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Pedro Chacón
Sábado, 31 de Mayo de 2025 Tiempo de lectura:

El pervertido uso de Euskal-Herria por el nacionalismo vasco

A raíz de la polémica levantada con la decisión del rector de la Universidad del País Vasco de quitar la sigla UPV para dejar solo la de EHU, que hace referencia a Euskal-Herriko Unibertsitatea, cuyo significado literal es Universidad del Pueblo Vasco, cabe hacer varias consideraciones de carácter histórico y político que me parecen de primera magnitud.

 

La primera de todas es la de lo inapropiado que resulta hablar de Euskal-Herriko Unibertsitatea para referirse a una universidad como es la de la Comunidad Autonóma Vasca, utilizando un término que en eusquera sobrepasa los límites de dicha comunidad puesto que hace referencia a una comunidad cultural que se compone de la actual Comunidad Autónoma Vasca, pero también de Navarra y del País Vasco francés. Teniendo en cuenta que estas dos últimas entidades territoriales ya cuentan con sus propias universidades, tanto la Universidad Pública de Navarra como la privada Universidad de Navarra, para el caso del Viejo Reino, y la Universidad de Pau y los Países del Adour para el caso del País Vasco francés, que tiene su sede principal en Pau, capital administrativa del Departamento francés de Pirineos Atlánticos, situada fuera del País Vasco francés, en territorio del Béarn, y que cuenta además con subsedes en Bayona-Anglet, Tarbes (Altos Pirineos) y Mont-de-Marsan (Landas).

 

Por lo tanto, hablar de Euskal-Herriko Unibertsitatea para referirse a la Universidad de la Comunidad Autónoma Vasca resulta completamente inapropiado desde el punto de vista histórico, cultural y administrativo. Y es llamativo que nadie nunca haya dicho nada al respecto. Supongo que por mantener la fiesta en paz. Pero claro, ahora que el rector dice que la única sigla para la Universidad del País Vasco va a ser la de EHU, pues ha llegado la hora de decir algo.

 

Vaya por delante el hecho de que la Universidad del País Vasco, con campus repartidos en Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, es un caso único dentro de las universidades españolas, incluso en regiones históricas como Cataluña o Galicia. En efecto, en la Universidad del País Vasco se ha laminado la existencia de provincias vascas que podrían tener sus propias denominaciones universitarias. Podría haber perfectamente una Universidad de Vizcaya, una Universidad de Guipúzcoa y una Universidad de Álava. Teniendo en cuenta que en España existe una Universidad de Ávila y hasta una Universidad de Elche, que no es siquiera capital de provincia.

 

La Universidad del País Vasco ejercería, por tanto, el papel simbólico y sobre todo político de ariete del nacionalismo contra la existencia de las provincias vascas que conforman el País Vasco, que cuentan con una historia singular avalada por sus fueros respectivos y sobre las que el Gobierno y el Parlamento vascos han ejercido una labor unificadora y centralizadora que no responde a la tradición vasca. Ha sido el nacionalismo vasco el que sistemáticamente ha querido desproveer a las provincias vascas de su identidad histórica en aras de una identidad vasca que las englobaría a todas ellas, lo que va en contra de la realidad foral del país. Y la Universidad del País Vasco ha respondido perfectamente a este objetivo laminador, unificador y antihistórico respecto de las provincias vascas.

 

Pero es que hay más. Cuando vamos al uso inapropiado que se le ha dado al término Euskal-Herria por parte del nacionalismo vasco no tenemos por más que referirnos al actual Estatuto de Autonomía Vasco aprobado el 25 de octubre de 1979. En su primer artículo se dice lo siguiente: “El Pueblo Vasco o Euskal-Herria, como expresión de su nacionalidad, y para acceder a su autogobierno, se constituye en Comunidad Autónoma dentro del Estado Español bajo la denominación de Euskadi o País Vasco, de acuerdo con la Constitución y con el presente Estatuto, que es su norma institucional básica”. De modo que aquí tenemos de nuevo el uso espurio del término Euskal-Herria en la norma institucional básica de nuestra comunidad autónoma, ya que, al contrario de lo que podría ocurrir en otros casos de Estatutos de Autonomía en España, en el País Vasco, cuando se dice pueblo vasco y se traduce por Euskal Herria se está apelando a una entidad territorial de tipo cultural e histórico que trasciende las fronteras del País Vasco autonómico y esto en manos del nacionalismo tiene unas implicaciones políticas a las que no podemos ser ajenos.

