El palacete de París y el testaferro Marino Gamboa
En el capítulo anterior de esta miniserie dedicada al palacete de París nos ocupábamos del tema de los tesoreros. Parece mentira que historiadores de la Universidad del País Vasco nos digan que, como Heliodoro de la Torre fue tesorero del PNV hasta que ocupó el cargo de consejero de Finanzas del Gobierno Vasco a partir del 7 de octubre de 1936, todo lo que hizo antes lo hizo como tesorero del PNV y por tanto el envío a su nombre de la partida de 65000 dólares desde México el día 12 de septiembre (supuestamente para pagar el palacete) lo recibió como tesorero del partido y no del gobierno. Estos historiadores prominentes (que lo mismo han asesorado al Secretario de Estado que emitió el informe para darle el palacete al PNV que salen en la prensa de estos días defendiendo la propiedad del palacete por parte del PNV) ignoran, al parecer, que desde el 12 de agosto de 1936, o sea, un mes antes de que llegara ese dinero, Hipólito de la Torre era director general del departamento de Finanzas de la Junta de Defensa de Vizcaya y responsable el 30 de agosto de la emisión de los famosos “eliodoros” con los que se hizo frente a los gastos en el Bilbao sitiado, a cuenta de las reservas en la capital vizcaína del Banco de España. Lo cual quiere decir que el supuesto tesorero del PNV, en el momento de la recepción del dinero, llevaba ya un mes desempeñando un cargo público. Con lo cual podemos deducir que, si entonces también actuaba como tesorero del PNV, estaba incumpliendo las directrices del partido que impiden ser cargo interno y cargo público a la vez.
Este dato es muy importante porque desmonta una de las patrañas de quienes dicen ahora que el palacete es del PNV: que quien recibió el dinero, Heliodoro de la Torre era entonces tesorero del PNV y que solo dejó de serlo al constituirse el Gobierno Vasco el 7 de octubre de 1936. Está claro que aquí se está ignorando la existencia de la Junta de Defensa de Vizcaya, de la que Hipólito de la Torre fue director de Finanzas, y que fue órgano que actuó en Bilbao durante los dos meses previos a la formación del primer Gobierno Vasco.
Pero en este capítulo nos vamos a ocupar sobre todo de la figura del testaferro de la primera compra del palacete con cargo al Gobierno Vasco, que fue Marino Gamboa. Se trata de un personaje en extremo curioso y novelesco. En la prensa de los años veinte y primeros treinta aparece en Bilbao como un miembro más de la alta sociedad bilbaína, alternando en los diferentes eventos que se realizaban entonces. Su papel clave en la compra del palacete nos lo describe el Secretario de Estado de Memoria Democrática en su informe de fecha 7 de septiembre de 2024 en un párrafo sin notas ni documentación anexa de ningún tipo y que describimos a continuación porque a partir de él iremos sacando las pertinentes consecuencias. Está en la página 8 de dicho informe:
“Álvarez Gila [el profesor de la Universidad del País Vasco que cargará para siempre con el baldón de haber asesorado al Secretario de Estado para emitir este informe alucinante que ha servido para darle el palacete de París al PNV en exclusiva] atestigua que mediante un extracto de un informe de auditoría realizado por la compañía «Barton, Mayhew & Co, Chartered Accountants» de fecha 27 de mayo de 1937, sobre las actividades empresariales de Marino de Gamboa, se obtiene un testimonio que sirve para determinar el recorrido del dinero donado por Belausteguigoitia. En dicha auditoría se reflejan las transacciones realizadas por Gamboa con una cuenta bancaria a nombre de un denominado en inglés «Basque National Party», clara referencia al PNV, en la que atestigua la recepción el 11 de diciembre de 1936 de la cantidad de 64.982,30 dólares desde la sucursal de París del Banco de Bilbao (se trata de los mismos 65.000 dólares remitidos por los Belausteguigoitia-Arocena, con la deducción de los inevitables gastos bancarios). Es preciso destacar cómo, en los informes de auditoría correspondientes a los años 1937 y 1938, en lo que respecta a aquellas cuentas en las que Marino de Gamboa actúa como administrador del dinero, se distinguen claramente la cuenta y fondos pertenecientes al PNV de los pertenecientes al Gobierno Vasco, y los 65.000 dólares procedentes de México se incluyen en las cuentas del partido, y no del gobierno. El seguimiento de estas sucesivas transferencias sirve para determinar que en ningún momento pasó el dinero por manos del Gobierno Vasco, sino que fue recibida desde México en una cuenta a nombre del PNV, y·que desde esta misma cuenta del partido se transfirió a quien, a la postre, haría la compra del edificio.”
