Vida y milagros de un alto cargo del PNV
El Partido Nacionalista Vasco ha tenido la virtualidad –que no podemos calificar como virtud, sino tan solo virtualidad– de conformar un régimen político y social –tampoco añadiremos cultural, porque no ha producido nada digno de ese nombre– sin haber logrado nunca una mayoría absoluta. Ejerciendo su poder e influencia desde la provincia de Vizcaya, la más poblada y económicamente dotada del País Vasco, estableciendo en ella su sede central, le ha bastado con conseguir cierta presencia en la provincia de Álava y dejar buena parte de la de Guipúzcoa en manos del independentismo radical, para así mantener su predominio incontestable.
Generación tras generación, década tras década, ha ido conformando una clientela de empresas públicas y de sociedades satélites que giran alrededor del presupuesto distribuido desde el Gobierno Vasco y desde las Diputaciones controladas por él para así tener a su servicio un colectivo de personas cuyas economías familiares y modo de vida dependen exclusivamente de las capacidades de dicho régimen para repartir prebendas, en forma de puestos bien remunerados, destinos confortables y un más que razonable nivel de vida. Esto solo ha sido posible por una aquiescencia explícita e implícita de los distintos gobiernos centrales en España, que siempre, durante los más de treinta años de terrorismo en democracia (1978-2011) consideraron que la única forma de terminar con este era conceder todo el poder político al PNV. Para cuando terminó el terrorismo, el PNV había conseguido conformar un entramado político y social inexpugnable y a partir de ahí solo ha tenido que gestionar el patrimonio acumulado desde los poderosos resortes construidos durante las últimas décadas.
Les vamos a presentar aquí un ejemplo entre otros cientos posibles de un alto cargo típico del PNV, que nunca tuvo que actuar de otro modo que bajo la obediencia a su partido, sabedor de que, de ese modo, todo le vendría dado sin la más mínima competencia ni alteración posible en el diseño de su carrera política y social. Lo hemos elegido de la manera más casual. Es el autor del largo trabajo publicado en Deia y que analizamos en el capítulo anterior de esta serie de El balle del ziruelo, donde se trataba de la manera más concienzuda posible de convertir a Unamuno en nacionalista vasco.
Estamos hablando de un alto cargo que podría situarse, por tanto, en un nivel medio-alto dentro del amplio banquillo con el que cuenta el PNV para cubrir los muchos puestos de trabajo que genera su actividad política. Quiere decirse que tiene carrera superior y capacidad intelectual como para atreverse a discutir nada menos que la ideología de Miguel de Unamuno y sentar plaza casi como de especialista en su vida y obra. Basta para ello con ceñirse a la ortodoxia nacionalista, aprendida desde los medios de comunicación, las cátedras universitarias, las fundaciones y los círculos de sociabilidad controlados por el partido. Por debajo del nivel representado por este individuo hay otro mucho más amplio del que el PNV tira para cubrir puestos de menor categoría profesional. Del mismo modo que por encima de ese nivel también queda uno superior, pero ya mucho más restringido, destinado a un selecto grupo de cargos del tipo de Alcaldes de las tres capitales, Diputados Generales, Diputados Forales y Consejeros y Viceconsejeros del Gobierno vasco. No obstante, los puestos ocupados por la persona que vamos a utilizar como ejemplo, suelen estar muy bien remunerados, al tratarse de sociedades públicas cuyos directivos se pueden cotizar al nivel de un parlamentario vasco, si no más.
Hablamos, como digo, a título de ejemplo ilustrativo y clarificador, de Xabier Ormaetxea Garai (Bilbao, 1961). Para empezar, si usan la inteligencia artificial para que les diga algo de él, empieza con que es un profesional independiente. Pero así empezamos mal ya que eso no tiene nada que ver con la realidad.
Lo mejor es acudir al portal de transparencia de la institución donde hasta hace unas semanas ha ejercido como consejero. Me refiero a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, dependiente del Ministerio de Economía. Los consejeros de dicha Comisión, según dicho portal de transparencia, cobran algo más de 150.000 euros al año, es decir unos 10.700 euros en 14 pagas. El ministro de Economía actual, Carlos Cuerpo, firmó el cese como consejero de Xabier Ormaetxea, por finalización de mandato, con fecha de 28 de enero de este año 2025. Se supone, por tanto, que Xabier Ormaetxea está ahora a la espera de destino o quizás ya está en un destino nuevo y no nos hemos enterado todavía.
