Pablo Lasunción: “El Imperio español fue una formidable maquinaria de civilización que trató de construir un mundo mejor basándose en los valores cristianos”
![[Img #24325]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/06_2023/4525_imagen2.jpg)
Pablo Lasunción, fundador de HispaUnidad, y prolífico y exitoso “youtuber” impulsor del canal de vídeo del mismo nombre, es el coordinador del libro Cartas hispanistas al Rey de España, además de autor de uno de los capítulos más destacados de este trabajo, el titulado “La fundación de hospitales”.
¿Que sentimiento ha tenido al lograr el objetivo de la aparición de un libro de estas características? ¿Ha habido algún momento delicado o complicado en su desarrollo y término?
Como es lógico, sobre todo prima la alegría de ver el trabajo concluido con una bonita factura y el orgullo de haber colaborado con este grupo de personas de notable talla intelectual, a quienes valoro sobre todo por su implicación y por su amor activo hacia nuestra comunidad, hacia nuestra patria común. Siempre he pensado que el proyecto de redacción de este libro es hermoso por muchos factores, pero seguramente destacaría tres:
- Por el contenido de lo que tratamos, que nos hace recuperar nuestra verdadera identidad y reforzarnos.
- Por a quién se lo dirigimos, porque en la figura del rey buscamos llamar la atención de todos nuestros compatriotas, del primero al último.
- Y, sobre todo, porque personas de tan distinto origen, de siete naciones diferentes, alejadas decenas de miles de kilómetros unas de otras y seguramente con formas de pensar diversas en muchos aspectos, coincidimos en el amor a la comunidad hispana, y en la defensa de una lectura veraz de nuestro pasado común.
Con respecto a las dificultades para completar el proyecto, no ha habido grandes escollos más allá de pequeños retrasos…. Todo fluyó con razonable normalidad, los compañeros coautores hicieron lo posible para que todo fuera muy fácil. Además tuvimos la suerte de encontrar un editor como SND editores, quienes creyeron desde el principio en el proyecto y gracias a su ayuda todo ha salido rodado.
Si tuviera que resumir en unas pocas líneas lo que es el fundamento principal de la obra de la Hispanidad, ¿cómo lo expresaría?
Cuando se observa la acción histórica del imperio español es inevitable pensar que ese imperio era la formidable maquinaria de una civilización que ensayaba de forma sincera construir un mundo mejor basado en los valores cristianos. En ese sentido, ninguna de las comunidades o civilizaciones coetáneas se acercan siquiera en sinceridad y logros a los que alcanzó el imperio español. Ha tenido mucho que avanzar mucho la historia, seguramente hasta la segunda mitad del siglo XX, para que se vean esfuerzos civilizatorios de una generosidad semejante. El libro abunda en ejemplos de esa generosidad que nacía de una verdadera fe en los valores cristianos y que van desde la fundación de hospitales, hospitales en los que desde el primer dia se atendía a los indígenas, a la fundación de universidades, pasando por la conservación y mejora de las lenguas indígenas, como el náhuatl, quéchua, otomí,... el extensísimo y siempre olvidado trabajo de incontables generaciones de frailes que dedicaban su vida a la educación, a la sanidad, a las misiones,... Son tantas las áreas, son tantos los ejemplos y contrastan tan frontalmente con lo que hicieron franceses, ingleses, holandeses y portugueses, que tenemos el deber moral de admirarnos de lo que se hizo y de narrarlo siendo fieles a la verdad.
El capítulo que desarrolla usted es una maravilla de descripción sintética, sin que falte ni sobre una sola frase, del cuidado y el mimo con el que los mal llamados conquistadores lograron atender la salud de los nativos con el mismo trato que recibían los españoles que llegaron allí con el mandato imperial de cuidar a los que allí estaban antes de llegar ellos. ¿Cómo resumiría, si ello es posible, la gran aportación de los españoles a la salud y vida de los aborígenes amerindios, por no decir también a los filipinos, etc?.
