Euzkitze o la vasconitis aguda (I)
Por vasconitis entiendo una infección provocada por un agente patógeno que pulula en el ambiente vasco y que si te afecta te convierte en una especie de cruzado por la causa vasca contra España, tal cual. Generalmente sus versiones más agudas afectan más a los que no cumplen alguno de los requisitos para ser considerados vascos pata negra, como son los apellidos principalmente.
Xabier Euzkitze es un claro ejemplo de vasconitis aguda. Apellidarse Pérez de primer apellido está claro que es algo que no puede soportar. Entonces lo que hace es cumplir todos los requisitos para ser aceptado como miembro de la tribu: principalmente saber euskera y hablarlo de modo pulcro y riguroso, ser locutor en euskera de partidos de pelota, haber sido bersolari y participado en campeonatos de la especialidad, vivir en Zarauz, o Zarautz, como se dice oficialmente, y salir en defensa de la causa vasca cada vez que es reclamado (para defender a los presos de ETA, por ejemplo, y pedir su vuelta a casa, o sea, que salgan de la cárcel donde cumplen penas por asesinatos y secuestros), así como dar su opinión sobre todos los temas donde las esencias vascas interpretadas por los nacionalistas estén en juego. Para poder hacer todo eso resulta imprescindible, parece ser, haberse puesto como apellido el nombre de un caserío. Debe ser lo más.
La última ocasión en que ha ocurrido que salga a defender la causa nacionalista vasca, amparándose en su condición de euscaldún, locutor de partidos de pelota, exbersolari y apellidarse Euzkitze, ha sido con motivo del programa de ETB titulado Akelarre, que, por cierto, ve poquísima gente, a pesar de la polémica generada. Y si encima espantan a los nacionalistas que suelen ver esas cadenas, tanto la de castellano como la de eusquera, pues ya me dirán lo que les queda. También una representante de Bildu en el Parlamento Vasco ha lanzado al respecto una serie de preguntas quejosas al director de ETB, sobre a ver si hay derecho a emitir un programa que se toma todos los símbolos nacionalistas de la vasquidad por el pito de un sereno. Puede que aquí haya una maniobra clara de propaganda de la propia ETB porque todos los protagonistas pertenecen a la misma, empezando por el propio Euzkitze, o han pertenecido y están ahora en excedencia en la política, como la representante de Bildu, exlocutora de la cadena. Pero la salida en Twitter de Euzkitze ha sido tan estentórea que fue lo que motivó el artículo anterior de esta serie de “El balle del ziruelo”, titulado “Aquelarre indigenista” y donde Xabier Euzkitze era el protagonista principal.
Vamos a continuar aquí analizando a este personaje porque, por muchos motivos, es uno de los que mejor representa, a día de hoy, el espíritu que motivó la misma iniciación de esta serie. Podríamos decir que, si en “El balle del ziruelo” el mayor protagonista hasta ahora era Sabino Arana, a partir de ahora Xabier Euzkitze ocupará un muy digno segundo lugar en nuestras disquisiciones al respecto, acaparando, él solito, la mejor representación de la vasconitis en su fase o variante aguda.
El problema es que el apellido Euzkitze no existe. Ha sido una invención completa de su protagonista, tomándolo del nombre de un caserío. La idea no era mala: así se ponían los apellidos vascos en la edad moderna, siglos XVI al XVIII. Pero todos los apellidos con nombre de caserío, que se tenían que poner entonces, ya se pusieron. Era cuando la gente no tenía apellidos y había que ponerse alguno y en el País Vasco se tiraba de ahí. Pero en época de Euzkitze, segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, pues ya todo el mundo tiene su apellido puesto. Y a él le tocó el Pérez. La historia es como es y lo demás es invención.
Pero es muy interesante lo que ha hecho Xabier Euzkitze, porque va muy en sintonía con todo lo que representa el nacionalismo vasco al que él pertenece por derecho propio y por sus obras, pensamientos y omisiones. Ha cogido el nombre de un caserío en el que, al parecer, había nacido y vivido su madre y se lo ha puesto como apellido. En cambio, en su ficha como euskaltzain urgazlea (miembro correspondiente de Euskaltzaindia, paso previo a ser euskaltzain osoa o de número) consta como Xabier Peritz Mendizabal y luego, entre comillas, como si fuera un apodo o alias, viene el “Euzkitze”. Sin embargo, cuando pone su nombre a las dos biografías de personajes célebres del mundo del eusquera, que ha escrito para la serie “Bidegileak” del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, él pone su nombre como Xabier Euzkitze, tal cual. Además de que el hecho de poder ponerse Peritz Mendizabal ha sido posible gracias a esa fábrica de nacionalismo lingüístico que es Euskaltzaindia en sus secciones de onomástica y toponimia, donde el español Pérez de toda la vida aparece convertido en una invención como Peritz, sacada de quién sabe qué legajo, porque en la web Artxibo del Gobierno Vasco, de registros sacramentales, no aparece ningún Peritz, y gracias también a la permisividad de los Registros Civiles españoles, que por ley nacional española así lo tienen reconocido.