Se nos está diciendo que el dinero que recibió Heliodoro de la Torre el 12 de septiembre en París pasó a una cuenta de Marino Gamboa en Londres con fecha 11 de diciembre de ese año por un importe similar a los 65000 dólares originales, menos una pequeña cantidad por los “inevitables gastos bancarios”. Y esto se sabe por un extracto de un informe de auditoría realizado por una compañía, parece que británica, a tenor del nombre, de fecha 27 de mayo de 1937. De ese extracto de esa fecha desde luego no se nos aporta ningún tipo de documento o fuente. Tenemos que creérnoslo. Y que la cantidad se asemeja bastante a la que entró desde México también tenemos que creérnosla. Pero aquí hay demasiados cabos sueltos como para no considerar que todo esto es un burdo montaje.
Para empezar, aquí de lo que se trata es de ver el dinero que entra, pero también el dinero que sale. Si la auditoría que se hizo corresponde a los años 1937 y 1938, como se dice ahí, cómo es que no tenemos un extracto también de cuando sale el dinero, que es de lo que se trata, para pagar el palacete. ¿Por qué ese paso se omite en el informe, cuando resulta tan esencial?
El hecho de que la cantidad enviada fuera en dólares podría tener su explicación por lo que se nos dice en la obra “Delegaciones (1936-1980)”, publicada por el Gobierno Vasco en 2018, donde se hace proceder el dinero de la cuenta de Francisco Belausteguigoitia en Nueva York. Por lo que no tiene mucho sentido que en este informe que estamos analizando ahora aquí se nos diga que existe un justificante de que el dinero había llegado a París, hecha por el Banco Nacional de México el 25 de noviembre de 1936, que es desde donde se supone que se envió a Europa. O sea, que entonces el dinero salió de Nueva York, pasó por México y de ahí fue a Francia, luego a Inglaterra y de nuevo a Francia y siempre fue en dólares, hasta su pago final que obviamente fue en francos.
Pero, sobre todo, qué necesidad había de enviarle a Marino Gamboa un dinero con fecha 11 de diciembre de 1936 para pagar un palacete que se escrituró el 8 de octubre de 1937, es decir diez meses después. Porque esa es la fecha, y no otra, de la primera compra a nombre de Marino Gamboa. ¿Por qué Heliodoro de la Torre iba a poner el dinero a nombre de este señor desde tan pronto, cuando el Gobierno Vasco tenía controlado perfectamente el palacete porque estaban ya pagando por su alquiler como Delegación del Gobierno Vasco en París desde febrero de 1937? Este dato lo sabemos porque el número 11 de la Avenue Marceau de París es la dirección que consta en los números del mes de marzo de 1937 en adelante del periódico “Eusko-Deya”, que era el órgano de información y propaganda de la Delegación del Gobierno Vasco en París, cuyo primer número es de 29 de noviembre de 1936.
Pero, sobre todo, Heliodoro de la Torre, que era el responsable de las finanzas desde 12 de agosto cuando se constituye la Junta de Defensa de Vizcaya y después a partir del 7 de octubre cuando se constituye el Gobierno vasco, iba a recibir una cantidad de dinero tan importante en septiembre de 1936 y se la va a enviar un par de meses después, en diciembre de 1936, a un comisionista de Londres ¡para pagar un palacete cuya compra no se haría efectiva hasta diez meses después!, cuando resulta que en medio de ese periodo es cuando se desarrolla la toma de Vizcaya por parte de las tropas franquistas, que es precisamente cuando las necesidades de dinero de parte del Gobierno Vasco eran más acuciantes y perentorias.