Bueno es que seguramente el tema de la fundación de hospitales quizá sea el que mejor refleja la actitud civilizatoria y de generosidad con la que España llegó a América, tratando de elevar la vida de los habitantes autóctonos a las realidades de los mejores avances que Europa había alcanzado.
Y también es uno de los aspectos que mejor revela la dimensión de la colosal mentira, del error historiográfico, que es esa pesada losa que llamamos acertadamente la “leyenda negra”. Porque la realidad es que ya desde 1504, apenas 12 años después del descubrimiento, España construye el primer hospital, el de San Nicolás de Bari, en Santo Domingo, obedeciendo unas instrucciones concretas de los Reyes para crear hospitales que atiendan tanto a indios como a cristianos (españoles). Es más, la primera de las Leyes de Indias habla sobre esto. A partir de ahí España fundó en América cerca de 900 hospitales, a los que hay que añadir incontables hospicios, asilos, lazaretos, casas de socorro, es decir, incontables centros de atención sanitaria menores. El esfuerzo en este sentido es absolutamente descomunal, no hay nada parecido en la historia de la humanidad. Muchos de esos hospitales se dedicaban en exclusiva a la atención de habitantes indígenas, no por racismo sino porque sufrían enfermedades específicas y porque a menudo necesitaban atención en idiomas indígenas. Ningún caso ejemplifica mejor la calidad de esos hospitales que el hospital de Jesús en Ciudad de México, fundado por Hernán Cortés en 1524 y que hoy día… ¡sigue abierto y en perfecto estado! Este hospital sigue operando en el mismo edifico que ordenó construir Cortés, prestando atención sanitaria a los mexicanos con la más moderna tecnología.
Por el contrario, las comunidades rivales, esas que han difundido y difunden la “leyenda negra”, como los ingleses, no construyeron su primer hospital en América hasta 1663, cuando fundaron el hospital de Nueva York. Para ese entonces, España ya había fundado más de 300 hospitales en América. Nos maravillaremos de estos datos, pero eso da una dimensión de cuánto desconocemos del liderazgo, de la supremacía, de España en el mundo en los siglos XVI y XVII. Pero esa supremacía también era en el aspecto moral, porque para más inri, ese hospital que fundaron los ingleses solo atendía a marineros y soldados, jamás a los indígenas.
Frente a esta realidades históricas tenemos que enfrentarnos al mito ridículo, pero no por eso menos dañino, mito que es un pilar fundamental de la “leyenda negra”, que dice que España causó el genocidio de 20 millones de indígenas. Este sinsentido, que no tiene el menor apoyo argumental, nace de las fantasías del iracundo y fantasioso de De Las Casa, nefasto personaje capaz de mentir sin mesura para vencer en sus argumentaciones. Quienes eran nuestros acérrimos enemigos construyeron una campaña propagandística sobre los relatos de un único hombre, este nefasto De Las Casas, campaña que se trasladó a la interpretación histórica, a las universidades, y que se ha solidificado durante décadas y siglos. Por eso es necesario que hablemos de hechos históricos, de realidades históricas para disolver de una vez y para siempre esas mentiras tan dañinas, que afectan a nuestra identidad y a nuestra autoestima como nación, como comunidad, como civilización.
¿Por qué ese empeño en la creación de hospitales? ¿Cuántos se pusieron en marcha en los tres siglos virreinales?
Como decía antes, se fundaron en los tres siglos de presencia de España en América cerca de 900 hospitales. Sólo en el siglo XVI se pusieron en marcha cerca de 350. Esto quizás sea lo más admirable y casi alucinante, cuando entendemos lo que suponía. Démonos cuenta de que durante todo el siglo XVI las comunidades rivales, como Inglaterra, no consiguieron ni siquiera asentar una pequeña colonia en América, no consiguieron hacer que perdurará una pequeña colonia. Lo intentaron en la década de 1580 en Roanoke y perecieron todos los colonos. No fue hasta el famoso viaje del Mayflower ¡en 1620! cuando por fin consiguen establecerse. Démonos cuenta de la brutal diferencia, de la pujanza, de la supremacía que eso suponía. Por tanto, no debe extrañarnos de la inferioridad con que las comunidades rivales tenían que contemplar a España, inferioridad y miedo. Y de ahí al odio, a la “leyenda negra”, había sólo un paso.
