Según los expertos
El “kit de supervivencia” que toda familia europea debería tener
![[Img #27673]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/03_2025/4123_dalle-2025-03-25-150030-a-realistic-and-detailed-horizontal-image-of-an-emergency-survival-kit-laid-out-on-a-table-the-kit-includes-non-perishable-food-items-like-canned-go.webp)
La propuesta de la Comisión Europea de recomendar a los ciudadanos que almacenen víveres y productos esenciales para al menos 72 horas ha generado debate. Según algunos expertos, no se trata de fomentar el alarmismo, sino de promover una cultura de preparación y resiliencia ante escenarios que, aunque improbables, ya no pueden considerarse imposibles. La pandemia de Covid-19 y la guerra en Ucrania han sido recordatorios contundentes de la fragilidad de nuestro modo de vida.
Los analistas consultados por La Tribuna del País Vasco, sostienen que la experiencia reciente ha demostrado que los sistemas de suministro pueden verse interrumpidos de forma repentina y prolongada. Factores como ataques híbridos, ciberataques a infraestructuras críticas, desastres naturales o incluso conflictos armados pueden dejar a la población sin acceso inmediato a alimentos, agua o electricidad. La autosuficiencia a corto plazo no solo puede salvar vidas, sino también aliviar la presión sobre los servicios de emergencia durante las primeras horas de una crisis.
¿Qué debe incluir este kit?
Según las recomendaciones del informe de Sauli Niinistö, el “kit de supervivencia” básico debería permitir a una familia mantenerse de forma independiente durante un mínimo de tres días. Entre los elementos esenciales destacan:
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Alimentos no perecederos: Conservas, legumbres secas, arroz, pasta, barritas energéticas y otros productos de larga duración.
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Agua potable: Al menos 2-3 litros por persona al día, incluyendo una reserva adicional para higiene básica.
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Medicamentos: Incluyendo tratamientos crónicos, analgésicos, desinfectantes, y un pequeño botiquín de primeros auxilios.
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Iluminación y energía: Linternas con pilas, velas, encendedores y cargadores solares o de emergencia.
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Comunicación: Una radio a pilas o de manivela, para recibir información oficial en caso de corte eléctrico o de internet.
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Documentos y efectivo: Copias de documentos de identidad, tarjetas médicas y una pequeña cantidad de dinero en metálico.
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Artículos de higiene: Papel higiénico, jabón, toallitas húmedas, compresas y otros productos de higiene básica.
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Abrigo y seguridad: Mantas, ropa térmica y, en algunos casos, silbatos o herramientas multiusos.
¿Qué sentido tiene en tiempos de paz?
La cultura de la preparación es común en países como Finlandia, donde la defensa civil es parte integral de la educación ciudadana. No se trata de vivir con miedo, sino de asumir que la estabilidad no está garantizada. Un kit de supervivencia no es solo una herramienta para situaciones de guerra, sino una medida sensata ante cualquier catástrofe: tormentas eléctricas, inundaciones, apagones, sabotajes o confinamientos.
Europa ha vivido durante décadas bajo la promesa de paz y progreso. Pero los desafíos actuales —desde la geopolítica hasta la dependencia tecnológica— exigen un cambio de mentalidad. Estar preparados no significa resignarse al desastre, sino actuar con responsabilidad.
El informe Niinistö no debería proponer el pánico, sino la prudencia. Un hogar mínimamente preparado es una sociedad más fuerte y menos vulnerable. En definitiva, el kit de supervivencia es menos un símbolo de temor que un acto de confianza en la capacidad de resistir.
La propuesta de la Comisión Europea de recomendar a los ciudadanos que almacenen víveres y productos esenciales para al menos 72 horas ha generado debate. Según algunos expertos, no se trata de fomentar el alarmismo, sino de promover una cultura de preparación y resiliencia ante escenarios que, aunque improbables, ya no pueden considerarse imposibles. La pandemia de Covid-19 y la guerra en Ucrania han sido recordatorios contundentes de la fragilidad de nuestro modo de vida.
Los analistas consultados por La Tribuna del País Vasco, sostienen que la experiencia reciente ha demostrado que los sistemas de suministro pueden verse interrumpidos de forma repentina y prolongada. Factores como ataques híbridos, ciberataques a infraestructuras críticas, desastres naturales o incluso conflictos armados pueden dejar a la población sin acceso inmediato a alimentos, agua o electricidad. La autosuficiencia a corto plazo no solo puede salvar vidas, sino también aliviar la presión sobre los servicios de emergencia durante las primeras horas de una crisis.
¿Qué debe incluir este kit?
Según las recomendaciones del informe de Sauli Niinistö, el “kit de supervivencia” básico debería permitir a una familia mantenerse de forma independiente durante un mínimo de tres días. Entre los elementos esenciales destacan:
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Alimentos no perecederos: Conservas, legumbres secas, arroz, pasta, barritas energéticas y otros productos de larga duración.
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Agua potable: Al menos 2-3 litros por persona al día, incluyendo una reserva adicional para higiene básica.
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Medicamentos: Incluyendo tratamientos crónicos, analgésicos, desinfectantes, y un pequeño botiquín de primeros auxilios.
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Iluminación y energía: Linternas con pilas, velas, encendedores y cargadores solares o de emergencia.
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Comunicación: Una radio a pilas o de manivela, para recibir información oficial en caso de corte eléctrico o de internet.
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Documentos y efectivo: Copias de documentos de identidad, tarjetas médicas y una pequeña cantidad de dinero en metálico.
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Artículos de higiene: Papel higiénico, jabón, toallitas húmedas, compresas y otros productos de higiene básica.
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Abrigo y seguridad: Mantas, ropa térmica y, en algunos casos, silbatos o herramientas multiusos.
¿Qué sentido tiene en tiempos de paz?
La cultura de la preparación es común en países como Finlandia, donde la defensa civil es parte integral de la educación ciudadana. No se trata de vivir con miedo, sino de asumir que la estabilidad no está garantizada. Un kit de supervivencia no es solo una herramienta para situaciones de guerra, sino una medida sensata ante cualquier catástrofe: tormentas eléctricas, inundaciones, apagones, sabotajes o confinamientos.
Europa ha vivido durante décadas bajo la promesa de paz y progreso. Pero los desafíos actuales —desde la geopolítica hasta la dependencia tecnológica— exigen un cambio de mentalidad. Estar preparados no significa resignarse al desastre, sino actuar con responsabilidad.
El informe Niinistö no debería proponer el pánico, sino la prudencia. Un hogar mínimamente preparado es una sociedad más fuerte y menos vulnerable. En definitiva, el kit de supervivencia es menos un símbolo de temor que un acto de confianza en la capacidad de resistir.