El revelador caso de Villabona (I)
Estaba preparando el capítulo dedicado a los apellidos mixtos vasco-españoles que incluyen el término “villa” para el Diccionario Achicallende y me encuentro con el apellido Villabona, que como se sabe corresponde también a una localidad guipuzcoana de casi 6.000 habitantes, situada, yendo por la nacional 1 hacia San Sebastián, entre Tolosa y Andoáin, en la cuenca alta del río Oria. No lo voy a incluir como apellido mixto vasco-español porque la otra parte del mismo –“bona”– tampoco es vasca. No tiene componente eusquérico. Pero aun así aparece en el Nomenclátor de apellidos vascos. Aunque esto ya no resulta extraño. Es como poner el apellido Los Arcos como vasco, que hace el Nomenclátor, entendemos que porque hay un municipio navarro que se llama así, como Villabona es guipuzcoano. En cambio, Estella, Mondragón, Alfaro, Salvatierra, Llodio, Tudela o incluso Guernica, entre otras muchas más, son localidades vascas y también apellidos y no constan en el Nomenclátor.
En dicho Nomenclátor, Villabona se da como apellido vasco y viene también su trasunto eusquérico, que sería Billabona. El caso es que el INE no nos da noticia de nadie apellidado Billabona. Aunque, como se sabe, puede haber hasta 4 portadores sin que aparezcan reflejados en la aplicación, por cuestión de confidencialidad. Ahora mismo recuerdo el caso del futbolista de la Real Sociedad, Athletic y Rácing, David Billabona, que se apellidaba así. Sería casualidad que fuera el único apellidado así. También podría ser que pusiera esa grafía a efectos futbolísticos, pero luego en el carnet constara Villabona. No sería el primer caso. El conocido alpinista Alex Txikon euscalduniza su apellido, pero ni Txikon ni Chicón constan en el Nomenclátor de apellidos vascos. Chicón es un apellido español, con más de ochocientos portadores tanto de primero como de segundo apellido, y casi la mitad están en Málaga.
El diccionario Querexeta de apellidos vascos, de hecho, incluye directamente el apellido Villabona en la letra “B”, como todos los que empiezan por “V”. Pero, así como la letra “V” no tiene apellidos en este diccionario, en cambio la letra “C” sí contiene un montón, cuando en euskera no se utiliza tampoco. ¿Alguien lo entiende? Este diccionario Querexeta lo que sí deja claro, no obstante, es que Billabona o Villabona “no es apellido vasco”. En El solar vasco-navarro, de los hermanos García Carraffa, en cambio, sí se considera apellido vasco Villabona, correspondiente a la villa de dicho nombre y grafía.
Pero lo realmente curioso y extraño lo hemos encontrado en el nombre oficial del municipio Villabona. Resulta que si vas a Wikipedia te dice que el nombre oficial del municipio es Amasa-Villabona. Y si vas a la página web del Ayuntamiento también aparece lo de Amasa-Villabona, en la cabecera, pero seguido de Villabonako Udala (Ayuntamiento de Villabona). ¿Qué está pasando aquí? El Villabona incluso no lo han tocado, ni han hecho caso del Nomenclátor de Euskaltzaindia, que dice que la forma eusquérica de Villabona es Billabona. Se ve que quienes deciden esto de los topónimos oficiales diferencian muy claramente el tratamiento de los topónimos respecto del de los apellidos, cuando están tan estrechamente imbricados unos con otros, como es sabido. Pienso que los tratan separadamente para evitar que sus manejos de cambios de denominaciones tengan más trascendencia y repercusiones a nivel personal de las que ya tienen a nivel social y cultural. Porque, vamos a ver, yo no tengo nada contra los vecinos del barrio de Amasa, en Villabona, como se podrá suponer. Pero poner el nombre de ese barrio por delante del de todo el municipio de Villabona, ¿a qué responde? Obviamente a la necesidad de euscaldunizar como sea un término que no tiene ni pizca de eusquérico. Pero ¿tiene sentido histórico poner Amasa junto a Villabona para denominar la localidad y además ponerlo por delante?
