La decisión que cambia Oriente Medio: Estados Unidos bombardea Irán
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Era la madrugada del sábado 21 de junio de 2025 cuando el cielo iraní se llenó de bombas estadounidenses. Donald Trump confirmó que Estados Unidos lanzó un ataque contra tres instalaciones nucleares del régimen iraní. Se trató de las centrales de Fordow, Natanz e Isfahan. En cuestión de horas, la superpotencia mundial había cruzado una línea roja que llevaba décadas evitando: el bombardeo directo del programa nuclear de la República Islámica.
"Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra las tres instalaciones nucleares de Irán, incluidas Fordow, Natanz y Esfahan", anunció Trump en su plataforma Truth Social, confirmando lo que muchos analistas consideran la escalada más peligrosa en Medio Oriente desde la invasión de Irak en 2003.
Para entender esta decisión transcendental, hay que remontarse unos días atrás, al 13 de junio de 2025, cuando Israel inició una campaña militar masiva contra Irán. Israel lanzó un ataque militar el 13 de junio dirigido al programa de enriquecimiento nuclear de la nación y matando a varios líderes senior. Lo que comenzó como una operación israelí unilateral se transformó, en apenas ocho días, en una guerra regional con Estados Unidos como protagonista.
Durante esa primera semana, el mundo fue testigo de un intercambio devastador de misiles y bombardeos. Al menos 24 personas en Israel y 224 personas en Irán han muerto en ataques desde el 13 de junio, según reportes oficiales, aunque las cifras reales podrían ser mucho mayores.
Trump había intentado, durante dos meses, un acercamiento diplomático sin precedentes con Teherán. La administración de Trump hizo un esfuerzo fallido de dos meses, incluidas negociaciones directas de alto nivel con los iraníes, dirigido a persuadir a Teherán de que redujera su programa nuclear. Pero esas conversaciones se desmoronaron cuando comenzaron los bombardeos israelíes.
El presidente había dado públicamente a Irán un ultimátum: dos semanas para negociar. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo el jueves que Trump planeaba tomar su decisión sobre los ataques dentro de dos semanas. En su lugar, atacó solo dos días después. Esa promesa de tiempo resultó ser una ilusión.
La razón técnica detrás de la intervención estadounidense residía en una realidad militar brutal: solo Estados Unidos poseía las armas capaces de destruir las instalaciones nucleares más profundas de Irán. Por su ubicación subterránea, a cientos de metros bajo tierra, ha sido considerada durante años prácticamente impenetrable a bombardeos convencionales.
La instalación en Fordow, la más avanzada de Irán, está construida dentro de una montaña y se cree que está a salvo de cualquier bomba excepto la GBU-57 Massive Ordnance Penetrator de Estados Unidos, un arma "rompe-búnkeres". Israel había solicitado explícitamente estas armas, reconociendo sus propias limitaciones.
Dos altos funcionarios del Departamento de Defensa confirmaron a CBS News que tres bombarderos B-2 estadounidenses fueron utilizados para atacar Fordow en las primeras horas del domingo hora local, con cada uno de esos B-2 armado con 2 bombas "rompe-búnkeres" producidas en Estados Unidos conocidas como GBU-57 Massive Ordnance Penetrators, o MOPs. El ataque también incluyó 30 misiles Tomahawk lanzados por submarinos de la Marina estadounidense.
En los pasillos de la Casa Blanca, Trump se reunió con su equipo de seguridad nacional en la Sala de Situación. El encuentro duró más de una hora. Allí, rodeado de sus principales asesores, tomó la decisión que alteraría para siempre el equilibrio de poder en Medio Oriente.
Trump parece haber hecho el cálculo, a instancias de funcionarios israelíes y muchos legisladores republicanos, de que la operación de Israel había suavizado el terreno y presentado una oportunidad quizás sin precedentes para retrasar el programa nuclear de Irán, tal vez permanentemente.
En una dirección histórica desde la Casa Blanca, el presidente Trump llamó a la operación un "éxito militar espectacular" y afirmó que los sitios clave de enriquecimiento de uranio de Irán "han sido completa y totalmente obliterados". Flanqueado por el vicepresidente Vance, el secretario de Estado Marco Rubio y el secretario de Defensa Pete Hegseth, Trump declaró al mundo que una nueva era había comenzado.
"Irán, el matón de Medio Oriente, ahora debe hacer la paz", dijo Trump. "Esto no puede continuar. Habrá paz o habrá tragedia para Irán mucho mayor de lo que hemos presenciado en los últimos ocho días", advirtió el presidente.
La decisión de Trump generó una tormenta política inmediata en Washington. Varios miembros del Congreso de ambos partidos cuestionaron la legalidad del movimiento de Trump. Los demócratas fueron particularmente críticos, con la representante Alexandria Ocasio-Cortez, demócrata de Nueva York, llamando a la decisión de Trump de atacar Irán sin autorización "absoluta y claramente motivos para un juicio político".