Jean-Claude Larronde, en su obra “Exilio y solidaridad” nos dice de él que “era un partidario entusiasta del gobierno vasco que le había confiado el encargo de centralizar las aportaciones económicas de los vascos que vivían en el continente americano” (303). Juan Carlos Jiménez de Aberasturi y Rafael Moreno, en su libro “Al servicio del extranjero. Historia del servicio vasco de información (1936-43)” nos precisan además que Marino Gamboa dirige la delegación económica del Gobierno Vasco en Londres (268). De donde obtenemos algo con más lógica: las aportaciones americanas las centralizaba esta persona en nombre del Gobierno Vasco. Con lo que nos podríamos haber ahorrado toda la historia que aparece en el informe del ministerio sobre el envío desde México hasta París a nombre de Heliodoro de la Torre y de este a Londres a nombre de Marino Gamboa, y todo para justificar como sea el protagonismo del PNV en detrimento del Gobierno Vasco. Las aportaciones, en caso de ser ellas el origen del dinero para el palacete, no iban dirigidas al PNV sino a alguien que representaba al Gobierno Vasco.
Por ningún lado que veamos el caso, sea por parte del tesorero Heliodoro de la Torre, sea por parte del testaferro Marino Gamboa, podemos esquivar la presencia del Gobierno Vasco, en contra de lo que se dice en el informe del Ministerio que ha servido para poner en manos del PNV el palacete de París.
El caso es que se compra el palacete el 8-9 de octubre de 1937 en París. Fijémonos en la fecha. Ya ha sido expulsado de Vizcaya el Gobierno Vasco de José Antonio Aguirre, tras la caída de Bilbao y de toda Vizcaya en manos de las tropas sublevadas en junio de 1937. José Antonio Aguirre, tras arribar a Francia en un primer momento, se instaló en Barcelona con una parte de su gobierno entre octubre de 1937 y enero de 1939. El día 5 de febrero de 1939 pasó a Francia, tras la caída de Cataluña. Por lo tanto, cuando se compra el palacete, José Antonio Aguirre y su Gobierno vasco están instalados en Barcelona.
Para explicarnos lo que pudo pasar en realidad, aventuramos la hipótesis de que se decidiera comprar el palacete de París en octubre de 1937 por parte del Gobierno Vasco precisamente en el momento en el que se abandona definitivamente suelo español, tras la caída de Vizcaya. A tal efecto, como nos cuenta Jiménez de Aberasturi en “De la derrota a la esperanza”, “la decisión de que el Gobierno Vasco se traslade a Barcelona, con Aguirre al frente, se toma en una reunión que, a propuesta del lendakari, se celebra en Bayona en la primera semana de septiembre de 1937” (23). A partir de ahí se toma la decisión de comprar el palacete de París, que desde febrero de ese año se venía ocupando en régimen de alquiler.
De lo que no hay duda es de que las finanzas se administraban desde el Gobierno Vasco, con Heliodoro de la Torre al frente, y es desde aquí desde donde se financiaba al PNV y no al revés. Más aún cuando se tiene que desmantelar, a partir de la caída de Vizcaya a finales de junio de 1936, toda la estructura del Gobierno Vasco y trasladarla al exterior. Lo explica Juan Carlos Jiménez de Aberasturi en su obra “De la derrota a la esperanza”, concretamente en el epígrafe titulado “Las finanzas del exilio”, donde dice: “el empeoramiento de la situación económica de la Hacienda vasca obligará a Eliodoro De la Torre a llevar a cabo una política de austeridad en diversos órdenes, incluidos los propios del PNV que dependían de las aportaciones de la Hacienda pública” (73-74).
Si Francisco Belausteguigoitia envió 65000 dólares a la cuenta de Heliodoro de la Torre en el Banco de Bilbao de París, en septiembre de 1936, lo más probable y razonable es que se utilizara ese dinero para hacer frente a las necesidades del Gobierno Vasco, que las tenía y muy importantes, derivadas de la defensa de Vizcaya frente al empuje de las tropas sublevadas. Además, pensemos que entre el 30 de noviembre y el 24 de diciembre de 1936 tuvo lugar la llamada “Batalla de Villarreal”, que fue el resultado de la única iniciativa militar llevada a cabo por el Ejército Vasco al mando del lendacari Aguirre, que por ese hecho recibiría el mote de “Napoleonchu”. Con las necesidades económicas que exigiría una operación de ese tipo, que acabó en completa catástrofe para el Ejército Vasco, ¿podemos pensar con un mínimo de lógica que el responsable de Finanzas del Gobierno Vasco decidiera enviar el 11 de diciembre de 1936, como dice el informe del Secretario de Estado que hemos analizado aquí, justo en medio de esa operación militar, 65000 dólares a un comisionista de Londres con destino a un palacete en París que se compraría diez meses después de la citada transferencia?