 

El tema viene de cuando se aprobó el Estatuto, naturalmente. Se introdujo el término “pueblo vasco o Euskal-Herria” y parece ser que quienes no sabían eusquera ni estaban familiarizados con la historia del nacionalismo dieron por bueno el término en eusquera pensando que se referían con él a los habitantes de la futura comunidad autónoma vasca. Cuando el nacionalismo sabe muy bien que ese término se refiere a los que ellos llaman siete territorios que integran a Euskal-Herria y en ningún caso reducidos a las tres provincias vascas.

 

Pero el término “coló”. Y vaya que si coló. En la discusión para la aprobación del Estatuto, ninguno de los grupos que recurrieron el artículo primero, ni siquiera la Fuerza Nueva de Blas Piñar, reparó en la trampa. Todos se fijaron en otra cosa.

 

En efecto, la redacción del artículo 1 en el anteproyecto de Estatuto Vasco decía: “Artículo 1.1 El Pueblo Vasco o Euskal-Herria, como expresión de su realidad nacional y para acceder a su autogobierno, se constituye en Comunidad Autónoma bajo la denominación de Euskadi o País Vasco, de acuerdo con la Constitución y con el presente Estatuto que es su norma institucional básica. 1.2. Los Poderes del País Vasco emanan del pueblo”.

 

Los miembros de la comisión destinada a estudiar la constitucionalidad del anteproyecto en el Congreso estimaron que el punto 1.2 quedaba fuera de lugar, por la posible colisión con el concepto de pueblo soberano español. Y dicho punto quedó suprimido en el texto final. Así como la expresión referida a la “realidad nacional” en el punto 1.1, que podía hacer referencia a una realidad nacional distinta de la española. Pero lo que quedó fue la expresión “Euskal-Herria” como sinónimo de “Pueblo Vasco”, cuando todos sabemos que “Euskal-Herria” se refiere a un concepto cultural e histórico que engloba al País Vasco así como a Navarra y el País Vasco francés.

 

También quedó ahí la expresión Euskadi como sinónimo de País Vasco, cuando el nacionalismo que la inventó la hacía equivalente a Euskal-Herria solo que desde el punto de vista racial. Pero a nosotros no nos preocupa nada en este momento la expresión Euskadi, que no tiene ninguna historia ni ningún valor cultural, comparada con la de Euskal-Herria que sí lo tiene y a la que vino el nacionalismo a pervertir y desfigurar como ha hecho. Y eso sí que nos importa.

 

No olvidemos que la expresión Euskal-Herria es la históricamente vigente en la cultura vasca y que fue utilizada sobre todo por la cultura de los llamados éuskaros (me remito al libro Los euskaros en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, de Ladislao de Velasco, de 1879), que vieron en ella la expresión viva de una realidad cultural vertida en ambas estribaciones de los Pirineos y que ellos la utilizaban con el amor y la sabiduría que da la historia. Desde el propio Axular, que fue quien la utilizó primero en el prólogo de su obra Guero (Burdeos, 1643), en eusquera batúa escrito Gero, y donde hace una descripción de las provincias que la componen y deja bien claro (en la parte de la cita que los nacionalistas nunca recogen) que al sur de los Pirineos es España y al norte Francia.

 

Los éuskaros consideraron Euskal-Herria su patria chica, del mismo modo que consideraron España su patria grande, sin contradicción de ningún tipo, y eso es lo que el nacionalismo nunca pudo soportar. Pero la historia es tozuda y dice la verdad. La revista Euskal-Herria de San Sebastián, que se publicó entre los años 1880 y 1918 es la expresión viva de esa cultura histórica híbrida vasca y española y se puede consultar en red, a través del fondo de la Biblioteca Koldo Mitxelena de San Sebastián, para comprobar lo que estoy diciendo. Allí podremos ver cómo en sus páginas se reproducen retratos de los reyes españoles, incluido Alfonso XIII, de escritores españoles como Cervantes y Calderón, a los que admiraban los éuskaros, y de todos los episodios de la historia vasca en la que sus protagonistas culminaron gestas históricas que quedaron en los anales de la historia de España, como todo lo que tiene que ver con el descubrimiento y conquista de América.

 

Pero estas consideraciones de tipo histórico y cultural está claro que eran desconocidas para prácticamente todos los miembros de la Comisión que estudió en el Congreso en 1979 la constitucionalidad del Estatuto de Autonomía presentado por los representantes vascos, mayoría de nacionalistas, que sí sabían, como digo, lo que significaba eso de Euskal-Herria ahí metido de manera harto inapropiada y con un sentido ideológico y político que nunca tuvo hasta que llegó ese malhadado nacionalismo que tanto daño nos ha hecho y nos está haciendo.