El caso es que venía siendo consejero de la citada Comisión por representación del PNV, desde cuando ejercía como consejero de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones, entre 2011 y 2013. Este último año fue cesado por el gobierno de Mariano Rajoy que se dispuso a realizar una reestructuración de los órganos reguladores. Pero Xabier Ormaetxea recurrió la decisión ante los tribunales por despido improcedente, y tras pasar el recurso por el Tribunal Europeo y por el Tribunal Supremo de España, le dieron la razón y le tuvieron que readmitir en 2017, a la por entonces ya Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia donde ha permanecido hasta ahora. La sentencia también obligaba a indemnizarle por lo no cobrado más los intereses. El caso es que al tener que ser readmitido en 2017, el PNV quiso hacer valer que era readmitido por sentencia judicial, no por representación partidista, para de ese modo poder poner a otro consejero en representación del partido. No sabemos en qué quedó la cosa, pero, al menos, intentarlo lo intentaron.
Lo que no sabemos es cómo se materializó el cobro de las indemnizaciones por despido improcedente, porque el caso es que Xabier Ormaetxea entre 2013 y 2017 no estuvo de brazos cruzados, que se dice. Durante ese periodo fue Director-Gerente de las Sociedades Públicas: Arratiako Industrialdea, S.A., Bizkaia Sortaldeko Industrialdea, S.A., Busturialdeko Industrialdea, S.A., Abanto Zierbeneko Industrialdea, S.A. y Consejero Delegado de la Sociedad Ibarzaharra, S.A. Todas ellas sociedades públicas dependientes del Gobierno Vasco, naturalmente, como todas las que ha dirigido Xabier Ormaetxea. Las cuatro primeras fueron fusionadas dentro de un plan de redimensionamiento y racionalización del sector público, presentado por el entonces lendacari Iñigo Urkullu en agosto de 2013, que dejó entrever la cantidad de sociedades de este tipo dependientes del Gobierno Vasco, que pasaron entonces de 42 a 28, pero cuya reducción fue más aparente que real, puesto que el gasto que suponen para las arcas públicas apenas se redujo. Su gasto corriente disminuyó apenas 22 millones, pasando de 171 millones en 2012 a 148 en 2013. Y eso sin contar los 9 organismos autónomos, los 9 entes públicos de derecho privado, las 8 fundaciones del sector público y hasta un consorcio del sector público. Todas estas instituciones son dependientes del Gobierno Vasco y cuyo gasto corriente ascendía entonces a más de 1000 millones de euros (todos estos datos se pueden consultar en una información al respecto publicada en El Correo de fecha 11 de agosto de 2013, titulada “Una administración muy «social»”.
Pero vayamos al principio de todo. Xabier Ormaetxea estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Deusto, donde se licenció en 1987. Y ya un año antes de que se licenciara, entre 1986 a 1987, fue Asesor del Departamento de Promoción Económica de la Diputación de Bizkaia. Este es el primer destino que aparece en su hoja de servicios del Portal de Transparencia de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia bajo la rúbrica “Experiencia Profesional”. Una experiencia profesional que siempre aparece relacionada con su pertenencia al PNV.
Nada más obtener la licenciatura en Derecho, es decir, en 1987, pasa a ser Director-Gerente de Igorreko Industrialdea, S.A., sociedad pública dependiente del Gobierno Vasco, donde permanece hasta 1988.
En 1988 entra ya como parlamentario por el PNV, con la III legislatura ya iniciada tras las elecciones de 30 de noviembre de 1986, sustituyendo en el puesto a Eduardo Vallejo de Olejua, que había salido elegido por Vizcaya.
Y ahí está de parlamentario vasco durante nada menos que cinco legislaturas seguidas, hasta el año 2005. Estamos hablando de veintitrés años de parlamentario vasco.
A partir de ese año 2005 y hasta 2011 fue Director-Gerente otra vez, en esta ocasión de Arratiako Industrialdea, S.A., que, como ya sabemos, es otra sociedad pública dependiente del Gobierno Vasco.
Y a partir de 2011 pasa a ser Consejero de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones, como vimos más arriba, hasta 2013 y luego, desde 2017 hasta 2025, en la de los Mercados y la Competencia con la que se había fusionado la anterior. O sea, unos diez años de consejero, a razón de 150.000 euros al año, al menos en el último periodo, el más largo. Pero recordemos que el intervalo en el que estuvo, entre 2013 y 2017 como director-gerente de sociedades públicas del Gobierno Vasco luego le fue compensado por sentencia de los tribunales, por despido improcedente, restituyéndole su sueldo de consejero, con intereses. No sabemos cómo se solventó esto a efectos prácticos: si devolvió lo cobrado como director general entre 2013 y 2017 porque el sueldo de consejero era mayor o qué pudo pasar ahí.