En el capítulo anterior de esta miniserie dedicada al palacete de París nos ocupábamos del tema de los tesoreros. Parece mentira que historiadores de la Universidad del País Vasco nos digan que, como Heliodoro de la Torre fue tesorero del PNV hasta que ocupó el cargo de consejero de Finanzas del Gobierno Vasco a partir del 7 de octubre de 1936, todo lo que hizo antes lo hizo como tesorero del PNV y por tanto el envío a su nombre de la partida de 65000 dólares desde México el día 12 de septiembre (supuestamente para pagar el palacete) lo recibió como tesorero del partido y no del gobierno. Estos historiadores prominentes (que lo mismo han asesorado al Secretario de Estado que emitió el informe para darle el palacete al PNV que salen en la prensa de estos días defendiendo la propiedad del palacete por parte del PNV) ignoran, al parecer, que desde el 12 de agosto de 1936, o sea, un mes antes de que llegara ese dinero, Hipólito de la Torre era director general del departamento de Finanzas de la Junta de Defensa de Vizcaya y responsable el 30 de agosto de la emisión de los famosos “eliodoros” con los que se hizo frente a los gastos en el Bilbao sitiado, a cuenta de las reservas en la capital vizcaína del Banco de España. Lo cual quiere decir que el supuesto tesorero del PNV, en el momento de la recepción del dinero, llevaba ya un mes desempeñando un cargo público. Con lo cual podemos deducir que, si entonces también actuaba como tesorero del PNV, estaba incumpliendo las directrices del partido que impiden ser cargo interno y cargo público a la vez.
Este dato es muy importante porque desmonta una de las patrañas de quienes dicen ahora que el palacete es del PNV: que quien recibió el dinero, Heliodoro de la Torre era entonces tesorero del PNV y que solo dejó de serlo al constituirse el Gobierno Vasco el 7 de octubre de 1936. Está claro que aquí se está ignorando la existencia de la Junta de Defensa de Vizcaya, de la que Hipólito de la Torre fue director de Finanzas, y que fue órgano que actuó en Bilbao durante los dos meses previos a la formación del primer Gobierno Vasco.
Pero en este capítulo nos vamos a ocupar sobre todo de la figura del testaferro de la primera compra del palacete con cargo al Gobierno Vasco, que fue Marino Gamboa. Se trata de un personaje en extremo curioso y novelesco. En la prensa de los años veinte y primeros treinta aparece en Bilbao como un miembro más de la alta sociedad bilbaína, alternando en los diferentes eventos que se realizaban entonces. Su papel clave en la compra del palacete nos lo describe el Secretario de Estado de Memoria Democrática en su informe de fecha 7 de septiembre de 2024 en un párrafo sin notas ni documentación anexa de ningún tipo y que describimos a continuación porque a partir de él iremos sacando las pertinentes consecuencias. Está en la página 8 de dicho informe:
“Álvarez Gila [el profesor de la Universidad del País Vasco que cargará para siempre con el baldón de haber asesorado al Secretario de Estado para emitir este informe alucinante que ha servido para darle el palacete de París al PNV en exclusiva] atestigua que mediante un extracto de un informe de auditoría realizado por la compañía «Barton, Mayhew & Co, Chartered Accountants» de fecha 27 de mayo de 1937, sobre las actividades empresariales de Marino de Gamboa, se obtiene un testimonio que sirve para determinar el recorrido del dinero donado por Belausteguigoitia. En dicha auditoría se reflejan las transacciones realizadas por Gamboa con una cuenta bancaria a nombre de un denominado en inglés «Basque National Party», clara referencia al PNV, en la que atestigua la recepción el 11 de diciembre de 1936 de la cantidad de 64.982,30 dólares desde la sucursal de París del Banco de Bilbao (se trata de los mismos 65.000 dólares remitidos por los Belausteguigoitia-Arocena, con la deducción de los inevitables gastos bancarios). Es preciso destacar cómo, en los informes de auditoría correspondientes a los años 1937 y 1938, en lo que respecta a aquellas cuentas en las que Marino de Gamboa actúa como administrador del dinero, se distinguen claramente la cuenta y fondos pertenecientes al PNV de los pertenecientes al Gobierno Vasco, y los 65.000 dólares procedentes de México se incluyen en las cuentas del partido, y no del gobierno. El seguimiento de estas sucesivas transferencias sirve para determinar que en ningún momento pasó el dinero por manos del Gobierno Vasco, sino que fue recibida desde México en una cuenta a nombre del PNV, y·que desde esta misma cuenta del partido se transfirió a quien, a la postre, haría la compra del edificio.”