“Haga en las poblaciones donde vean que sean necesarios casa para hospitales en que se acojan y curen así los cristianos como los indios”. Es una frase que extraigo de su texto. ¿Puede comentarla, por favor, pues es muy significativa?
Sí, ese es el texto de la primera de las Leyes de Indias promulgadas en 1541 y demuestra la preocupación de la corona por el bienestar de todos sus súbditos. Es verdaderamente revelador que sea la primera de todo ese magnífico cuerpo legal de seis mil disposiciones que supusieron las Leyes de Indias y que Julio Henche analiza brillantemente en su capítulo. Pero como decía antes, no pensemos que hasta 1541 no se dieron instrucciones: Nicolás de Obando, el gobernador de la isla La Española que llegó allí en 1503, arribó con instrucciones inequívocas de los Reyes Católicos que iban exactamente en el mismo sentido. Decían estas instrucciones "Haga en las poblaciones donde vea que fuere necesario casa para hospitales en que se acojan y curen así los cristianos como los indios".
¿Quiénes regentaban dichos hospitales?
Los hospitales o bien los pagaba la corona o bien las órdenes monacales que a menudo se nutrían con donaciones de los poderosos herencias, etcétera. Por ejemplo, el propio Hernán Cortés, a su muerte, dejó una parte sustancial de su herencia para que se financiara el Hospital de Jesús ya mencionado. Es una hermosa coincidencia del destino saber que los restos del insigne conquistador español reposan tras muchos avatares en este hospital, hospital que seguramente es la más humanitaria de sus obras y la que mejor refleja su actitud hacia los pueblos americanos.
¿Tenían algún parecido esos hospitales con los de ahora?
Pues en cuanto a organización no había tantas diferencias con lo que podría ser un pequeño y sencillo hospital actual. Había médicos, y había un número mayor de practicantes y de lo que podríamos asimilar a enfermeras, había personal de servicio (cocineros, personal de limpieza,...) y también había capellanes que asistían en las necesidades espirituales de los enfermos. El médico, en general, visitaba a los pacientes dos veces al día, aunque también podía asistir de urgencia si era necesario.
Como mencionaba antes, los lectores podrán echar un vistazo al interior del hospital de Jesús en México, de cuyo interior se pueden ver fácilmente vídeos en Youtube. Da una idea muy buena de lo que eran un hospital virreinal por dentro. Ese hospital es característico además porque en su construcción se utilizó un estilo arquitectónico especial, con unos arcos más amplios, para permitir que entrara más luz y aire en las estancias, en las habitaciones, con el fin de facilitar la curación de los enfermos. La verdad, creo que los enfermos tienen que estar muy a gusto en ese hospital.
¿Podemos hacer alguna comparación con otros imperios colonizadores en este sentido? Si hacemos un estudio comparado, por ejemplo, con lo que hizo el poder anglosajón en ese continente, ¿qué conclusiones podemos obtener?
