El autócrata insulta al pueblo valenciano
Sánchez, valiente: ¿Por qué no vuelves a Paiporta sin escolta?
Decíamos ayer que el pueblo de Paiporta, convertido en portavoz, capital y corazón de España, fue rotundo a la hora de definir a Pedro Sánchez como un asesino y un hijo de puta. De lo primero, albergamos pocas dudas habida cuenta de la premeditada y negligente gestión de las inundaciones por parte de Moncloa, aunque habrán de ser los tribunales quienes determinen la sentencia. Esto, por supuesto, suponiendo que aún quede algún juez inmaculado del producto favorito de Sánchez, Ferraz, sus socios de gobierno y sus votantes: el fango. De lo segundo, fue el propio autócrata el que se encargó personalmente de confirmarlo a las pocas horas.
Tras recibir una calurosa bienvenida en Paiporta y huir despavorido demostrando que por algo es la rata líder del PSOE, intentó convencer a Carlos Mazón, el presidente de la Comunidad Valenciana, de hacer pública una condena contra los "violentos", esto es, el indignado pueblo valenciano. Mazón, que también fue debidamente agasajado por los moradores de la damnificada localidad, se negó en rotundo a firmar semejante despropósito. Con mejor criterio y más humildad, Mazón admitió públicamente que los valencianos tienen todo el derecho a estar enfurecidos con la desastrosa gestión de la catástrofe. Los novecientos asesores de Sánchez ni se molestaron en llamar a Zarzuela para pedir su adhesión al comunicado tras hacerse público que los reyes iban a volver a estar con su pueblo en Valencia. Debe ser porque a Felipe VI y a la reina les gusta recibir pedradas e improperios.
Tras quedarse solo, la máquina del fango de Sánchez comenzó a trabajar en lo único que sabe hacer. Primero, intentaron difuminar los hechos asegurando que los insultos, las piedras y las bolas de lodo se dirigían, en realidad, contra Felipe VI, Letizia y el presidente valenciano. El hecho es que los insultos, las piedras y las bolas de lodo volaron contra Pedro Sánchez. Prueba de ello es que los reyes y Mazón se quedaron hablando durante largo rato con los vecinos de Paiporta mientras el okupa de Moncloa huía con el rabo entre las piernas demostrando que no es más que un simple matoncillo de tres al cuarto y que sin sus guardaespaldas y la lacayuna policía de Marlaska no es nada ni es nadie. Sin ellos, como se contrastó públicamente ayer, no es más que otro miserable cobarde de la factoría PSOE. Mientras Sánchez ponía fango de por medio, Mazón se fue a Chiva, localidad que la comitiva debía visitar tras Paiporta y en la que nos ánimos no estaban precisamente templados. Es innegable que la gestión por parte del gobierno regional que preside ha sido un desastre y tiempo habrá para determinar sus responsabilidades pero, a diferencia del Ceacescu de Ferraz, Mazón sí está dando la cara en la calle.
Ya escondido en su cubil y ante el fracaso de su comando mediático de opinión sincronizada en vender la mercancía averiada, Sánchez insultó al pueblo de Paiporta acusándolo de albergar a "marginales" y a una "minoría de violentos" a las órdenes de, cómo no, la "ultraderecha". El cobarde y su partido de marras pueden decir lo que quieran pero la realidad la vimos todos: los que le tiraron piedras, palos, fango y le llamaron, entre otros adjetivos muy calificativos, hijo de puta, ni eran marginales, ni eran violentos, ni eran de extrema derecha y tampoco eran precisamente minoría. Eran personas que han perdido sus casas, a familiares, a amigos, y que llevan días luchando solos contra el fango.
De hecho, le propongo al autócrata la prueba del algodón sobre su teoría: si los que le brindaron tan cálida bienvenida a Paiporta son una minoría de marginales, que vuelva ahora mismo. Sin guardaespaldas. Sin los asalariados de Marlaska. Si como dice son una minoría, entendemos que no tendrá ningún problema en volver a pasearse ufano y chulo por las calles valencianas. Venga, Sánchez, valiente, vuelve a Paiporta sin tu escolta de autócrata. Demuéstranos que tienes razón. Y si estás equivocado y el pueblo quiere lincharte de nuevo, no te preocupes: si necesitas ayuda, tan solo tienes que pedirla.
Para entender lo que le pasó ayer en Paiporta y lo que le puede volver a suceder en cuanto pise una acera fuera de Moncloa, Pedro Sánchez solo tiene que descolgar el teléfono y llamar a su amigo y socio de correrías parlamentarias Arnaldo Otegui. Porque si existe una formación política en España que sabe de tirar piedras, sin duda es la suya. Estamos seguros de la respuesta que le dará Otegui: "Pedro, si te tiran piedras es porque algo habrás hecho". Y a esto se resume todo.
