retóricas manipuladas de crítica, difamación y deslegitimación de los organismos multilaterales (ONU, OTAN, UE, Banco Mundial, Fondo Monetario), a los que, a menudo, acusan de ser instituciones al servicio de las 'élites ocultas' en el propósito que atribuyen a éstas de querer acabar con la soberanía de los Estados, someter y controlar a la población, etc.”.
Alvaro Romero, editor de El Correo de España, explica que esta persecución emprendida por el CNI contra unos medios de comunicación muy concretos, “no es más que el resultado de las urnas, ya que desde el principio de las negociaciones para formar Gobierno se vio el interés de Pablo Iglesias en manejar el CNI. Situación que hasta los votantes socialistas consideraron peligrosa, pero su jefe, el ínclito Pedro Sánchez, no ha tenido pudor en darle esa facultad y aquí estamos, donde imaginábamos todos, si bien no pensaba nadie que podía ser tan descarado".
Para Romero, “el CNI y el Ejecutivo confunden Estado con Gobierno. Es decir, en su informe hablan de peligrosidad para el Estado de medios como El Correo de España, cuando quieren decir de peligrosidad para el Gobierno. ¿Qué hay de malo que un medio sea peligroso para la continuidad de un Gobierno? Nada malo, el problema es que ellos confunden Gobierno con Estado".
Armando Robles, director de Alerta Digital, otro de los medios marcados por el CNI, explica que el hecho de que los espías españoles se pongan a perseguir a periódicos de derechas es un síntoma muy evidente de la concepción patrimonial que tiene este Gobierno socialcomunista de la libertad de expresión. “La libertad de expresión solamente sirve para los suyos, pero para quienes opinamos diferente, para quienes cuestionamos sus políticas, para quienes no aceptamos el totalitarismo políticamente correcto que nos quieren imponer, tienen otros planes: hacernos callar persiguiéndonos con los servicios secretos o utilizando los juzgados para someternos”.
Para Alvaro Romero, el objetivo de manejar la opinión y de acallar las voces críticas que trata de conseguir el Gobierno de Pedro Sánchez, “se cumplirá con el beneplácito cómplice del PSOE. ¿Hay alguna duda que esto es un nuevo Frente Popular? y también lo cumplirán con el pueblo español dormido, adocenado y subvencionado, práctica muy habitual, por otro lado, de los gobiernos socialistas y comunistas".
“Esto solo va de silenciar a los pocos medios de comunicación españoles que cuestionan de algún modo la dictadura comunista que ya comienza a despuntar en el país”, explica el responsable de otro de los medios señalados por el CNI, que por ahora desea permanecer en el anonimato. “Además, ¿quién es esta gente para decir a los ciudadanos lo que deben leer, lo que deben escuchar o los periódicos que deben abrir en su ordenador? Es más, en el caso hipotético de que algo de lo que dice el CNI fuera cierto, ¿qué pasa?. Yo en mi medio de comunicación puedo contar las historias que considere importantes. Si mañana, por ejemplo, alguien me cuenta que dentro de una semana va a producirse una invasión extraterrestre y que van a producirse escenas de terror en todo el mundo, y yo lo llevo a mi periódico. ¿estoy atentando contra las instituciones?, ¿estoy poniendo en peligro el orden mundial? Yo informaré en mi periódico de lo que crea oportuno, y luego serán los lectores los que digan si lo que yo publico en mi web es una estupidez o una información de primer orden, o si simplemente es un divertimento. ¿O es que el CNI cree que solamente tienen derecho a ser sectarios y parciales los medios de comunicación que ellos denominan ‘tradicionales’?
Para Armando Robles, lo que es una indecencia es que el CNI afirme que criticar instituciones como el Gobierno, la ONU, la UE o el Banco Mundial sea lo mismo que construir y propagar “retóricas manipuladas de crítica, difamación y deslegitimación de los organismos multilaterales”. “Están tan acostumbrados a que los medios de comunicación sean los lameculos del poder – de su poder – que cuando se enfrentan a la crítica que, por cierto, únicamente les molesta si llega desde la derecha o desde posiciones conservadores, solo se les ocurre hacer lo que todos los dictadores han hecho siempre: reprimir la libertad de expresión”.
Ninguno de los medios consultados tiene, por ahora, intención de interponer demandas por difamación contra el CNI, aunque no descartan la posibilidad de que éstas se pongan en marcha, sí que constatan la necesidad de ir creando una Plataforma de Medios afectados por estas iniciativas políticas represivas. “Se trata de que no vayamos todos por nuestra cuenta”, dice Álvaro Romero. “Creo que ahora es lo mejor que podemos hacer: unirnos y trabajar todos en las demandas que tarde o temprano uno u otros vamos a tener que emprender. Entre esto y la nueva Ley de Memoria Democrática vienen tiempos muy difíciles, pero ya dijo alguien aquello de ‘bienvenidos los tiempos difíciles que serán la depuración de los cobardes’".
Tal y como ha informado La Tribuna del País Vasco, el CNI, a través de su Centro Criptológico Nacional, ha creado una “herramienta” con la que dice luchar contra “la desinformación” pero que, en realidad, busca identificar, desprestigiar y criminalizar lo que define como narrativas “antiglobalistas”.