Sí, como le comentaba antes la diferencia es verdaderamente abismal. Y esa diferencia nos da la medida de lo absolutamente injusta, absolutamente dañina, absolutamente venenosa que ha sido la “leyenda negra”. Si ya indigna que se cree una gigantesca difamación sobre la acción de toda una nación, acción que en muchos aspectos como vemos tiene rasgos admirables, pues esa indignación se multiplica cuando vemos que quienes crean esa campaña propagandística falaz han tenido un comportamiento vergonzoso. Esto me recuerda otro de los casos en los que se puede ver el comportamiento tan distinto de una y otra comunidad y tiene que ver con el virus de la viruela. Es conocido que en 1764 Sir Jeffrey Amherst, el comandante en jefe de las fuerzas británicas, envió a los indios mantas infestadas con viruela para extender esta enfermedad entre los indígenas. Esto es innegable porque así lo escribió en cartas a sus subalternos, pidiéndoles que copiaran la estrategia. Pues bien, por supuesto, España nunca hizo nada semejante. En cambio, en algunos libros de historia se atribuye este hecho indecente a los españoles. En cambio ¿cuáles son los hechos históricos de España con respecto a la viruela? Pues la realidad es que España poco pocas décadas después organizó la famosa Real Expedición Filantrópica de la vacuna, la conocida expedición del doctor Balmis por la que consiguió llevar en un esfuerzo tecnológico impresionante la vacuna de la viruela desde Europa a toda América e incluso a Filipinas. Otro caso más de: “Verdad de la comunidad británica versus propaganda versus verdad de la comunidad hispana”, entre estos parámetros tenemos que manejarnos.
¿Cree que este libro removerá tópicos, moldes cognitivos heredados creados que desfiguran y desvalorizan la dimensión verídica de lo que fue el periodo virreinal?
Sí, claro que sí, este libro y toda la comunicación que estamos haciendo alrededor de él extenderá poco a poco verdades, ideas entre la ciudadanía, ayudará a generar opinión y a que poco a poco seamos más conscientes de nuestro pasado y de nuestra identidad. Obviamente, una golondrina no hace verano: la “leyenda negra” es una masa colosal que tenemos que ir taladrando poco a poco y sin descanso. Además, más allá de romperla, derribarla, tenemos que hacer el aprendizaje de cómo ha llegado hasta allí, de cómo, quién y por qué han puesto durante décadas, durante siglos, está pesada losa sobre nuestras conciencias. De eso debemos sacar aprendizajes valiosísimos para las generaciones futuras.
Porque no se trata solo de discusiones conceptuales sobre un pasado lejano, se trata de la verdad, se trata de nuestra comprensión de lo que somos, se trata de nuestra identidad, de nuestra autoestima y, sobre todo, se trata de cómo encaramos, sobre bases veraces, el mañana.
![[Img #24325]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/06_2023/4525_imagen2.jpg)
Pablo Lasunción, fundador de HispaUnidad, y prolífico y exitoso “youtuber” impulsor del canal de vídeo del mismo nombre, es el coordinador del libro Cartas hispanistas al Rey de España, además de autor de uno de los capítulos más destacados de este trabajo, el titulado “La fundación de hospitales”.
¿Que sentimiento ha tenido al lograr el objetivo de la aparición de un libro de estas características? ¿Ha habido algún momento delicado o complicado en su desarrollo y término?
Como es lógico, sobre todo prima la alegría de ver el trabajo concluido con una bonita factura y el orgullo de haber colaborado con este grupo de personas de notable talla intelectual, a quienes valoro sobre todo por su implicación y por su amor activo hacia nuestra comunidad, hacia nuestra patria común. Siempre he pensado que el proyecto de redacción de este libro es hermoso por muchos factores, pero seguramente destacaría tres:
- Por el contenido de lo que tratamos, que nos hace recuperar nuestra verdadera identidad y reforzarnos.
- Por a quién se lo dirigimos, porque en la figura del rey buscamos llamar la atención de todos nuestros compatriotas, del primero al último.
- Y, sobre todo, porque personas de tan distinto origen, de siete naciones diferentes, alejadas decenas de miles de kilómetros unas de otras y seguramente con formas de pensar diversas en muchos aspectos, coincidimos en el amor a la comunidad hispana, y en la defensa de una lectura veraz de nuestro pasado común.
Con respecto a las dificultades para completar el proyecto, no ha habido grandes escollos más allá de pequeños retrasos…. Todo fluyó con razonable normalidad, los compañeros coautores hicieron lo posible para que todo fuera muy fácil. Además tuvimos la suerte de encontrar un editor como SND editores, quienes creyeron desde el principio en el proyecto y gracias a su ayuda todo ha salido rodado.