Incluso algunos republicanos expresaron dudas constitucionales. El representante Warren Davidson, republicano de Ohio, quien usualmente se alinea con Trump, dijo en X: "Aunque la decisión del presidente Trump puede resultar justa, es difícil concebir una justificación que sea constitucional".
Las reacciones internacionales fueron inmediatas y divididas. Netanyahu, en sus primeros comentarios públicos sobre los ataques estadounidenses, felicitó a Trump por su "decisión audaz de atacar las instalaciones nucleares de Irán con el poder asombroso y justo" del ejército estadounidense. La decisión "cambiará la historia", dijo Netanyahu.
Sin embargo, varios países latinoamericanos han criticado los ataques estadounidenses contra Irán, mientras otros expresaron alarma y pidieron la paz.
La decisión de Trump de unirse a la guerra de Israel contra Irán escaló abruptamente el conflicto y parece empujar cualquier solución diplomática fuera del alcance. Irán había prometido tomar represalias si Estados Unidos se unía al asalto israelí, y las amenazas de una escalada mayor se ciernen sobre la región.
En las calles de Teherán, los residentes han experimentado "el sonido constante de los bombardeos" durante días. El gobierno iraní ha comunicado a los residentes de Teherán que las estaciones de metro estarán abiertas las 24 horas, los 7 días de la semana, para servir como refugios seguros ante los bombardeos israelíes.
La decisión de bombardear Irán marca un punto de inflexión en la presidencia de Trump y en la historia de Medio Oriente. Un presidente que llegó al poder prometiendo mantener a Estados Unidos fuera de costosos conflictos extranjeros ahora ha lanzado al país a una nueva guerra regional.
El ataque marca una escalada importante en la guerra floreciente entre Irán e Israel y llegó a pesar de años de promesas del presidente Trump de mantener a Estados Unidos fuera de otro conflicto de Medio Oriente.
La historia juzgará si esta decisión, tomada en cuestión de horas tras meses de diplomacia fallida, llevará a la paz que Trump promete o a la tragedia que muchos temen. Lo que es seguro es que el Medio Oriente, y el mundo, han entrado en una nueva era de incertidumbre donde las consecuencias de esta noche de bombardeos apenas comienzan a desplegarse.
Este reportaje se basa en información verificada de fuentes oficiales sobre los eventos del 21-22 de junio de 2025.
Era la madrugada del sábado 21 de junio de 2025 cuando el cielo iraní se llenó de bombas estadounidenses. Donald Trump confirmó que Estados Unidos lanzó un ataque contra tres instalaciones nucleares del régimen iraní. Se trató de las centrales de Fordow, Natanz e Isfahan. En cuestión de horas, la superpotencia mundial había cruzado una línea roja que llevaba décadas evitando: el bombardeo directo del programa nuclear de la República Islámica.
"Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra las tres instalaciones nucleares de Irán, incluidas Fordow, Natanz y Esfahan", anunció Trump en su plataforma Truth Social, confirmando lo que muchos analistas consideran la escalada más peligrosa en Medio Oriente desde la invasión de Irak en 2003.
Para entender esta decisión transcendental, hay que remontarse unos días atrás, al 13 de junio de 2025, cuando Israel inició una campaña militar masiva contra Irán. Israel lanzó un ataque militar el 13 de junio dirigido al programa de enriquecimiento nuclear de la nación y matando a varios líderes senior. Lo que comenzó como una operación israelí unilateral se transformó, en apenas ocho días, en una guerra regional con Estados Unidos como protagonista.
Durante esa primera semana, el mundo fue testigo de un intercambio devastador de misiles y bombardeos. Al menos 24 personas en Israel y 224 personas en Irán han muerto en ataques desde el 13 de junio, según reportes oficiales, aunque las cifras reales podrían ser mucho mayores.
Trump había intentado, durante dos meses, un acercamiento diplomático sin precedentes con Teherán. La administración de Trump hizo un esfuerzo fallido de dos meses, incluidas negociaciones directas de alto nivel con los iraníes, dirigido a persuadir a Teherán de que redujera su programa nuclear. Pero esas conversaciones se desmoronaron cuando comenzaron los bombardeos israelíes.
El presidente había dado públicamente a Irán un ultimátum: dos semanas para negociar. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo el jueves que Trump planeaba tomar su decisión sobre los ataques dentro de dos semanas. En su lugar, atacó solo dos días después. Esa promesa de tiempo resultó ser una ilusión.
La razón técnica detrás de la intervención estadounidense residía en una realidad militar brutal: solo Estados Unidos poseía las armas capaces de destruir las instalaciones nucleares más profundas de Irán. Por su ubicación subterránea, a cientos de metros bajo tierra, ha sido considerada durante años prácticamente impenetrable a bombardeos convencionales.