 

De todas formas, es que me extraña tanto que ahí no hubiera nadie que se diera cuenta de lo que pasaba. Porque en la Comisión que estudió el Estatuto de Autonomía vasco estaban personalidades como Marcelino Oreja Aguirre por la parte vasca y José María de Areilza por la parte del Congreso de los Diputados, ninguno de los dos nacionalistas y que podrían haber advertido el significado que los nacionalistas estaban metiendo ahí con el empleo espurio de “Euskal-Herria”. Recordemos cómo quedó ese artículo 1 del Estatuto de Autonomía Vasco: “El Pueblo Vasco o Euskal-Herria, como expresión de su nacionalidad, y para acceder a su autogobierno, se constituye en Comunidad Autónoma dentro del Estado Español bajo la denominación de Euskadi o País Vasco, de acuerdo con la Constitución y con el presente Estatuto, que es su norma institucional básica”.

 

O sea que Euskal-Herria se convertía solo en la Comunidad Autónoma Vasca, dejando aparte el resto de sus territorios de referencia. Menuda monstruosidad política que engendraron aquí los ponentes del Estatuto. Porque es que no había ninguna necesidad de apelar ahí al pueblo vasco como Euskal-Herria. En todo caso se podría haber especificado como “el pueblo vascongado”, ya que ese sí se refiere al pueblo de las tres provincias vascas y a nada más. Unos a conciencia, como los nacionalistas, que esperaban incorporar a Navarra, supongo, pero siempre tendrían que dejar aparte el lado francés de Euskal-Herria, con lo que supone de desnaturalización y falseamiento del término cultural e histórico. Otros, todos los demás, por tener la fiesta en paz, supongo.

 

Navarra, por ejemplo, en la norma que rige su autonomía, llamada Ley de Amejoramiento de 1982, dice: “Navarra constituye una Comunidad Foral con régimen, autonomía e instituciones propias, indivisible integrada en la nación española y solidaria con todos sus pueblos”.

 

A nadie se le ocurrió, a la hora de elaborar la ley navarra, redactar su artículo 1 diciendo: la parte del pueblo vasco o Euskal-Herria que no se constituyó en Comunidad Autónoma vasca lo hizo en comunidad foral de Navarra. Y aún queda otra parte que está allende los Pirineos que no quiere saber nada de todo esto y que prefiere seguir estando como está. Pero nada de eso aparece en la ley de Navarra, sino solo Navarra.

 

El imperialismo solo aparece por el lado del País Vasco y protagonizado por el nacionalismo. Es por eso que cuando la Universidad del País Vasco quiere poner como única sigla de referencia la de EHU e intenta justificarlo diciendo que es para que no se confunda con la Universidad Politécnica de Valencia, no sabe hasta qué punto está metiéndose en un jardín. Bueno, o no sabe hasta qué punto le está echando geta al asunto, como si los demás fuéramos gilipollas. Es un poco, visto así, lo mismo que hicieron los nacionalistas con el tema del Estatuto de Autonomía vasco, colando el término “Euskal-Herria”.

 

Hemos podido comprobar así que el empleo de Euskal-Herria para referirse a la Universidad del País Vasco solo tenía sentido si se utilizaba detrás de la UPV que se refería solo al País Vasco, como desiderátum romántico, si se quiere, de una cultura vasca que tenía el referente de Euskal-Herria como únicamente cultural e histórico. El actual rectorado, al querer utilizar ese término en solitario para referirse a la UPV, le está dando un significado político, lo quiera o no, un significado político que además es inadecuado, por desmesurado y por imperialista: nunca la Universidad del País Vasco, salvo en el plano meramente simbólico o evocador, como ya hemos dicho, puede pretender situarse por encima del resto de universidades actualmente existentes en lo que se considera la Euskal-Herria histórica y cultural.

 

Además, el rector ha salido diciendo, cuando escribo este artículo, que solo se ha hecho eso del cambio de siglas para no confundirse con la UPV valenciana, porque dice que cuando se citan desde fuera los trabajos de investigadores de la UPV-EHU corren el riesgo de redirigirse hacia la UPV. Curioso que desde que existe la UPV-EHU en 1980 hasta hoy no se haya reparado en este problema con semejante radicalidad. Y curioso, sobre todo, que los investigadores de la UPV valenciana no hayan tenido nunca tampoco ese mismo problema. Porque si se redirigen los trabajos hacia la sigla UPV, lo mismo se habrán podido redirigir erróneamente tanto en un sentido como en el otro, vamos, digo yo. El caso es que desde la UPV valenciana nunca vieron ningún problema en una coincidencia que siembre se solventó, para el caso vasco, con la doble sigla. Y además resulta que la UPV valenciana, sin desmerecer en ningún caso, tiene menos estudiantes que la UPV-EHU y es solo una de las seis universidades públicas de la Comunidad Valenciana, que cuenta con la Universidad de Alicante, la de Elche, la de Castellón y tres en la provincia de Valencia (entre ellas la UPV), aparte de otras tantas privadas.

 

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