Si tuviera que resumir en unas pocas líneas lo que es el fundamento principal de la obra de la Hispanidad, ¿cómo lo expresaría?
Cuando se observa la acción histórica del imperio español es inevitable pensar que ese imperio era la formidable maquinaria de una civilización que ensayaba de forma sincera construir un mundo mejor basado en los valores cristianos. En ese sentido, ninguna de las comunidades o civilizaciones coetáneas se acercan siquiera en sinceridad y logros a los que alcanzó el imperio español. Ha tenido mucho que avanzar mucho la historia, seguramente hasta la segunda mitad del siglo XX, para que se vean esfuerzos civilizatorios de una generosidad semejante. El libro abunda en ejemplos de esa generosidad que nacía de una verdadera fe en los valores cristianos y que van desde la fundación de hospitales, hospitales en los que desde el primer dia se atendía a los indígenas, a la fundación de universidades, pasando por la conservación y mejora de las lenguas indígenas, como el náhuatl, quéchua, otomí,... el extensísimo y siempre olvidado trabajo de incontables generaciones de frailes que dedicaban su vida a la educación, a la sanidad, a las misiones,... Son tantas las áreas, son tantos los ejemplos y contrastan tan frontalmente con lo que hicieron franceses, ingleses, holandeses y portugueses, que tenemos el deber moral de admirarnos de lo que se hizo y de narrarlo siendo fieles a la verdad.
El capítulo que desarrolla usted es una maravilla de descripción sintética, sin que falte ni sobre una sola frase, del cuidado y el mimo con el que los mal llamados conquistadores lograron atender la salud de los nativos con el mismo trato que recibían los españoles que llegaron allí con el mandato imperial de cuidar a los que allí estaban antes de llegar ellos. ¿Cómo resumiría, si ello es posible, la gran aportación de los españoles a la salud y vida de los aborígenes amerindios, por no decir también a los filipinos, etc?.
Bueno es que seguramente el tema de la fundación de hospitales quizá sea el que mejor refleja la actitud civilizatoria y de generosidad con la que España llegó a América, tratando de elevar la vida de los habitantes autóctonos a las realidades de los mejores avances que Europa había alcanzado.
Y también es uno de los aspectos que mejor revela la dimensión de la colosal mentira, del error historiográfico, que es esa pesada losa que llamamos acertadamente la “leyenda negra”. Porque la realidad es que ya desde 1504, apenas 12 años después del descubrimiento, España construye el primer hospital, el de San Nicolás de Bari, en Santo Domingo, obedeciendo unas instrucciones concretas de los Reyes para crear hospitales que atiendan tanto a indios como a cristianos (españoles). Es más, la primera de las Leyes de Indias habla sobre esto. A partir de ahí España fundó en América cerca de 900 hospitales, a los que hay que añadir incontables hospicios, asilos, lazaretos, casas de socorro, es decir, incontables centros de atención sanitaria menores. El esfuerzo en este sentido es absolutamente descomunal, no hay nada parecido en la historia de la humanidad. Muchos de esos hospitales se dedicaban en exclusiva a la atención de habitantes indígenas, no por racismo sino porque sufrían enfermedades específicas y porque a menudo necesitaban atención en idiomas indígenas. Ningún caso ejemplifica mejor la calidad de esos hospitales que el hospital de Jesús en Ciudad de México, fundado por Hernán Cortés en 1524 y que hoy día… ¡sigue abierto y en perfecto estado! Este hospital sigue operando en el mismo edifico que ordenó construir Cortés, prestando atención sanitaria a los mexicanos con la más moderna tecnología.
Por el contrario, las comunidades rivales, esas que han difundido y difunden la “leyenda negra”, como los ingleses, no construyeron su primer hospital en América hasta 1663, cuando fundaron el hospital de Nueva York. Para ese entonces, España ya había fundado más de 300 hospitales en América. Nos maravillaremos de estos datos, pero eso da una dimensión de cuánto desconocemos del liderazgo, de la supremacía, de España en el mundo en los siglos XVI y XVII. Pero esa supremacía también era en el aspecto moral, porque para más inri, ese hospital que fundaron los ingleses solo atendía a marineros y soldados, jamás a los indígenas.
