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Sábado, 09 de Agosto de 2025 Tiempo de lectura:
Un informe de Inteligencia revela que Europa ha confirmado la existencia de ovnis que desafían las leyes de la física

Lo que vuela y no entendemos: Crónica confidencial de una amenaza en el cielo europeo

[Img #28679]I. Noche sin nombre

 

Febrero de 2023. En el océano Pacífico, a 180 kilómetros de la costa californiana, la tripulación del USS Jackson registra una anomalía. En la pantalla infrarroja, un objeto blanco emerge del agua en línea recta y se eleva hasta perderse entre las nubes. No hay estela. No hay explosión sónica. No hay lógica.

 

—¿Eso es un misil? —pregunta un soldado, sin recibir respuesta.

 

No lo era.

 

En las horas siguientes, tres objetos más aparecieron, describiendo trayectorias imposibles. Uno giró en ángulo recto. Otro se mantuvo estático durante diez minutos contra un viento de 90 km/h. El cuarto desapareció en picado hacia el océano, sin impacto. Todos fueron captados por sensores múltiples: infrarrojos, radar, sistemas ópticos. No eran ilusiones. Y no eran humanos.

 

Aquel suceso fue documentado en un informe reservado del Departamento de Defensa de los EE. UU. Poco después, llegó a manos del Centro Europeo para la Política de Información y Seguridad (ECIPS), el servicio de inteligencia de la Unión Europea.

 

Lo que ocurrió después cambiaría la percepción de Europa sobre su propio cielo.

 

II. El archivo sellado

 

12 de mayo de 2025. Bajo la referencia 13052025TSD, ECIPS finaliza un informe confidencial de 30 páginas titulado Comprehensive Assessment of Unidentified Aerial Phenomena and Related Evidence. Clasificado para uso interno, su contenido es claro, directo, y demoledor:

 

“Los UAP (Fenómenos Aéreos No Identificados) constituyen fenómenos físicos reales, observados y registrados por múltiples sensores independientes. Sus capacidades tecnológicas no corresponden con ningún desarrollo conocido de ingeniería humana.”

 

[Img #28680]Por primera vez, una agencia europea admite oficialmente la existencia de objetos físicos que vuelan sin propulsión detectable, sin ruido, sin aerodinámica aparente, y con comportamientos que desafían las leyes de la física.

 

El documento es más que un catálogo de avistamientos. Es un grito silencioso desde las entrañas del aparato de seguridad continental. Incluye análisis técnicos, implicaciones estratégicas, riesgos civiles y, sobre todo, un diagnóstico incómodo: no sabemos qué son, pero están aquí.

 

III. El cielo invadido

 

Los ovnis no son una rareza de Hollywood ni patrimonio exclusivo del Pentágono. El informe europeo traza una cronología escalofriante: 1933, un disco metálico estrellado en el norte de Italia; 1946, "cohetes fantasma" sobre Suecia y Finlandia; 1952, radares colapsados por extrañas formaciones sobre Washington. Pero lo más grave es lo más reciente.

 

En 2004, el caso “Tic Tac” en la costa californiana: un objeto oblongo que ejecuta maniobras imposibles frente a cazas de la Marina. En 2014, pilotos de la Armada estadounidense reportan encuentros diarios con esferas metálicas que desafiaban el viento y burlaban los radares. En 2023, el USS Jackson lo confirma: los ovnis siguen operando. Cada vez más cerca. Cada vez más audaces.

 

Y en Europa, también.

 

Aunque el informe no detalla incidentes europeos recientes, fuentes anónimas de ECIPS han confirmado avistamientos cerca de instalaciones nucleares en Francia, sobrevolando el Mar del Norte y en espacio aéreo restringido en Rumanía. En todos los casos, los sistemas de defensa no pudieron interceptarlos.

 

IV. Física rota

 

Los ovnis violan todas las convenciones conocidas de vuelo:

  • Se desplazan a velocidades supersónicas sin generar explosión sónica.

 

  • Giran en ángulos rectos sin sufrir daños estructurales.

 

  • Se elevan verticalmente desde el mar o el suelo sin usar combustibles conocidos.

 

  • Permanecen en suspensión sin sustento aerodinámico.

 

  • Operan en grupo, de forma coordinada, sin comunicación visible.