Digamos, por último, para ser lo más precisos posible, que no todo son puestos de parlamentario o de gestión de sociedades públicas derivados de su pertenencia al PNV. En 2001, siendo parlamentario vasco, puso en marcha la Fundación Ekialde de ayuda a Ucrania y otros países del Este de Europa. Llama la atención que, entre los miembros de esta fundación, según consta en su página web, hay gente muy conocida en los medios de comunicación por diversos motivos. Por ejemplo, está María Tato, cuya trayectoria es conocida como dirigente de la sección femenina de fútbol del Athletic, en los tiempos de Aitor Elizegi como presidente. De ahí pasó a la Federación Española de Fútbol y últimamente ha tenido algunos episodios llamativos en cuanto a su papel en la organización del Mundial de Fútbol de 2030 en Marruecos, Portugal y España. También está en esa fundación un personaje curioso como Juan José González, vexilólogo, especialista en diseñar banderas y escudos, que ha ofrecido sus servicios a muchos municipios, casi todos de Vizcaya, la mayoría, por no decir todos, controlados por el PNV, para elaborar sus enseñas municipales. Vemos así el modo en que una fundación con una finalidad altruista y de ayuda a países desfavorecidos puede servir también como nexo de relación para personas vinculadas con las instituciones públicas y entidades de todo tipo controladas por el Partido Nacionalista Vasco.
Y un dato más, para terminar. Dijimos al principio que este abogado bilbaíno al que nos estamos refiriendo aquí como ejemplo de alto cargo del PNV, tenía una preparación un poco superior a la media en su partido, que le permitía incluso entrar en liza para dirimir la condición ideológica de nada menos que Miguel de Unamuno. Digamos que a esa formación académica debieron contribuir, sin duda, sus estudios de Máster de Historia Contemporánea, realizados en la Universidad del País Vasco en 2012, y que, según el portal de la transparencia de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que venimos consultando, coinciden en el tiempo con el periodo en que ejercía como consejero de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones de España entre 2011 y 2013.
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El Partido Nacionalista Vasco ha tenido la virtualidad –que no podemos calificar como virtud, sino tan solo virtualidad– de conformar un régimen político y social –tampoco añadiremos cultural, porque no ha producido nada digno de ese nombre– sin haber logrado nunca una mayoría absoluta. Ejerciendo su poder e influencia desde la provincia de Vizcaya, la más poblada y económicamente dotada del País Vasco, estableciendo en ella su sede central, le ha bastado con conseguir cierta presencia en la provincia de Álava y dejar buena parte de la de Guipúzcoa en manos del independentismo radical, para así mantener su predominio incontestable.
Generación tras generación, década tras década, ha ido conformando una clientela de empresas públicas y de sociedades satélites que giran alrededor del presupuesto distribuido desde el Gobierno Vasco y desde las Diputaciones controladas por él para así tener a su servicio un colectivo de personas cuyas economías familiares y modo de vida dependen exclusivamente de las capacidades de dicho régimen para repartir prebendas, en forma de puestos bien remunerados, destinos confortables y un más que razonable nivel de vida. Esto solo ha sido posible por una aquiescencia explícita e implícita de los distintos gobiernos centrales en España, que siempre, durante los más de treinta años de terrorismo en democracia (1978-2011) consideraron que la única forma de terminar con este era conceder todo el poder político al PNV. Para cuando terminó el terrorismo, el PNV había conseguido conformar un entramado político y social inexpugnable y a partir de ahí solo ha tenido que gestionar el patrimonio acumulado desde los poderosos resortes construidos durante las últimas décadas.
Les vamos a presentar aquí un ejemplo entre otros cientos posibles de un alto cargo típico del PNV, que nunca tuvo que actuar de otro modo que bajo la obediencia a su partido, sabedor de que, de ese modo, todo le vendría dado sin la más mínima competencia ni alteración posible en el diseño de su carrera política y social. Lo hemos elegido de la manera más casual. Es el autor del largo trabajo publicado en Deia y que analizamos en el capítulo anterior de esta serie de El balle del ziruelo, donde se trataba de la manera más concienzuda posible de convertir a Unamuno en nacionalista vasco.