Frente a esta realidades históricas tenemos que enfrentarnos al mito ridículo, pero no por eso menos dañino, mito que es un pilar fundamental de la “leyenda negra”, que dice que España causó el genocidio de 20 millones de indígenas. Este sinsentido, que no tiene el menor apoyo argumental, nace de las fantasías del iracundo y fantasioso de De Las Casa, nefasto personaje capaz de mentir sin mesura para vencer en sus argumentaciones. Quienes eran nuestros acérrimos enemigos construyeron una campaña propagandística sobre los relatos de un único hombre, este nefasto De Las Casas, campaña que se trasladó a la interpretación histórica, a las universidades, y que se ha solidificado durante décadas y siglos. Por eso es necesario que hablemos de hechos históricos, de realidades históricas para disolver de una vez y para siempre esas mentiras tan dañinas, que afectan a nuestra identidad y a nuestra autoestima como nación, como comunidad, como civilización.
¿Por qué ese empeño en la creación de hospitales? ¿Cuántos se pusieron en marcha en los tres siglos virreinales?
Como decía antes, se fundaron en los tres siglos de presencia de España en América cerca de 900 hospitales. Sólo en el siglo XVI se pusieron en marcha cerca de 350. Esto quizás sea lo más admirable y casi alucinante, cuando entendemos lo que suponía. Démonos cuenta de que durante todo el siglo XVI las comunidades rivales, como Inglaterra, no consiguieron ni siquiera asentar una pequeña colonia en América, no consiguieron hacer que perdurará una pequeña colonia. Lo intentaron en la década de 1580 en Roanoke y perecieron todos los colonos. No fue hasta el famoso viaje del Mayflower ¡en 1620! cuando por fin consiguen establecerse. Démonos cuenta de la brutal diferencia, de la pujanza, de la supremacía que eso suponía. Por tanto, no debe extrañarnos de la inferioridad con que las comunidades rivales tenían que contemplar a España, inferioridad y miedo. Y de ahí al odio, a la “leyenda negra”, había sólo un paso.
“Haga en las poblaciones donde vean que sean necesarios casa para hospitales en que se acojan y curen así los cristianos como los indios”. Es una frase que extraigo de su texto. ¿Puede comentarla, por favor, pues es muy significativa?
Sí, ese es el texto de la primera de las Leyes de Indias promulgadas en 1541 y demuestra la preocupación de la corona por el bienestar de todos sus súbditos. Es verdaderamente revelador que sea la primera de todo ese magnífico cuerpo legal de seis mil disposiciones que supusieron las Leyes de Indias y que Julio Henche analiza brillantemente en su capítulo. Pero como decía antes, no pensemos que hasta 1541 no se dieron instrucciones: Nicolás de Obando, el gobernador de la isla La Española que llegó allí en 1503, arribó con instrucciones inequívocas de los Reyes Católicos que iban exactamente en el mismo sentido. Decían estas instrucciones "Haga en las poblaciones donde vea que fuere necesario casa para hospitales en que se acojan y curen así los cristianos como los indios".
¿Quiénes regentaban dichos hospitales?
Los hospitales o bien los pagaba la corona o bien las órdenes monacales que a menudo se nutrían con donaciones de los poderosos herencias, etcétera. Por ejemplo, el propio Hernán Cortés, a su muerte, dejó una parte sustancial de su herencia para que se financiara el Hospital de Jesús ya mencionado. Es una hermosa coincidencia del destino saber que los restos del insigne conquistador español reposan tras muchos avatares en este hospital, hospital que seguramente es la más humanitaria de sus obras y la que mejor refleja su actitud hacia los pueblos americanos.
¿Tenían algún parecido esos hospitales con los de ahora?