Se nos está diciendo que el dinero que recibió Heliodoro de la Torre el 12 de septiembre en París pasó a una cuenta de Marino Gamboa en Londres con fecha 11 de diciembre de ese año por un importe similar a los 65000 dólares originales, menos una pequeña cantidad por los “inevitables gastos bancarios”. Y esto se sabe por un extracto de un informe de auditoría realizado por una compañía, parece que británica, a tenor del nombre, de fecha 27 de mayo de 1937. De ese extracto de esa fecha desde luego no se nos aporta ningún tipo de documento o fuente. Tenemos que creérnoslo. Y que la cantidad se asemeja bastante a la que entró desde México también tenemos que creérnosla. Pero aquí hay demasiados cabos sueltos como para no considerar que todo esto es un burdo montaje.
Para empezar, aquí de lo que se trata es de ver el dinero que entra, pero también el dinero que sale. Si la auditoría que se hizo corresponde a los años 1937 y 1938, como se dice ahí, cómo es que no tenemos un extracto también de cuando sale el dinero, que es de lo que se trata, para pagar el palacete. ¿Por qué ese paso se omite en el informe, cuando resulta tan esencial?
El hecho de que la cantidad enviada fuera en dólares podría tener su explicación por lo que se nos dice en la obra “Delegaciones (1936-1980)”, publicada por el Gobierno Vasco en 2018, donde se hace proceder el dinero de la cuenta de Francisco Belausteguigoitia en Nueva York. Por lo que no tiene mucho sentido que en este informe que estamos analizando ahora aquí se nos diga que existe un justificante de que el dinero había llegado a París, hecha por el Banco Nacional de México el 25 de noviembre de 1936, que es desde donde se supone que se envió a Europa. O sea, que entonces el dinero salió de Nueva York, pasó por México y de ahí fue a Francia, luego a Inglaterra y de nuevo a Francia y siempre fue en dólares, hasta su pago final que obviamente fue en francos.
Pero, sobre todo, qué necesidad había de enviarle a Marino Gamboa un dinero con fecha 11 de diciembre de 1936 para pagar un palacete que se escrituró el 8 de octubre de 1937, es decir diez meses después. Porque esa es la fecha, y no otra, de la primera compra a nombre de Marino Gamboa. ¿Por qué Heliodoro de la Torre iba a poner el dinero a nombre de este señor desde tan pronto, cuando el Gobierno Vasco tenía controlado perfectamente el palacete porque estaban ya pagando por su alquiler como Delegación del Gobierno Vasco en París desde febrero de 1937? Este dato lo sabemos porque el número 11 de la Avenue Marceau de París es la dirección que consta en los números del mes de marzo de 1937 en adelante del periódico “Eusko-Deya”, que era el órgano de información y propaganda de la Delegación del Gobierno Vasco en París, cuyo primer número es de 29 de noviembre de 1936.
Pero, sobre todo, Heliodoro de la Torre, que era el responsable de las finanzas desde 12 de agosto cuando se constituye la Junta de Defensa de Vizcaya y después a partir del 7 de octubre cuando se constituye el Gobierno vasco, iba a recibir una cantidad de dinero tan importante en septiembre de 1936 y se la va a enviar un par de meses después, en diciembre de 1936, a un comisionista de Londres ¡para pagar un palacete cuya compra no se haría efectiva hasta diez meses después!, cuando resulta que en medio de ese periodo es cuando se desarrolla la toma de Vizcaya por parte de las tropas franquistas, que es precisamente cuando las necesidades de dinero de parte del Gobierno Vasco eran más acuciantes y perentorias.
