“Cuando los españoles emigramos lo hicimos con un pasaporte, un contrato de trabajo, y nos pusimos a trabajar. A nadie se le hubiese ocurrido darnos un espacio en prensa para quejarnos después de llegar ilegalmente, sembrar de delincuencia sus calles, y seguir pidiendo a cargo del contribuyente”. “Laurent Sourisseau, actual director de Charlie Hebdo y superviviente de su matanza, califica de ‘colaboracionistas’ a todos esos estamentos que permiten y favorecen nuestra islamización”.

Alejandro Espinosa Solana

Autor del libro: ‘Hacia un Europa Islamizada’

1. Por dos veces en menos de un mes, El Correo daba voz a Zakariae Cheddadi El Haddad, un joven marroquí doctor en sociología por la Universidad del País Vasco (UPV), con bonitas palabras grandilocuentes pero vacías de contenido. Un discurso victimista, blanqueador que, como siempre, echa la culpa ‘al otro’ de los perennes males que aquejan a los fieles islámicos. En este caso, Cheddadi tiene el terreno abonado para culpar convenientemente a las trampas de la ‘extrema derecha’ sobre el islam. Además de tratarse del mismo cansino y machacón discurso oportunista de esas comunidades en Europa, es también un insulto a quienes votamos. No son las trampas de un partido las que lo aúpan en las urnas, si no nuestro hartazgo por el despilfarro de nuestros impuestos y el deterioro de los servicios públicos, la nueva violencia extranjera e inseguridad en nuestras calles, su falta de solidaridad económica y laboral con el país de acogida, y la progresiva islamización de nuestra sociedad.

Cheddadi sabe muy bien que esa supuesta convivencia a la que quiere aferrarse no existe ni ha existido a lo largo del último medio siglo en ningún país europeo con los musulmanes. Sí existen, por el contrario, sus guetos llenos de delincuencia, desempleo y odio al occidental; su constante confrontación y quejas, su incivismo, desmanes, y orgullosa marginalidad. Esa autosegregación les impide interrelacionarse con la población infiel, como hacen otros extranjeros en España. Bien sabe ese doctor que el islam europeo moderado al que alude ha sido imposible de construir por multitud de gobiernos en toda Europa a pesar de sus esfuerzos durante décadas, precisamente porque los musulmanes lo rechazan: el islam es islam, y pretender modularlo a nuestro gusto es un insulto para ellos. Apela a la libertad de culto de la que ellos ampliamente disfrutan en nuestros países para construir innumerables mezquitas, ocupar las calles y el espacio público con sus rezos, degollar corderos saltándose impunemente nuestras leyes, y reclamar sin descanso más y más derechos supuestamente vulnerados. Pero no dice que cualquier infiel sería perseguido y encarcelado por el más mínimo proselitismo religioso diferente al islam en cualquiera de sus países de mayoría musulmana.

Si un doctor en sociología debe saber todo esto ¿por qué nos lo oculta en sus artículos y entrevistas? Es la taqiyya: el engaño para salvar o defender su fe; en este caso para blanquearla y promocionarla entre los infieles. Ya advertía yo en otro artículo anterior en respuesta a sus falacias, que éste es el típico discurso de organizaciones islamistas como los Hermanos Musulmanes, infiltrados en nuestras sociedades occidentales. ¡Particularmente en las universidades!, como ocurre con Cheddadi. En ellas se van introduciendo astutamente, promueven la causa palestina como motor principal de su labor proselitista (da’wa), y fomentan el antisemitismo entre nuestros jóvenes. Con su eterno victimismo conquistan los corazones de muchos incautos de buena voluntad. Me pregunto si la UPV habrá sucumbido también a la tentadora financiación extranjera para emplear a este islamista disimulado, como ya ocurre en muchas universidades americanas y europeas. Pero ignoro cuáles puedan ser los favores o directrices que mueven a El Correo en su actitud cómplice. Desgraciadamente, con sus bonitas y estudiadas palabras, Cheddadi puede convencer a biempensantes desinformados que ignoran los verdaderos objetivos del islam en Occidente. Pero dudo que su director Óscar Villasante, o su jefa de opinión Encarni Bao -curtidos periodistas que me han negado repetidamente la posibilidad de contrarrestar los engaños del marroquí- ignoren la realidad detrás de las apariencias. Para rechazar mi colaboración, la Sra. Bao me argumentaba que El Correo favorece la “convivencia democrática”. Pero sin verdad no hay convivencia real, si no engaño e imposición: bien lo sabemos los vascos por aquellos años de silencio y plomo, Encarni.