Decíamos ayer que el pueblo de Paiporta, convertido en portavoz, capital y corazón de España, fue rotundo a la hora de definir a Pedro Sánchez como un asesino y un hijo de puta. De lo primero, albergamos pocas dudas habida cuenta de la premeditada y negligente gestión de las inundaciones por parte de Moncloa, aunque habrán de ser los tribunales quienes determinen la sentencia. Esto, por supuesto, suponiendo que aún quede algún juez inmaculado del producto favorito de Sánchez, Ferraz, sus socios de gobierno y sus votantes: el fango. De lo segundo, fue el propio autócrata el que se encargó personalmente de confirmarlo a las pocas horas.
Tras recibir una calurosa bienvenida en Paiporta y huir despavorido demostrando que por algo es la rata líder del PSOE, intentó convencer a Carlos Mazón, el presidente de la Comunidad Valenciana, de hacer pública una condena contra los "violentos", esto es, el indignado pueblo valenciano. Mazón, que también fue debidamente agasajado por los moradores de la damnificada localidad, se negó en rotundo a firmar semejante despropósito. Con mejor criterio y más humildad, Mazón admitió públicamente que los valencianos tienen todo el derecho a estar enfurecidos con la desastrosa gestión de la catástrofe. Los novecientos asesores de Sánchez ni se molestaron en llamar a Zarzuela para pedir su adhesión al comunicado tras hacerse público que los reyes iban a volver a estar con su pueblo en Valencia. Debe ser porque a Felipe VI y a la reina les gusta recibir pedradas e improperios.
Tras quedarse solo, la máquina del fango de Sánchez comenzó a trabajar en lo único que sabe hacer. Primero, intentaron difuminar los hechos asegurando que los insultos, las piedras y las bolas de lodo se dirigían, en realidad, contra Felipe VI, Letizia y el presidente valenciano. El hecho es que los insultos, las piedras y las bolas de lodo volaron contra Pedro Sánchez. Prueba de ello es que los reyes y Mazón se quedaron hablando durante largo rato con los vecinos de Paiporta mientras el okupa de Moncloa huía con el rabo entre las piernas demostrando que no es más que un simple matoncillo de tres al cuarto y que sin sus guardaespaldas y la lacayuna policía de Marlaska no es nada ni es nadie. Sin ellos, como se contrastó públicamente ayer, no es más que otro miserable cobarde de la factoría PSOE. Mientras Sánchez ponía fango de por medio, Mazón se fue a Chiva, localidad que la comitiva debía visitar tras Paiporta y en la que nos ánimos no estaban precisamente templados. Es innegable que la gestión por parte del gobierno regional que preside ha sido un desastre y tiempo habrá para determinar sus responsabilidades pero, a diferencia del Ceacescu de Ferraz, Mazón sí está dando la cara en la calle.
Ya escondido en su cubil y ante el fracaso de su comando mediático de opinión sincronizada en vender la mercancía averiada, Sánchez insultó al pueblo de Paiporta acusándolo de albergar a "marginales" y a una "minoría de violentos" a las órdenes de, cómo no, la "ultraderecha". El cobarde y su partido de marras pueden decir lo que quieran pero la realidad la vimos todos: los que le tiraron piedras, palos, fango y le llamaron, entre otros adjetivos muy calificativos, hijo de puta, ni eran marginales, ni eran violentos, ni eran de extrema derecha y tampoco eran precisamente minoría. Eran personas que han perdido sus casas, a familiares, a amigos, y que llevan días luchando solos contra el fango.
De hecho, le propongo al autócrata la prueba del algodón sobre su teoría: si los que le brindaron tan cálida bienvenida a Paiporta son una minoría de marginales, que vuelva ahora mismo. Sin guardaespaldas. Sin los asalariados de Marlaska. Si como dice son una minoría, entendemos que no tendrá ningún problema en volver a pasearse ufano y chulo por las calles valencianas. Venga, Sánchez, valiente, vuelve a Paiporta sin tu escolta de autócrata. Demuéstranos que tienes razón. Y si estás equivocado y el pueblo quiere lincharte de nuevo, no te preocupes: si necesitas ayuda, tan solo tienes que pedirla.
Para entender lo que le pasó ayer en Paiporta y lo que le puede volver a suceder en cuanto pise una acera fuera de Moncloa, Pedro Sánchez solo tiene que descolgar el teléfono y llamar a su amigo y socio de correrías parlamentarias Arnaldo Otegui. Porque si existe una formación política en España que sabe de tirar piedras, sin duda es la suya. Estamos seguros de la respuesta que le dará Otegui: "Pedro, si te tiran piedras es porque algo habrás hecho". Y a esto se resume todo.