El estudio del Centro Nacional de Inteligencia acusa a algunos medios de comunicación, perfiles en redes sociales, blogs y foros de Internet, de lanzar “bulos”, de “erosionar la legitimidad” democrática, de “atacar a la economía de mercado” y de despreciar el “pluralismo”. Según los espías españoles, estas “narrativas antiglobalistas”, que coinciden, por ejemplo, con parte del programa electoral de Vox y que son también características de algunos de los principales partidos conservadores occidentales (Polonia, Hungría, Austria, Francia, etc.), “son propagadas a través de plataformas digitales que difunden contenidos maliciosos que son la base sobre la que se asientan movimientos militantes que buscan introducir y magnificar niveles de polarización en las opiniones públicas en Europa y Estados Unidos, y que plantean como retórica movilizadora ‘recuperar’ la soberanía de los Estados con agendas políticas nacionalistas e identitarias”.
El digital madrileño El Correo de España es uno de los identificados por el CNI como uno de los que “construyen y propagan retóricas manipuladas de crítica, difamación y deslegitimación de los organismos multilaterales (ONU, OTAN, UE, Banco Mundial, Fondo Monetario), a los que, a menudo, acusan de ser instituciones al servicio de las 'élites ocultas' en el propósito que atribuyen a éstas de querer acabar con la soberanía de los Estados, someter y controlar a la población, etc.”.
Alvaro Romero, editor de El Correo de España, explica que esta persecución emprendida por el CNI contra unos medios de comunicación muy concretos, “no es más que el resultado de las urnas, ya que desde el principio de las negociaciones para formar Gobierno se vio el interés de Pablo Iglesias en manejar el CNI. Situación que hasta los votantes socialistas consideraron peligrosa, pero su jefe, el ínclito Pedro Sánchez, no ha tenido pudor en darle esa facultad y aquí estamos, donde imaginábamos todos, si bien no pensaba nadie que podía ser tan descarado".
Para Romero, “el CNI y el Ejecutivo confunden Estado con Gobierno. Es decir, en su informe hablan de peligrosidad para el Estado de medios como El Correo de España, cuando quieren decir de peligrosidad para el Gobierno. ¿Qué hay de malo que un medio sea peligroso para la continuidad de un Gobierno? Nada malo, el problema es que ellos confunden Gobierno con Estado".
Armando Robles, director de Alerta Digital, otro de los medios marcados por el CNI, explica que el hecho de que los espías españoles se pongan a perseguir a periódicos de derechas es un síntoma muy evidente de la concepción patrimonial que tiene este Gobierno socialcomunista de la libertad de expresión. “La libertad de expresión solamente sirve para los suyos, pero para quienes opinamos diferente, para quienes cuestionamos sus políticas, para quienes no aceptamos el totalitarismo políticamente correcto que nos quieren imponer, tienen otros planes: hacernos callar persiguiéndonos con los servicios secretos o utilizando los juzgados para someternos”.
Para Alvaro Romero, el objetivo de manejar la opinión y de acallar las voces críticas que trata de conseguir el Gobierno de Pedro Sánchez, “se cumplirá con el beneplácito cómplice del PSOE. ¿Hay alguna duda que esto es un nuevo Frente Popular? y también lo cumplirán con el pueblo español dormido, adocenado y subvencionado, práctica muy habitual, por otro lado, de los gobiernos socialistas y comunistas".
“Esto solo va de silenciar a los pocos medios de comunicación españoles que cuestionan de algún modo la dictadura comunista que ya comienza a despuntar en el país”, explica el responsable de otro de los medios señalados por el CNI, que por ahora desea permanecer en el anonimato. “Además, ¿quién es esta gente para decir a los ciudadanos lo que deben leer, lo que deben escuchar o los periódicos que deben abrir en su ordenador? Es más, en el caso hipotético de que algo de lo que dice el CNI fuera cierto, ¿qué pasa?. Yo en mi medio de comunicación puedo contar las historias que considere importantes. Si mañana, por ejemplo, alguien me cuenta que dentro de una semana va a producirse una invasión extraterrestre y que van a producirse escenas de terror en todo el mundo, y yo lo llevo a mi periódico. ¿estoy atentando contra las instituciones?, ¿estoy poniendo en peligro el orden mundial? Yo informaré en mi periódico de lo que crea oportuno, y luego serán los lectores los que digan si lo que yo publico en mi web es una estupidez o una información de primer orden, o si simplemente es un divertimento. ¿O es que el CNI cree que solamente tienen derecho a ser sectarios y parciales los medios de comunicación que ellos denominan ‘tradicionales’?
Para Armando Robles, lo que es una indecencia es que el CNI afirme que criticar instituciones como el Gobierno, la ONU, la UE o el Banco Mundial sea lo mismo que construir y propagar “retóricas manipuladas de crítica, difamación y deslegitimación de los organismos multilaterales”. “Están tan acostumbrados a que los medios de comunicación sean los lameculos del poder – de su poder – que cuando se enfrentan a la crítica que, por cierto, únicamente les molesta si llega desde la derecha o desde posiciones conservadores, solo se les ocurre hacer lo que todos los dictadores han hecho siempre: reprimir la libertad de expresión”.
Ninguno de los medios consultados tiene, por ahora, intención de interponer demandas por difamación contra el CNI, aunque no descartan la posibilidad de que éstas se pongan en marcha, sí que constatan la necesidad de ir creando una Plataforma de Medios afectados por estas iniciativas políticas represivas. “Se trata de que no vayamos todos por nuestra cuenta”, dice Álvaro Romero. “Creo que ahora es lo mejor que podemos hacer: unirnos y trabajar todos en las demandas que tarde o temprano uno u otros vamos a tener que emprender. Entre esto y la nueva Ley de Memoria Democrática vienen tiempos muy difíciles, pero ya dijo alguien aquello de ‘bienvenidos los tiempos difíciles que serán la depuración de los cobardes’".