2. Un periodista que merece consideración como Laurent Sourisseau, actual director de Charlie Hebdo y superviviente de su matanza, califica de ‘colaboracionistas’ a todos esos estamentos que permiten y favorecen nuestra islamización. La izquierda populista de Mélénchon recibe el suculento voto del 70% de los musulmanes de Francia. Ésta no ha sido la primera vez que El Correo se vende a un juego distractivo. En diciembre de 2022, tras las violentas e incívicas celebraciones en España y Europa por las victorias marroquíes en el mundial de Qatar, El Correo publicaba un infumable artículo ‘por encargo’. Su autor, Luis López, pretendía lavar aquellos actos vandálicos y, entre otras muchas ridículas mentiras, decía ¡que los marroquíes llegaban ahora a nuestro país con visado, estudios y nivel económico! … Madre mía … Eso sí: nos volvía a flagelar a los autóctonos por nuestros prejuicios contra los marroquíes, esta vez con la ayuda de las instituciones públicas vascas y de nuestros impuestos: Ikuspegi. ¿Qué os pasa a la prensa que llamáis ‘ultras’ a los vecinos afectados por la 2ª generación de marroquíes rebeldes e inadaptados, ocultáis las autorías extranjeras de los delitos, y dais más publicidad a un par de encapuchados que agreden levemente a un menaA que a la violación de una niña de 14 años por uno de ellos, que ni si quiera era menor? ¡Sois unos traidores vendidos al mejor postor arabo-musulmán! Si algún día esta deriva nos conduce a crecientes conflictos civiles e interétnicos en Europa por obligarnos a una convivencia imposible, deberemos exigir responsabilidades judicialmente a quienes ahora siembran nuestro sometimiento y defenestración en nuestra propia casa.

3. Pero en su entrevista, Cheddadi va más allá en su desfachatez: pide más políticas integradoras para marroquíes y musulmanes ¿Sabéis lo que eso significa? ¡Más dinero del contribuyente! No tienen suficiente con la manutención de sus 18.000  menas: mil millones de euros al año (150-165 euros/día) sin contar las consecuencias económicas de sus robos, violaciones, tropelías, reyertas, agresiones … mientras su gobierno nos sigue enviando a los desahuciados de su sociedad y gastándose hasta 12.000 millones de dólares anuales en armamento y espionaje. Cuando los españoles emigramos lo hicimos con un pasaporte, un contrato de trabajo, y nos pusimos a trabajar. A nadie se le hubiese ocurrido darnos un espacio en prensa para quejarnos después de llegar ilegalmente, sembrar de delincuencia sus calles, y seguir pidiendo a cargo del contribuyente. Pero vivimos en una sociedad trastornada en la que la ingente, pero oculta financiación arabo-musulmana, nos ha convencido de que lo blanco es negro, y lo negro, blanco. Y si lo denunciamos en nombre de una desaparecida libertad de expresión, somos xenófobos, racistas, islamófobos, buleros, fachas … ¡y nos arriesgamos a una denuncia penal por delito de odio a manos del propio Estado progresista!

4. Debo decirlo, aunque prefiera ignorarse: los inmigrantes musulmanes nunca serán 100% españoles ni europeos, pertenecen a la ummah y añoran e idealizan el país del que huyeron sus padres que, además, desconocen. Cualquier llamado de su rey vale más que todas las ayudas públicas recibidas de un país infiel durante años, que no pocos consideran un impuesto a los no creyentes (jizya), o su propia manera de hacer la yihad desplumando las arcas públicas occidentales. Una cosa que nunca se dice es que, de los marroquíes que cotizan, a una grandísima parte de ellos se les debe complementar sus bajos salarios -propios de sus empleos no cualificados- con ayudas y subsidios públicos debido a su numerosa prole que no pueden mantener. Más vivienda, transporte, bonos de comedor, sanidad, educación, (los macarrones de) Cáritas, … Lo que ahorran lo envían en remesas a Marruecos (en 2023: 1.400 millones de euros=0’09% de nuestro PIB), o dedican una parte al zakat, que muchas veces acaba financiando el terrorismo yihadista sin ellos saberlo.

Si necesitamos nuevos conciudadanos que contribuyan y participen en nuestro estado de bienestar y sociedad, debemos hacer una búsqueda proactiva: sobre todo, de ciudadanos afines, y quizás también cualificados. Que lleguen y colaboren, no que tengamos que gastar más dinero en su imposible integración, de lo que aportan.

5. No puedo extenderme en un espacio tan breve sobre las ansias expansionistas de nuestro chantajista vecino del sur en el Sáhara (ocupado y explotado; masacrados, torturados y huidos), en Ceuta, Melilla y Canarias. Sobre sus más de 100 mezquitas en España que funcionan a manera de antenas de su estado en nuestro territorio; sobre la instrumentalización de su diáspora (Enaam Mayara, abril de 2023) y nuestra paulatina desestabilización. Sobre su espionaje a gobiernos europeos y en el P.E. Sobre la Mocro Mafia en Bélgica, Países Bajos, Suecia y Dinamarca, Costa del Sol …; sobre la complicidad del majzén y del estado marroquí con el tráfico de drogas en el Estrecho. Sobre el terrorismo yihadista: más del 40% de los detenidos en nuestro país son marroquíes o sus descendientes ya españoles, y cada vez más jóvenes. En agosto de 2025 ya alcanzamos la cifra de detenidos en España durante todo el 2024. Sobre su rechazo a nuestra democracia -que es haram porque ellos son teocráticos-, pero de la que sin embargo se sirven para avanzar posiciones en nuestros países. Sobre su deseo de imponer la sharía en detrimento de nuestras leyes e instituciones. Sobre su actitud hacia homosexuales, judíos y mujeres ¡sobre todo las occidentales! y, en fin, hacia todo lo que no sean ellos mismos … ¡Seguid promocionando al enemigo en nuestra casa: Villasante, UPV e Ikuspegi!