Estamos hablando de un alto cargo que podría situarse, por tanto, en un nivel medio-alto dentro del amplio banquillo con el que cuenta el PNV para cubrir los muchos puestos de trabajo que genera su actividad política. Quiere decirse que tiene carrera superior y capacidad intelectual como para atreverse a discutir nada menos que la ideología de Miguel de Unamuno y sentar plaza casi como de especialista en su vida y obra. Basta para ello con ceñirse a la ortodoxia nacionalista, aprendida desde los medios de comunicación, las cátedras universitarias, las fundaciones y los círculos de sociabilidad controlados por el partido. Por debajo del nivel representado por este individuo hay otro mucho más amplio del que el PNV tira para cubrir puestos de menor categoría profesional. Del mismo modo que por encima de ese nivel también queda uno superior, pero ya mucho más restringido, destinado a un selecto grupo de cargos del tipo de Alcaldes de las tres capitales, Diputados Generales, Diputados Forales y Consejeros y Viceconsejeros del Gobierno vasco. No obstante, los puestos ocupados por la persona que vamos a utilizar como ejemplo, suelen estar muy bien remunerados, al tratarse de sociedades públicas cuyos directivos se pueden cotizar al nivel de un parlamentario vasco, si no más.
Hablamos, como digo, a título de ejemplo ilustrativo y clarificador, de Xabier Ormaetxea Garai (Bilbao, 1961). Para empezar, si usan la inteligencia artificial para que les diga algo de él, empieza con que es un profesional independiente. Pero así empezamos mal ya que eso no tiene nada que ver con la realidad.
Lo mejor es acudir al portal de transparencia de la institución donde hasta hace unas semanas ha ejercido como consejero. Me refiero a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, dependiente del Ministerio de Economía. Los consejeros de dicha Comisión, según dicho portal de transparencia, cobran algo más de 150.000 euros al año, es decir unos 10.700 euros en 14 pagas. El ministro de Economía actual, Carlos Cuerpo, firmó el cese como consejero de Xabier Ormaetxea, por finalización de mandato, con fecha de 28 de enero de este año 2025. Se supone, por tanto, que Xabier Ormaetxea está ahora a la espera de destino o quizás ya está en un destino nuevo y no nos hemos enterado todavía.
El caso es que venía siendo consejero de la citada Comisión por representación del PNV, desde cuando ejercía como consejero de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones, entre 2011 y 2013. Este último año fue cesado por el gobierno de Mariano Rajoy que se dispuso a realizar una reestructuración de los órganos reguladores. Pero Xabier Ormaetxea recurrió la decisión ante los tribunales por despido improcedente, y tras pasar el recurso por el Tribunal Europeo y por el Tribunal Supremo de España, le dieron la razón y le tuvieron que readmitir en 2017, a la por entonces ya Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia donde ha permanecido hasta ahora. La sentencia también obligaba a indemnizarle por lo no cobrado más los intereses. El caso es que al tener que ser readmitido en 2017, el PNV quiso hacer valer que era readmitido por sentencia judicial, no por representación partidista, para de ese modo poder poner a otro consejero en representación del partido. No sabemos en qué quedó la cosa, pero, al menos, intentarlo lo intentaron.
Lo que no sabemos es cómo se materializó el cobro de las indemnizaciones por despido improcedente, porque el caso es que Xabier Ormaetxea entre 2013 y 2017 no estuvo de brazos cruzados, que se dice. Durante ese periodo fue Director-Gerente de las Sociedades Públicas: Arratiako Industrialdea, S.A., Bizkaia Sortaldeko Industrialdea, S.A., Busturialdeko Industrialdea, S.A., Abanto Zierbeneko Industrialdea, S.A. y Consejero Delegado de la Sociedad Ibarzaharra, S.A. Todas ellas sociedades públicas dependientes del Gobierno Vasco, naturalmente, como todas las que ha dirigido Xabier Ormaetxea. Las cuatro primeras fueron fusionadas dentro de un plan de redimensionamiento y racionalización del sector público, presentado por el entonces lendacari Iñigo Urkullu en agosto de 2013, que dejó entrever la cantidad de sociedades de este tipo dependientes del Gobierno Vasco, que pasaron entonces de 42 a 28, pero cuya reducción fue más aparente que real, puesto que el gasto que suponen para las arcas públicas apenas se redujo. Su gasto corriente disminuyó apenas 22 millones, pasando de 171 millones en 2012 a 148 en 2013. Y eso sin contar los 9 organismos autónomos, los 9 entes públicos de derecho privado, las 8 fundaciones del sector público y hasta un consorcio del sector público. Todas estas instituciones son dependientes del Gobierno Vasco y cuyo gasto corriente ascendía entonces a más de 1000 millones de euros (todos estos datos se pueden consultar en una información al respecto publicada en El Correo de fecha 11 de agosto de 2013, titulada “Una administración muy «social»”.