Resulta que la razón que dan en esa web municipal que pone Amasa-Villabona como nombre del municipio, la única razón –por lo menos es la que aparece en la página web del ayuntamiento–, es porque Amasa existía antes que Villabona. Veamos: “Anterior al núcleo de Villabona es el de Amasa, y no hay que descartar la posibilidad de otro precedente, situado en una localización más elevada todavía. La colación o concejo de Amasa asoma por primera vez a la historia en la carta de vecindad otorgada en 1385, por la cual se une a Tolosa. Villabona aparece como tal en las Juntas Generales de Gipuzkoa de 1398 y se puede afirmar que empezó a constituirse en el agrupamiento de vecinos de Amasa bajados para dedicarse al comercio, la industria casera, servicio de viandantes, etc., justamente en la Calzada que unía Castilla con Francia a través de Segura, Tolosa, Hernani”. Las negritas son de la propia página web del Ayuntamiento. Estamos hablando de una anterioridad de 13 años entre Amasa y Villabona, al menos la certificada por los documentos históricos conservados. ¿Una diferencia tan nimia, vista en perspectiva de casi siete siglos, justifica la prevalencia? Está claro que no, y por eso advierten en el texto que es probable que exista otra localización más remota aún, con la que poder denominar a Villabona. El caso es que todavía no la han encontrado.
Pablo de Gorosábel, en su Diccionario histórico-geográfico-descriptivo de Guipúzcoa (1862), nos dice que Amasa y Villabona, quedaron asociadas a partir de 1620 por la intermediación del rey Felipe III, pero mientras Villabona ya era villa desde el siglo XV, aunque no consta el documento de su concesión, Amasa no lo fue hasta poco antes de su unión con Villabona. Lo que no se nos dice es con qué nombre funcionaron a partir de entonces ambas entidades unidas. Hay pruebas de que en alguna época se utilizó durante un tiempo lo de Villabona-Amasa, no Amasa-Villabona, pero todo hace suponer que la forma mayoritariamente empleada siempre fue la de Villabona.
De hecho, Mariano Ciriquiain Gaiztarro, que sigue a Gorosabel, en un artículo de 1947 sobre la formación de las villas guipuzcoanas, tras indicar de Villabona que “no sabemos ni cuando nació a la vida administrativa ni de dónde arranca su población”, nos dice que para 1509 ya era villa y luego afirma que “cuando Amasa alcanzó su exención de Tolosa, acogiéndose a las posibilidades que ejercía la Real Cédula de 19 de marzo de 1614, se incorporó a Villabona”, con lo que da a entender claramente que eran dos localidades de rango desigual, Villabona como receptora y Amasa como incorporada. El mismo sentido de incorporación aparece en la entrada “Amasa”, del diccionario de Gaspar y Roig de 1855: “Villa de la provincia de Guipúzcoa, unida hoy a la de Villabona, situada a una legua de Tolosa, a la derecha del río Oria”.
Estamos, por tanto, ante una muestra más de ese intento nacionalista de euscaldunizar como sea denominaciones municipales que no son ni han sido nunca eusquéricas, intento que tiene réplicas en todo el País Vasco. Podemos citar aquí un caso de Vizcaya, donde se llega al extremo de cambiar el nombre oficial de Miravalles por el de Ugao-Miraballes, debido a que Ugao era una casa-torre a partir de la que se fundó la villa, llamada Miravalles desde su fundación por Enrique II de Castilla en 1375. O sea, ya no se trata de un barrio, como en el caso de Amasa-Villabona, en el caso de Ugao-Miraballes es simplemente una casa-torre la que pasa a dar nombre eusquérico a todo el municipio. Obsérvese, de paso, que la forma en eusquera es Miraballes, con “b”, que viene a coincidir, curiosamente, con la forma en que se escribía ese municipio cuando se fundó, por las vueltas que ha dado también la grafía de la lengua castellana.