Euzkitze no existe como apellido ni en el Nomenclátor de apellidos vascos de Euskaltzaindia ni en ninguna recopilación de apellidos que tenemos a mano: no está ni en el Oyhamburu, ni en el Kerexeta, ni en el García Carraffa, ni en la lista de Luis Michelena. En realidad, es una deformación oral por pronunciación dialectal del apellido Egusquiza, que significa lugar de mucho sol (eguzqui + za). De hecho, el caserío del que Xabier Euzkitze toma su falso apellido tiene el nombre Euzkitze encima de la puerta y más arriba el año 1924. Esto es lo que parece que pone en la fotografía que he visto en Internet del mismo. 1924 es un año bien reciente para utilizarlo como origen ancestral, a no ser que sea el de su reforma, pero lo dudamos, porque, aunque un caserío se reforme, si es del siglo XVIII o incluso anterior, mantendría con orgullo su fecha original, si es que la lleva, que tampoco es lo habitual. En cualquier caso, no va a poner la fecha de la reforma, sería antihistórico y le quitaría mérito al edificio. Pero de eso hablaremos luego.
El caso es que el caserío Euzkitze aparece en el mapa de caseríos de Azkoitia, que se puede consultar en la web del Ayuntamiento, con el nombre de Eguzkitza, que es el nombre ortodoxo y con el que se debería escribir este apellido en grafía eusquérica. Pero los que pusieron el nombre al caserío lo que hicieron fue transcribir la pronunciación oral del mismo y es lo que ha quedado. Y lo que resulta en extremo curioso es que un individuo como el que nos ocupa, que hace gala de un cuidado exquisito y riguroso con el euskera a la hora de hablarlo y pronunciarlo, prefiera ponerse esa transcripción oral de Eguzkitza, por mucho que sea el nombre del caserío.
Antes ya hemos citado la página web Artxibo, del Gobierno Vasco, donde se pueden consultar las actas sacramentales de nacimientos, matrimonios y defunciones, para comprobar cómo efectivamente se escribían los apellidos de las personas desde finales del siglo XV, cuando hay registros ya, y hasta finales del siglo XIX. Y hemos dicho también que el apellido Peritz no aparece. Pues bien, resulta que el apellido Pérez, que sí aparece, es más antiguo en el País Vasco que el Egusquiza. Hay un Pedro Pérez, al que sus padres, Pedro y Susana, bautizan con ese nombre y apellido en la parroquia de Santa Cruz en el concejo de Marieta, municipio de Barrundia, cerca de Vitoria, el 20 de noviembre de 1489. Y en cambio, el primer Egusquiza que aparece registrado como bautizado es de 30 de junio de 1552 en Oñati y se llama también Pedro. Solo encontramos la forma Egusquiza en las actas sacramentales, como era lo habitual entonces. Lo mismo que la grafía Pérez. Esto es la historia verdadera.
En realidad, esa transcripción de Euzkitze y sobre todo su utilización como apellido por Xabier, es una muestra paradigmática de lo que aquí llamamos vasconitis aguda, puesto que responde a una práctica que se ha llevado a cabo en toda la etapa de la llamada “normalización toponímica”, que hemos padecido en el País Vasco y que ha dado lugar a cambios en topónimos y en apellidos por el solo hecho de querer hacerlos más vascos todavía, como si no lo fueran antes ya, dando lugar a auténticos engendros lingüísticos. Y el procedimiento ha sido justamente el mismo que el de Eguzkitza a Euzkitze. Es como si en España los nombres de ciudades que se pronuncian con acento andaluz se convirtieran en oficiales. Así, por ejemplo, es como si Cádiz pasara a llamarse oficialmente Cai, o Huelva, Guerba, o Granada, Graná. Tal cual. Y que a continuación nos pusiéramos como apellido ese Cai, ese Guerba o esa Graná.