Pero vayamos al principio de todo. Xabier Ormaetxea estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Deusto, donde se licenció en 1987. Y ya un año antes de que se licenciara, entre 1986 a 1987, fue Asesor del Departamento de Promoción Económica de la Diputación de Bizkaia. Este es el primer destino que aparece en su hoja de servicios del Portal de Transparencia de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia bajo la rúbrica “Experiencia Profesional”. Una experiencia profesional que siempre aparece relacionada con su pertenencia al PNV.
Nada más obtener la licenciatura en Derecho, es decir, en 1987, pasa a ser Director-Gerente de Igorreko Industrialdea, S.A., sociedad pública dependiente del Gobierno Vasco, donde permanece hasta 1988.
En 1988 entra ya como parlamentario por el PNV, con la III legislatura ya iniciada tras las elecciones de 30 de noviembre de 1986, sustituyendo en el puesto a Eduardo Vallejo de Olejua, que había salido elegido por Vizcaya.
Y ahí está de parlamentario vasco durante nada menos que cinco legislaturas seguidas, hasta el año 2005. Estamos hablando de veintitrés años de parlamentario vasco.
A partir de ese año 2005 y hasta 2011 fue Director-Gerente otra vez, en esta ocasión de Arratiako Industrialdea, S.A., que, como ya sabemos, es otra sociedad pública dependiente del Gobierno Vasco.
Y a partir de 2011 pasa a ser Consejero de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones, como vimos más arriba, hasta 2013 y luego, desde 2017 hasta 2025, en la de los Mercados y la Competencia con la que se había fusionado la anterior. O sea, unos diez años de consejero, a razón de 150.000 euros al año, al menos en el último periodo, el más largo. Pero recordemos que el intervalo en el que estuvo, entre 2013 y 2017 como director-gerente de sociedades públicas del Gobierno Vasco luego le fue compensado por sentencia de los tribunales, por despido improcedente, restituyéndole su sueldo de consejero, con intereses. No sabemos cómo se solventó esto a efectos prácticos: si devolvió lo cobrado como director general entre 2013 y 2017 porque el sueldo de consejero era mayor o qué pudo pasar ahí.
Digamos, por último, para ser lo más precisos posible, que no todo son puestos de parlamentario o de gestión de sociedades públicas derivados de su pertenencia al PNV. En 2001, siendo parlamentario vasco, puso en marcha la Fundación Ekialde de ayuda a Ucrania y otros países del Este de Europa. Llama la atención que, entre los miembros de esta fundación, según consta en su página web, hay gente muy conocida en los medios de comunicación por diversos motivos. Por ejemplo, está María Tato, cuya trayectoria es conocida como dirigente de la sección femenina de fútbol del Athletic, en los tiempos de Aitor Elizegi como presidente. De ahí pasó a la Federación Española de Fútbol y últimamente ha tenido algunos episodios llamativos en cuanto a su papel en la organización del Mundial de Fútbol de 2030 en Marruecos, Portugal y España. También está en esa fundación un personaje curioso como Juan José González, vexilólogo, especialista en diseñar banderas y escudos, que ha ofrecido sus servicios a muchos municipios, casi todos de Vizcaya, la mayoría, por no decir todos, controlados por el PNV, para elaborar sus enseñas municipales. Vemos así el modo en que una fundación con una finalidad altruista y de ayuda a países desfavorecidos puede servir también como nexo de relación para personas vinculadas con las instituciones públicas y entidades de todo tipo controladas por el Partido Nacionalista Vasco.
Y un dato más, para terminar. Dijimos al principio que este abogado bilbaíno al que nos estamos refiriendo aquí como ejemplo de alto cargo del PNV, tenía una preparación un poco superior a la media en su partido, que le permitía incluso entrar en liza para dirimir la condición ideológica de nada menos que Miguel de Unamuno. Digamos que a esa formación académica debieron contribuir, sin duda, sus estudios de Máster de Historia Contemporánea, realizados en la Universidad del País Vasco en 2012, y que, según el portal de la transparencia de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que venimos consultando, coinciden en el tiempo con el periodo en que ejercía como consejero de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones de España entre 2011 y 2013.
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