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Jueves, 02 de Octubre de 2025 Tiempo de lectura:

Comic-Con Málaga: la prometida fiesta del pop terminó en un caos de reclamaciones masivas

[Img #28988]Lo que debía ser la gran cita cultural del otoño en Andalucía ha acabado convertido en un catálogo de quejas, reclamaciones y sospechas sobre la gestión municipal. La Comic-Con de Málaga, que el Ayuntamiento presume de haber congregado a más de 120.000 personas, ha dejado tras de sí un reguero de críticas que ponen en entredicho la capacidad de la ciudad para organizar eventos de esta magnitud.

 

Sí, hubo público. Pero el número de asistentes, lejos de ser un motivo de celebración, se transformó en un problema mayúsculo. Miles de visitantes denunciaron colas interminables, accesos colapsados y horas de espera bajo el sol para entrar en un recinto con un único acceso habilitado. El entusiasmo se convirtió pronto en frustración.

 

Dentro, la situación no mejoró. Faltaron sombras, puntos de agua y condiciones mínimas para una estancia digna. Las restricciones —que impedían entrar con comida o bebida— obligaron a pasar por caja en un recinto donde los precios fueron calificados como “abusivos”. Muchos asistentes, con entradas en la mano, ni siquiera pudieron acceder a paneles y firmas programadas.

 

Aunque el Ayuntamiento se apresura a negar un exceso de aforo, los testimonios coinciden: había demasiada gente para la capacidad real del recinto, con momentos en los que era prácticamente imposible moverse dentro de algunos espacios. La sospecha de que se vendieron más entradas de las permitidas planea sobre la organización y ha encendido la indignación de quienes quedaron fuera de actividades o soportaron aglomeraciones peligrosas.

 

FACUA y la OCU han recogido ya cientos de reclamaciones. Los afectados exigen la devolución del dinero de las entradas, compensaciones por gastos de viaje y alojamiento, e incluso indemnizaciones por el daño sufrido. La “gran fiesta del pop” se ha judicializado en los despachos de las asociaciones de consumidores.

 

La oposición municipal exige responsabilidades. El grupo Con Málaga habla de “caos absoluto” y pide una auditoría independiente que aclare el alcance económico y organizativo de la Comic-Con. La crítica es clara: el Ayuntamiento apostó por la propaganda de la asistencia masiva, sin prever que esa masificación era precisamente el origen de todos los males.

 

La Comic-Con deja una conclusión amarga: no basta con llenar titulares con cifras récord de público. Un evento cultural solo triunfa si respeta a quienes lo sostienen: los asistentes. Málaga deberá decidir si quiere seguir siendo escaparate de promesas huecas o si apuesta de verdad por organizar acontecimientos de calidad. De momento, lo ocurrido este año es más un aviso que un éxito.

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