(Continuará)
Estaba preparando el capítulo dedicado a los apellidos mixtos vasco-españoles que incluyen el término “villa” para el Diccionario Achicallende y me encuentro con el apellido Villabona, que como se sabe corresponde también a una localidad guipuzcoana de casi 6.000 habitantes, situada, yendo por la nacional 1 hacia San Sebastián, entre Tolosa y Andoáin, en la cuenca alta del río Oria. No lo voy a incluir como apellido mixto vasco-español porque la otra parte del mismo –“bona”– tampoco es vasca. No tiene componente eusquérico. Pero aun así aparece en el Nomenclátor de apellidos vascos. Aunque esto ya no resulta extraño. Es como poner el apellido Los Arcos como vasco, que hace el Nomenclátor, entendemos que porque hay un municipio navarro que se llama así, como Villabona es guipuzcoano. En cambio, Estella, Mondragón, Alfaro, Salvatierra, Llodio, Tudela o incluso Guernica, entre otras muchas más, son localidades vascas y también apellidos y no constan en el Nomenclátor.
En dicho Nomenclátor, Villabona se da como apellido vasco y viene también su trasunto eusquérico, que sería Billabona. El caso es que el INE no nos da noticia de nadie apellidado Billabona. Aunque, como se sabe, puede haber hasta 4 portadores sin que aparezcan reflejados en la aplicación, por cuestión de confidencialidad. Ahora mismo recuerdo el caso del futbolista de la Real Sociedad, Athletic y Rácing, David Billabona, que se apellidaba así. Sería casualidad que fuera el único apellidado así. También podría ser que pusiera esa grafía a efectos futbolísticos, pero luego en el carnet constara Villabona. No sería el primer caso. El conocido alpinista Alex Txikon euscalduniza su apellido, pero ni Txikon ni Chicón constan en el Nomenclátor de apellidos vascos. Chicón es un apellido español, con más de ochocientos portadores tanto de primero como de segundo apellido, y casi la mitad están en Málaga.
El diccionario Querexeta de apellidos vascos, de hecho, incluye directamente el apellido Villabona en la letra “B”, como todos los que empiezan por “V”. Pero, así como la letra “V” no tiene apellidos en este diccionario, en cambio la letra “C” sí contiene un montón, cuando en euskera no se utiliza tampoco. ¿Alguien lo entiende? Este diccionario Querexeta lo que sí deja claro, no obstante, es que Billabona o Villabona “no es apellido vasco”. En El solar vasco-navarro, de los hermanos García Carraffa, en cambio, sí se considera apellido vasco Villabona, correspondiente a la villa de dicho nombre y grafía.
Pero lo realmente curioso y extraño lo hemos encontrado en el nombre oficial del municipio Villabona. Resulta que si vas a Wikipedia te dice que el nombre oficial del municipio es Amasa-Villabona. Y si vas a la página web del Ayuntamiento también aparece lo de Amasa-Villabona, en la cabecera, pero seguido de Villabonako Udala (Ayuntamiento de Villabona). ¿Qué está pasando aquí? El Villabona incluso no lo han tocado, ni han hecho caso del Nomenclátor de Euskaltzaindia, que dice que la forma eusquérica de Villabona es Billabona. Se ve que quienes deciden esto de los topónimos oficiales diferencian muy claramente el tratamiento de los topónimos respecto del de los apellidos, cuando están tan estrechamente imbricados unos con otros, como es sabido. Pienso que los tratan separadamente para evitar que sus manejos de cambios de denominaciones tengan más trascendencia y repercusiones a nivel personal de las que ya tienen a nivel social y cultural. Porque, vamos a ver, yo no tengo nada contra los vecinos del barrio de Amasa, en Villabona, como se podrá suponer. Pero poner el nombre de ese barrio por delante del de todo el municipio de Villabona, ¿a qué responde? Obviamente a la necesidad de euscaldunizar como sea un término que no tiene ni pizca de eusquérico. Pero ¿tiene sentido histórico poner Amasa junto a Villabona para denominar la localidad y además ponerlo por delante?