Por vasconitis entiendo una infección provocada por un agente patógeno que pulula en el ambiente vasco y que si te afecta te convierte en una especie de cruzado por la causa vasca contra España, tal cual. Generalmente sus versiones más agudas afectan más a los que no cumplen alguno de los requisitos para ser considerados vascos pata negra, como son los apellidos principalmente.
Xabier Euzkitze es un claro ejemplo de vasconitis aguda. Apellidarse Pérez de primer apellido está claro que es algo que no puede soportar. Entonces lo que hace es cumplir todos los requisitos para ser aceptado como miembro de la tribu: principalmente saber euskera y hablarlo de modo pulcro y riguroso, ser locutor en euskera de partidos de pelota, haber sido bersolari y participado en campeonatos de la especialidad, vivir en Zarauz, o Zarautz, como se dice oficialmente, y salir en defensa de la causa vasca cada vez que es reclamado (para defender a los presos de ETA, por ejemplo, y pedir su vuelta a casa, o sea, que salgan de la cárcel donde cumplen penas por asesinatos y secuestros), así como dar su opinión sobre todos los temas donde las esencias vascas interpretadas por los nacionalistas estén en juego. Para poder hacer todo eso resulta imprescindible, parece ser, haberse puesto como apellido el nombre de un caserío. Debe ser lo más.
La última ocasión en que ha ocurrido que salga a defender la causa nacionalista vasca, amparándose en su condición de euscaldún, locutor de partidos de pelota, exbersolari y apellidarse Euzkitze, ha sido con motivo del programa de ETB titulado Akelarre, que, por cierto, ve poquísima gente, a pesar de la polémica generada. Y si encima espantan a los nacionalistas que suelen ver esas cadenas, tanto la de castellano como la de eusquera, pues ya me dirán lo que les queda. También una representante de Bildu en el Parlamento Vasco ha lanzado al respecto una serie de preguntas quejosas al director de ETB, sobre a ver si hay derecho a emitir un programa que se toma todos los símbolos nacionalistas de la vasquidad por el pito de un sereno. Puede que aquí haya una maniobra clara de propaganda de la propia ETB porque todos los protagonistas pertenecen a la misma, empezando por el propio Euzkitze, o han pertenecido y están ahora en excedencia en la política, como la representante de Bildu, exlocutora de la cadena. Pero la salida en Twitter de Euzkitze ha sido tan estentórea que fue lo que motivó el artículo anterior de esta serie de “El balle del ziruelo”, titulado “Aquelarre indigenista” y donde Xabier Euzkitze era el protagonista principal.
Vamos a continuar aquí analizando a este personaje porque, por muchos motivos, es uno de los que mejor representa, a día de hoy, el espíritu que motivó la misma iniciación de esta serie. Podríamos decir que, si en “El balle del ziruelo” el mayor protagonista hasta ahora era Sabino Arana, a partir de ahora Xabier Euzkitze ocupará un muy digno segundo lugar en nuestras disquisiciones al respecto, acaparando, él solito, la mejor representación de la vasconitis en su fase o variante aguda.
El problema es que el apellido Euzkitze no existe. Ha sido una invención completa de su protagonista, tomándolo del nombre de un caserío. La idea no era mala: así se ponían los apellidos vascos en la edad moderna, siglos XVI al XVIII. Pero todos los apellidos con nombre de caserío, que se tenían que poner entonces, ya se pusieron. Era cuando la gente no tenía apellidos y había que ponerse alguno y en el País Vasco se tiraba de ahí. Pero en época de Euzkitze, segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, pues ya todo el mundo tiene su apellido puesto. Y a él le tocó el Pérez. La historia es como es y lo demás es invención.
Pero es muy interesante lo que ha hecho Xabier Euzkitze, porque va muy en sintonía con todo lo que representa el nacionalismo vasco al que él pertenece por derecho propio y por sus obras, pensamientos y omisiones. Ha cogido el nombre de un caserío en el que, al parecer, había nacido y vivido su madre y se lo ha puesto como apellido. En cambio, en su ficha como euskaltzain urgazlea (miembro correspondiente de Euskaltzaindia, paso previo a ser euskaltzain osoa o de número) consta como Xabier Peritz Mendizabal y luego, entre comillas, como si fuera un apodo o alias, viene el “Euzkitze”. Sin embargo, cuando pone su nombre a las dos biografías de personajes célebres del mundo del eusquera, que ha escrito para la serie “Bidegileak” del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, él pone su nombre como Xabier Euzkitze, tal cual. Además de que el hecho de poder ponerse Peritz Mendizabal ha sido posible gracias a esa fábrica de nacionalismo lingüístico que es Euskaltzaindia en sus secciones de onomástica y toponimia, donde el español Pérez de toda la vida aparece convertido en una invención como Peritz, sacada de quién sabe qué legajo, porque en la web Artxibo del Gobierno Vasco, de registros sacramentales, no aparece ningún Peritz, y gracias también a la permisividad de los Registros Civiles españoles, que por ley nacional española así lo tienen reconocido.