 

  • Son transmedia. Pueden pasar del aire al interior de lagos o mares sin problemas evidentes.

 

Y lo hacen en silencio.

 

Según el informe:

 

“Estos objetos no emiten calor detectable, no muestran estelas de propulsión y no producen firma acústica. Su operación indica un mecanismo de desplazamiento ajeno a la combustión, la aerodinámica convencional o la propulsión reactiva.”

 

Si no usan motores ni alas, ¿qué los impulsa?

 

Una de las teorías más audaces sugiere el uso de manipulación gravitacional o energía del vacío cuántico. Tecnologías que, por ahora, solo existen en hipótesis académicas… o en sus manos.

 

V. ¿Quién está detrás?

 

El informe que maneja la Inteligencia europea explora cinco hipótesis. Una a una, las va descartando o considerando improbables:

 

1. Tecnología extranjera avanzada: Rusia o China. Posible, pero muy improbable. Ninguna nación ha demostrado capacidades similares, y su despliegue sin provocación carecería de lógica estratégica.

 

2. Proyectos secretos aliados: improbable. Estados Unidos niega tener tal tecnología, y el riesgo de usarla sin informar a Europa sería demasiado grande.

 

3. Fenómenos naturales: algunos casos podrían explicarse por ilusiones ópticas o eventos meteorológicos, pero no aquellos registrados por radar, vídeo e infrarrojos simultáneamente.

 

4. Errores de sensores: descartado por la coincidencia de múltiples sistemas.

 

5. Origen no humano o extraterrestre: no probado, pero “plausible”, según el lenguaje exacto del documento.

 

Plausible.

 

Esa sola palabra, en boca de la Inteligencia europea, basta para abrir un abismo.

 

VI. El precio del silencio

 

Durante décadas, los pilotos civiles que hablaban de estas cosas eran ridiculizados. Los controladores aéreos que reportaban anomalías eran relegados. Los periodistas que investigaban eran tildados de conspiranoicos.

 

Ahora, todo cambia. El ECIPS reconoce que las amenazas son reales. Que no hay protocolo. Que no hay defensa. Que no hay explicación.

 

Y que la desinformación, los bulos y los memes sobre alienígenas han sido funcionales: han desviado la atención, han servido de cortina de humo. La desinformación ha sido la mejor forma de tapar una verdad que nadie se atrevía a pronunciar en voz alta.

 

VII. Qué hacer cuando no sabes qué es

 

El informe de ECIPS no se limita a diagnosticar. Propone un plan de acción inmediato:

  • Crear una Fuerza de Intervención europea exclusiva para ovnis.

 

  • Unificar los protocolos de notificación civil y militar.

 

  • Instalar sensores multiespectrales en zonas estratégicas.

 

  • Financiar investigación en nuevas formas de propulsión y materiales.

 

  • Preparar a la opinión pública con campañas informativas veraces.

 

Porque la amenaza no es solo tecnológica o militar. También es psicológica, cultural, incluso teológica. ¿Qué ocurre con la visión humana del universo si se confirma que hay otros, que vuelan, que observan, que no responden?

 

VIII. El laboratorio del futuro

 

Europa planea un nuevo tipo de investigación científica. No con el escepticismo burlón de antaño, sino con seriedad estratégica. La ECIPS pide colaboración con la NASA, el Pentágono, universidades, empresas tecnológicas. Pero también reclama liderazgo propio.

 

Porque si hay tecnologías que rompen las leyes conocidas, Europa no puede quedar fuera. No solo por defensa. También por supervivencia.

 

“Estamos ante una encrucijada de ciencia, seguridad y civilización”, concluye el informe.

 

IX. Epílogo – El cielo ya no es lo que era

 

En una habitación sellada en Bruselas, un analista de ECIPS repasa por quinta vez el vídeo de infrarrojos del USS Jackson. Lo ve avanzar, detenerse, girar, desaparecer. Lo que ve no le deja dormir.

 

Europa ha roto el silencio. Ha reconocido que algo está ahí. Que no sabemos qué es. Que puede que no seamos los únicos. Que el cielo es otro desde ahora.

 

Y que ha llegado la hora de mirar hacia arriba… con los ojos abiertos.

 

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