Resulta que la razón que dan en esa web municipal que pone Amasa-Villabona como nombre del municipio, la única razón –por lo menos es la que aparece en la página web del ayuntamiento–, es porque Amasa existía antes que Villabona. Veamos: “Anterior al núcleo de Villabona es el de Amasa, y no hay que descartar la posibilidad de otro precedente, situado en una localización más elevada todavía. La colación o concejo de Amasa asoma por primera vez a la historia en la carta de vecindad otorgada en 1385, por la cual se une a Tolosa. Villabona aparece como tal en las Juntas Generales de Gipuzkoa de 1398 y se puede afirmar que empezó a constituirse en el agrupamiento de vecinos de Amasa bajados para dedicarse al comercio, la industria casera, servicio de viandantes, etc., justamente en la Calzada que unía Castilla con Francia a través de Segura, Tolosa, Hernani”. Las negritas son de la propia página web del Ayuntamiento. Estamos hablando de una anterioridad de 13 años entre Amasa y Villabona, al menos la certificada por los documentos históricos conservados. ¿Una diferencia tan nimia, vista en perspectiva de casi siete siglos, justifica la prevalencia? Está claro que no, y por eso advierten en el texto que es probable que exista otra localización más remota aún, con la que poder denominar a Villabona. El caso es que todavía no la han encontrado.
Pablo de Gorosábel, en su Diccionario histórico-geográfico-descriptivo de Guipúzcoa (1862), nos dice que Amasa y Villabona, quedaron asociadas a partir de 1620 por la intermediación del rey Felipe III, pero mientras Villabona ya era villa desde el siglo XV, aunque no consta el documento de su concesión, Amasa no lo fue hasta poco antes de su unión con Villabona. Lo que no se nos dice es con qué nombre funcionaron a partir de entonces ambas entidades unidas. Hay pruebas de que en alguna época se utilizó durante un tiempo lo de Villabona-Amasa, no Amasa-Villabona, pero todo hace suponer que la forma mayoritariamente empleada siempre fue la de Villabona.
De hecho, Mariano Ciriquiain Gaiztarro, que sigue a Gorosabel, en un artículo de 1947 sobre la formación de las villas guipuzcoanas, tras indicar de Villabona que “no sabemos ni cuando nació a la vida administrativa ni de dónde arranca su población”, nos dice que para 1509 ya era villa y luego afirma que “cuando Amasa alcanzó su exención de Tolosa, acogiéndose a las posibilidades que ejercía la Real Cédula de 19 de marzo de 1614, se incorporó a Villabona”, con lo que da a entender claramente que eran dos localidades de rango desigual, Villabona como receptora y Amasa como incorporada. El mismo sentido de incorporación aparece en la entrada “Amasa”, del diccionario de Gaspar y Roig de 1855: “Villa de la provincia de Guipúzcoa, unida hoy a la de Villabona, situada a una legua de Tolosa, a la derecha del río Oria”.
Estamos, por tanto, ante una muestra más de ese intento nacionalista de euscaldunizar como sea denominaciones municipales que no son ni han sido nunca eusquéricas, intento que tiene réplicas en todo el País Vasco. Podemos citar aquí un caso de Vizcaya, donde se llega al extremo de cambiar el nombre oficial de Miravalles por el de Ugao-Miraballes, debido a que Ugao era una casa-torre a partir de la que se fundó la villa, llamada Miravalles desde su fundación por Enrique II de Castilla en 1375. O sea, ya no se trata de un barrio, como en el caso de Amasa-Villabona, en el caso de Ugao-Miraballes es simplemente una casa-torre la que pasa a dar nombre eusquérico a todo el municipio. Obsérvese, de paso, que la forma en eusquera es Miraballes, con “b”, que viene a coincidir, curiosamente, con la forma en que se escribía ese municipio cuando se fundó, por las vueltas que ha dado también la grafía de la lengua castellana.
(Continuará)