Jean-Claude Larronde, en su obra “Exilio y solidaridad” nos dice de él que “era un partidario entusiasta del gobierno vasco que le había confiado el encargo de centralizar las aportaciones económicas de los vascos que vivían en el continente americano” (303). Juan Carlos Jiménez de Aberasturi y Rafael Moreno, en su libro “Al servicio del extranjero. Historia del servicio vasco de información (1936-43)” nos precisan además que Marino Gamboa dirige la delegación económica del Gobierno Vasco en Londres (268). De donde obtenemos algo con más lógica: las aportaciones americanas las centralizaba esta persona en nombre del Gobierno Vasco. Con lo que nos podríamos haber ahorrado toda la historia que aparece en el informe del ministerio sobre el envío desde México hasta París a nombre de Heliodoro de la Torre y de este a Londres a nombre de Marino Gamboa, y todo para justificar como sea el protagonismo del PNV en detrimento del Gobierno Vasco. Las aportaciones, en caso de ser ellas el origen del dinero para el palacete, no iban dirigidas al PNV sino a alguien que representaba al Gobierno Vasco.
Por ningún lado que veamos el caso, sea por parte del tesorero Heliodoro de la Torre, sea por parte del testaferro Marino Gamboa, podemos esquivar la presencia del Gobierno Vasco, en contra de lo que se dice en el informe del Ministerio que ha servido para poner en manos del PNV el palacete de París.
El caso es que se compra el palacete el 8-9 de octubre de 1937 en París. Fijémonos en la fecha. Ya ha sido expulsado de Vizcaya el Gobierno Vasco de José Antonio Aguirre, tras la caída de Bilbao y de toda Vizcaya en manos de las tropas sublevadas en junio de 1937. José Antonio Aguirre, tras arribar a Francia en un primer momento, se instaló en Barcelona con una parte de su gobierno entre octubre de 1937 y enero de 1939. El día 5 de febrero de 1939 pasó a Francia, tras la caída de Cataluña. Por lo tanto, cuando se compra el palacete, José Antonio Aguirre y su Gobierno vasco están instalados en Barcelona.
Para explicarnos lo que pudo pasar en realidad, aventuramos la hipótesis de que se decidiera comprar el palacete de París en octubre de 1937 por parte del Gobierno Vasco precisamente en el momento en el que se abandona definitivamente suelo español, tras la caída de Vizcaya. A tal efecto, como nos cuenta Jiménez de Aberasturi en “De la derrota a la esperanza”, “la decisión de que el Gobierno Vasco se traslade a Barcelona, con Aguirre al frente, se toma en una reunión que, a propuesta del lendakari, se celebra en Bayona en la primera semana de septiembre de 1937” (23). A partir de ahí se toma la decisión de comprar el palacete de París, que desde febrero de ese año se venía ocupando en régimen de alquiler.
De lo que no hay duda es de que las finanzas se administraban desde el Gobierno Vasco, con Heliodoro de la Torre al frente, y es desde aquí desde donde se financiaba al PNV y no al revés. Más aún cuando se tiene que desmantelar, a partir de la caída de Vizcaya a finales de junio de 1936, toda la estructura del Gobierno Vasco y trasladarla al exterior. Lo explica Juan Carlos Jiménez de Aberasturi en su obra “De la derrota a la esperanza”, concretamente en el epígrafe titulado “Las finanzas del exilio”, donde dice: “el empeoramiento de la situación económica de la Hacienda vasca obligará a Eliodoro De la Torre a llevar a cabo una política de austeridad en diversos órdenes, incluidos los propios del PNV que dependían de las aportaciones de la Hacienda pública” (73-74).
Si Francisco Belausteguigoitia envió 65000 dólares a la cuenta de Heliodoro de la Torre en el Banco de Bilbao de París, en septiembre de 1936, lo más probable y razonable es que se utilizara ese dinero para hacer frente a las necesidades del Gobierno Vasco, que las tenía y muy importantes, derivadas de la defensa de Vizcaya frente al empuje de las tropas sublevadas. Además, pensemos que entre el 30 de noviembre y el 24 de diciembre de 1936 tuvo lugar la llamada “Batalla de Villarreal”, que fue el resultado de la única iniciativa militar llevada a cabo por el Ejército Vasco al mando del lendacari Aguirre, que por ese hecho recibiría el mote de “Napoleonchu”. Con las necesidades económicas que exigiría una operación de ese tipo, que acabó en completa catástrofe para el Ejército Vasco, ¿podemos pensar con un mínimo de lógica que el responsable de Finanzas del Gobierno Vasco decidiera enviar el 11 de diciembre de 1936, como dice el informe del Secretario de Estado que hemos analizado aquí, justo en medio de esa operación militar, 65000 dólares a un comisionista de Londres con destino a un palacete en París que se compraría diez meses después de la citada transferencia?