Euzkitze no existe como apellido ni en el Nomenclátor de apellidos vascos de Euskaltzaindia ni en ninguna recopilación de apellidos que tenemos a mano: no está ni en el Oyhamburu, ni en el Kerexeta, ni en el García Carraffa, ni en la lista de Luis Michelena. En realidad, es una deformación oral por pronunciación dialectal del apellido Egusquiza, que significa lugar de mucho sol (eguzqui + za). De hecho, el caserío del que Xabier Euzkitze toma su falso apellido tiene el nombre Euzkitze encima de la puerta y más arriba el año 1924. Esto es lo que parece que pone en la fotografía que he visto en Internet del mismo. 1924 es un año bien reciente para utilizarlo como origen ancestral, a no ser que sea el de su reforma, pero lo dudamos, porque, aunque un caserío se reforme, si es del siglo XVIII o incluso anterior, mantendría con orgullo su fecha original, si es que la lleva, que tampoco es lo habitual. En cualquier caso, no va a poner la fecha de la reforma, sería antihistórico y le quitaría mérito al edificio. Pero de eso hablaremos luego.
El caso es que el caserío Euzkitze aparece en el mapa de caseríos de Azkoitia, que se puede consultar en la web del Ayuntamiento, con el nombre de Eguzkitza, que es el nombre ortodoxo y con el que se debería escribir este apellido en grafía eusquérica. Pero los que pusieron el nombre al caserío lo que hicieron fue transcribir la pronunciación oral del mismo y es lo que ha quedado. Y lo que resulta en extremo curioso es que un individuo como el que nos ocupa, que hace gala de un cuidado exquisito y riguroso con el euskera a la hora de hablarlo y pronunciarlo, prefiera ponerse esa transcripción oral de Eguzkitza, por mucho que sea el nombre del caserío.
Antes ya hemos citado la página web Artxibo, del Gobierno Vasco, donde se pueden consultar las actas sacramentales de nacimientos, matrimonios y defunciones, para comprobar cómo efectivamente se escribían los apellidos de las personas desde finales del siglo XV, cuando hay registros ya, y hasta finales del siglo XIX. Y hemos dicho también que el apellido Peritz no aparece. Pues bien, resulta que el apellido Pérez, que sí aparece, es más antiguo en el País Vasco que el Egusquiza. Hay un Pedro Pérez, al que sus padres, Pedro y Susana, bautizan con ese nombre y apellido en la parroquia de Santa Cruz en el concejo de Marieta, municipio de Barrundia, cerca de Vitoria, el 20 de noviembre de 1489. Y en cambio, el primer Egusquiza que aparece registrado como bautizado es de 30 de junio de 1552 en Oñati y se llama también Pedro. Solo encontramos la forma Egusquiza en las actas sacramentales, como era lo habitual entonces. Lo mismo que la grafía Pérez. Esto es la historia verdadera.
En realidad, esa transcripción de Euzkitze y sobre todo su utilización como apellido por Xabier, es una muestra paradigmática de lo que aquí llamamos vasconitis aguda, puesto que responde a una práctica que se ha llevado a cabo en toda la etapa de la llamada “normalización toponímica”, que hemos padecido en el País Vasco y que ha dado lugar a cambios en topónimos y en apellidos por el solo hecho de querer hacerlos más vascos todavía, como si no lo fueran antes ya, dando lugar a auténticos engendros lingüísticos. Y el procedimiento ha sido justamente el mismo que el de Eguzkitza a Euzkitze. Es como si en España los nombres de ciudades que se pronuncian con acento andaluz se convirtieran en oficiales. Así, por ejemplo, es como si Cádiz pasara a llamarse oficialmente Cai, o Huelva, Guerba, o Granada, Graná. Tal cual. Y que a continuación nos pusiéramos como apellido ese Cai, ese Guerba o esa Graná.