Pues en cuanto a organización no había tantas diferencias con lo que podría ser un pequeño y sencillo hospital actual. Había médicos, y había un número mayor de practicantes y de lo que podríamos asimilar a enfermeras, había personal de servicio (cocineros, personal de limpieza,...) y también había capellanes que asistían en las necesidades espirituales de los enfermos. El médico, en general, visitaba a los pacientes dos veces al día, aunque también podía asistir de urgencia si era necesario.
Como mencionaba antes, los lectores podrán echar un vistazo al interior del hospital de Jesús en México, de cuyo interior se pueden ver fácilmente vídeos en Youtube. Da una idea muy buena de lo que eran un hospital virreinal por dentro. Ese hospital es característico además porque en su construcción se utilizó un estilo arquitectónico especial, con unos arcos más amplios, para permitir que entrara más luz y aire en las estancias, en las habitaciones, con el fin de facilitar la curación de los enfermos. La verdad, creo que los enfermos tienen que estar muy a gusto en ese hospital.
¿Podemos hacer alguna comparación con otros imperios colonizadores en este sentido? Si hacemos un estudio comparado, por ejemplo, con lo que hizo el poder anglosajón en ese continente, ¿qué conclusiones podemos obtener?
Sí, como le comentaba antes la diferencia es verdaderamente abismal. Y esa diferencia nos da la medida de lo absolutamente injusta, absolutamente dañina, absolutamente venenosa que ha sido la “leyenda negra”. Si ya indigna que se cree una gigantesca difamación sobre la acción de toda una nación, acción que en muchos aspectos como vemos tiene rasgos admirables, pues esa indignación se multiplica cuando vemos que quienes crean esa campaña propagandística falaz han tenido un comportamiento vergonzoso. Esto me recuerda otro de los casos en los que se puede ver el comportamiento tan distinto de una y otra comunidad y tiene que ver con el virus de la viruela. Es conocido que en 1764 Sir Jeffrey Amherst, el comandante en jefe de las fuerzas británicas, envió a los indios mantas infestadas con viruela para extender esta enfermedad entre los indígenas. Esto es innegable porque así lo escribió en cartas a sus subalternos, pidiéndoles que copiaran la estrategia. Pues bien, por supuesto, España nunca hizo nada semejante. En cambio, en algunos libros de historia se atribuye este hecho indecente a los españoles. En cambio ¿cuáles son los hechos históricos de España con respecto a la viruela? Pues la realidad es que España poco pocas décadas después organizó la famosa Real Expedición Filantrópica de la vacuna, la conocida expedición del doctor Balmis por la que consiguió llevar en un esfuerzo tecnológico impresionante la vacuna de la viruela desde Europa a toda América e incluso a Filipinas. Otro caso más de: “Verdad de la comunidad británica versus propaganda versus verdad de la comunidad hispana”, entre estos parámetros tenemos que manejarnos.
¿Cree que este libro removerá tópicos, moldes cognitivos heredados creados que desfiguran y desvalorizan la dimensión verídica de lo que fue el periodo virreinal?
Sí, claro que sí, este libro y toda la comunicación que estamos haciendo alrededor de él extenderá poco a poco verdades, ideas entre la ciudadanía, ayudará a generar opinión y a que poco a poco seamos más conscientes de nuestro pasado y de nuestra identidad. Obviamente, una golondrina no hace verano: la “leyenda negra” es una masa colosal que tenemos que ir taladrando poco a poco y sin descanso. Además, más allá de romperla, derribarla, tenemos que hacer el aprendizaje de cómo ha llegado hasta allí, de cómo, quién y por qué han puesto durante décadas, durante siglos, está pesada losa sobre nuestras conciencias. De eso debemos sacar aprendizajes valiosísimos para las generaciones futuras.
Porque no se trata solo de discusiones conceptuales sobre un pasado lejano, se trata de la verdad, se trata de nuestra comprensión de lo que somos, se trata de nuestra identidad, de nuestra autoestima y, sobre todo, se trata de cómo encaramos, sobre bases veraces, el mañana.