La instalación en Fordow, la más avanzada de Irán, está construida dentro de una montaña y se cree que está a salvo de cualquier bomba excepto la GBU-57 Massive Ordnance Penetrator de Estados Unidos, un arma "rompe-búnkeres". Israel había solicitado explícitamente estas armas, reconociendo sus propias limitaciones.
Dos altos funcionarios del Departamento de Defensa confirmaron a CBS News que tres bombarderos B-2 estadounidenses fueron utilizados para atacar Fordow en las primeras horas del domingo hora local, con cada uno de esos B-2 armado con 2 bombas "rompe-búnkeres" producidas en Estados Unidos conocidas como GBU-57 Massive Ordnance Penetrators, o MOPs. El ataque también incluyó 30 misiles Tomahawk lanzados por submarinos de la Marina estadounidense.
En los pasillos de la Casa Blanca, Trump se reunió con su equipo de seguridad nacional en la Sala de Situación. El encuentro duró más de una hora. Allí, rodeado de sus principales asesores, tomó la decisión que alteraría para siempre el equilibrio de poder en Medio Oriente.
Trump parece haber hecho el cálculo, a instancias de funcionarios israelíes y muchos legisladores republicanos, de que la operación de Israel había suavizado el terreno y presentado una oportunidad quizás sin precedentes para retrasar el programa nuclear de Irán, tal vez permanentemente.
En una dirección histórica desde la Casa Blanca, el presidente Trump llamó a la operación un "éxito militar espectacular" y afirmó que los sitios clave de enriquecimiento de uranio de Irán "han sido completa y totalmente obliterados". Flanqueado por el vicepresidente Vance, el secretario de Estado Marco Rubio y el secretario de Defensa Pete Hegseth, Trump declaró al mundo que una nueva era había comenzado.
"Irán, el matón de Medio Oriente, ahora debe hacer la paz", dijo Trump. "Esto no puede continuar. Habrá paz o habrá tragedia para Irán mucho mayor de lo que hemos presenciado en los últimos ocho días", advirtió el presidente.
La decisión de Trump generó una tormenta política inmediata en Washington. Varios miembros del Congreso de ambos partidos cuestionaron la legalidad del movimiento de Trump. Los demócratas fueron particularmente críticos, con la representante Alexandria Ocasio-Cortez, demócrata de Nueva York, llamando a la decisión de Trump de atacar Irán sin autorización "absoluta y claramente motivos para un juicio político".
Incluso algunos republicanos expresaron dudas constitucionales. El representante Warren Davidson, republicano de Ohio, quien usualmente se alinea con Trump, dijo en X: "Aunque la decisión del presidente Trump puede resultar justa, es difícil concebir una justificación que sea constitucional".
Las reacciones internacionales fueron inmediatas y divididas. Netanyahu, en sus primeros comentarios públicos sobre los ataques estadounidenses, felicitó a Trump por su "decisión audaz de atacar las instalaciones nucleares de Irán con el poder asombroso y justo" del ejército estadounidense. La decisión "cambiará la historia", dijo Netanyahu.
Sin embargo, varios países latinoamericanos han criticado los ataques estadounidenses contra Irán, mientras otros expresaron alarma y pidieron la paz.
La decisión de Trump de unirse a la guerra de Israel contra Irán escaló abruptamente el conflicto y parece empujar cualquier solución diplomática fuera del alcance. Irán había prometido tomar represalias si Estados Unidos se unía al asalto israelí, y las amenazas de una escalada mayor se ciernen sobre la región.
En las calles de Teherán, los residentes han experimentado "el sonido constante de los bombardeos" durante días. El gobierno iraní ha comunicado a los residentes de Teherán que las estaciones de metro estarán abiertas las 24 horas, los 7 días de la semana, para servir como refugios seguros ante los bombardeos israelíes.
La decisión de bombardear Irán marca un punto de inflexión en la presidencia de Trump y en la historia de Medio Oriente. Un presidente que llegó al poder prometiendo mantener a Estados Unidos fuera de costosos conflictos extranjeros ahora ha lanzado al país a una nueva guerra regional.
El ataque marca una escalada importante en la guerra floreciente entre Irán e Israel y llegó a pesar de años de promesas del presidente Trump de mantener a Estados Unidos fuera de otro conflicto de Medio Oriente.
La historia juzgará si esta decisión, tomada en cuestión de horas tras meses de diplomacia fallida, llevará a la paz que Trump promete o a la tragedia que muchos temen. Lo que es seguro es que el Medio Oriente, y el mundo, han entrado en una nueva era de incertidumbre donde las consecuencias de esta noche de bombardeos apenas comienzan a desplegarse.
Este reportaje se basa en información verificada de fuentes oficiales sobre los eventos del 21-22 de junio de 2025.